Gracias al apoyo del felipismo y de un hombre ligado a Hugo Moyano, el intendente platense Pablo Bruera logró que el Concejo Deliberante le aprobara el Código de Ordenamiento Urbano luego de una polémica sesión en la que la oposición denunció pactos espurios.

Si bien el proyecto contaba con despacho de la Comisión de Planeamiento y hubiera podido aprobarse por mayoría simple y sin muchos sobresaltos la semana que viene, el oficialismo decidió intentar su aprobación en la sesión de ayer con los dos tercios de los presentes y lo consiguió tras algunas maniobras cuestionadas por parte del arco opositor.

Es que luego del mediodía, el bruerismo logró que se sentaran 15 de los 24 concejales que integran el cuerpo deliberativo, entre los que se encontraban dos felipistas y un denarvaísta, para declarar a dos personas como Ciudadanos Ilustres. Pero aprovechando que once de esos quince pertenecen al bloque oficialista, más la presencia del aliado Juan Lotúmolo, la presidenta de la bancada bruerista, Valeria Amendolara, pidió que se tratara el Código, ya que en ese momento contaban con los dos tercios de los presentes.

Efectivamente, el tratamiento del Código se aprobó y se pasó a un cuarto intermedio hasta las 21. En ese lapso interminable, llovieron acusaciones cruzadas entre los bloques de la oposición, que ya sea por sentarse en las bancas o ausentarse en el recinto, permitieron que se redujera el número de votos necesarios para conformar los dos tercios de los presentes.

Es decir que por un lado, si ningún concejal de la oposición se sentaba en un principio, el bruerismo no hubiera podido alcanzar el número suficiente para sesionar, ya que con Lotúmulo alcanza los 12 ediles y necesita 13 para el quórum. Y por otro lado, si los 24 concejales se sentaban a sesionar, el bruerismo hubiera necesitado la prácticamente inalcanzable cantidad de 16 concejales para llegar a los dos tercios y aprobar el tratamiento del Código.

Como sea, la táctica del homenaje le salió redonda al bruerismo, logró ingresar el proyecto y que la oposición se dividiera con durísimas acusaciones de por medio. Una de las denuncias más duras estuvo a cargo del referente de la Coalición Cívica, el diputado provincial Oscar Negrelli.

“El pacto espurio entre Pablo Bruera y Francisco De Narváez posibilitó el tratamiento sobre tablas para gestar la aprobación de un Código que busca el beneficios de unos pocos y no del vecino platense”, dijo Negrelli y amenazó con que “aquellos concejales que por acción u omisión se prestaron al juego perverso del bruerismo para el voto de un expediente a espaldas del vecino, deberán rendir cuentas de sus actos”.

La aprobación definitiva

Tras casi ocho horas de movimiento continuo y portazos en los pasillos de la Municipalidad, la sesión se reanudó y el bruerismo obtuvo la aprobación del Código con 15 votos a favor, 3 en contra y 6 ausencias.

Los votos a favor estuvieron a cargo de los 11 concejales brueristas más el aliado Lotúmolo, y dos votos de raigambre felipista, de Jacinta Tritten y Juan Pedro Cháves –cuñado de Felipe Solá-.

Extrañamente, el decimoquinto voto positivo fue del moyanista Miguel Forte, líder de los Camioneros platenses, que a pesar de oponerse en un principio, justificó su postura en defensa de la voluntad de los trabajadores.

Los votos negativos fueron los de los dos ediles alakistas, Teresa Urriza y Sebastián Tangorra, y el macrista Julio Irurueta.

En tanto que los 6 ausentes pertenecen al bloque del Gen, la UCR, Nuevo Encuentro y el Ari, además del denarvaísta José Ramón Arteaga, uno de los concejales que más se opuso al Código a lo largo del año, pero que sin embargo permitió que el proyecto ingresara ayer al mediodía.

Los ausentes, menos Arteaga, emitieron un comunicado en el que expresaron que “quedó claro que la reforma del Código de Ordenamiento Urbano es un negocio inmobiliario de algunos amigos del poder y no una herramienta para darle respuesta a las innumerables necesidades de los platenses".

El Código

Lo que queda en limpio tras una contienda política pocas veces vista en los últimos años en la La Plata, es que en la ciudad de las diagonales se podrán construir torres de 14 pisos en el microcentro, es decir, desde calle 1 a 13 y de 44 a 60. Por otro lado, se podrán construir hasta 10 plantas en la zona comprendida entre las calles 38 a 66 y de 1 a 19.

En los barrios (de calle 32 a 38 y de 66 a 72) se redujo el máximo de construcción a planta baja y dos pisos. Las alturas máximas sólo se permitirán a través de un sistema de premios por el uso de espacios verdes, la construcción de cocheras y otras variables urbanísticas.

También se permite el establecimiento de countries y clubes de campo a la vera de la ruta 2, aunque esto se modificó para que unas 1200 hectáreas que en un principio iban a estar destinadas a estos usos, sean utilizadas para la producción frutihortícola.

Por otro lado, se autorizó la instalación de industrias en los corredores de las avenidas 520, 44 y 90.