El misionero, Luis Viana, no fue el único senador que pegó el faltazo al asado en la Quinta de Olivos que organizó el Gobierno. El jujeño Guillermo Jenefes también mostró un signo de rebeldía hacia la Casa Rosada y se insinúa otra salida del bloque oficialista en la Cámara Alta que dejaría al Frente para la Victoria en una debilitada situación de 33 bancas.

Jenefes, como tantos legisladores que miran las angustiosas cuentas de sus provincias, había decidido votar a favor de una mayor coparticipación del impuesto al cheque. Una decisión que le costó un escrache en Jujuy.

La semana pasada su casa fue atacada con pintadas que lo llamaban “traidor”. Si bien no fue reivindicado por ningún sector, sus colegas de bloque se lo atribuyen a Milagro Sala y el grupo piquetero Tupac Amaru, mimado por el matrimonio presidencial. "Sabemos que la agresión vino de un sector del Gobierno", confirmó un senador kirchnerista, quien se mostró preocupado porque habló con Jenefes el jueves y dijo que lo notó "realmente muy enojado", con la Casa Rosada, según informó el diario La Nación.

Lo cierto es que si este gesto de Jenefes contra las órdenes de Rosada se concreta en una ruptura real con la bancada del Frente para la Victoria, el Gobierno perdería otro de sus senadores y quedaría con 33 bancas, a cuatro de las necesarias para conseguir quórum en una Cámara, donde oficialistas y opositores se encuentran en un ajustado empate.

Así Jenefes y Viana pasarían a engrosar las filas de los peronistas que no son “ni oficialistas ni opositores” como el pampeano Carlos Verna. Y, lo que más teme el Gobierno, podrían abrir las puertas para que otros senadores abandonen las filas kirchneristas.