Néstor Kirchner fue a la televisión pública para arremeter contra todos e insistir en un complot contra la gestión de su esposa.

En el programa "6,7,8" habló del "Partido Judicial", calificó de "horrendos" los fallos de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo que el viernes ratificó la expulsión de Martín Redrado al frente del Banco central, pero prohibió el uso de reservas para pagar deuda. Además, dijo que hay un complot entre el vicepresidente, Julio Cobos, el Grupo Clarín y algunos jueces contra la gestión de Cristina Kirchner. "Hay sectores que quieren derrotar al Gobierno antes de fin de año", señaló.

La emisión de ayer de 6, 7, 8, que fue grabada por la tarde, se extendió durante una hora y media en la que el ex presidente se mostró muy a gusto, informó el diario Crítica de la Argentina. La conductora del programa, María Julia Oliván, lo recibió con un halago. Dijo que la visita del diputado nacional sólo era comparable a la de Diego Armando Maradona. “Nunca hubo tanta gente”, aseguró.

Durante la charla, intercalada con informes al estilo TVR, el ex presidente sostuvo que la “conspiración de Cobos y Clarín es absolutamente real”. Sus declaraciones coincidieron con el título del primer bloque del programa: “Cobos, la oposición y Clarín”. Kirchner denunció que el CEO del holding, Héctor Magnetto, “es uno de los cerebros claros de este proceso de desestabilización” y relató algunos de los encuentros que mantuvo con él. “Duhalde me dijo que yo tenía que reunirme con Magnetto antes de asumir. Yo conversé con Magnetto antes de ser presidente”. Allí, Oliván se preguntó: ¿Dónde está el poder en un encuentro como ese, con un presidente débil y un empresario poderoso?”. “En 2007, Magnetto vino a verme otra vez –prosiguió el santacruceño– y me dijo que Cristina no podía ser presidenta porque era una mujer. Yo le expliqué que ésa era una decisión que iba a tomar el gobierno autónomamente”. Según aseguró Kirchner, la última vez que se reunieron Magnetto le dijo “casi imperativamente” que el Gobierno debía facilitar el ingreso del holding en Telecom. Allí, el CEO del Grupo habría sentenciado: “En mi empresa mando yo y se escribe lo que quiero yo”.

Más allá de la valoración sobre su contenido y calidad, 6, 7, 8 cumple su objetivo con creces: alienta a los abrumados militantes del kirchnerismo, que en su mayoría se desahogan frente al televisor, e irrita hasta límites insospechados al gran archipiélago opositor, que preferiría borrarlo del mapa de medios. El programa que produce Diego Gvirtz logró adaptar la exitosa fórmula de TVR al discurso político del oficialismo. La platea kirchnerista lo siente como la voz de los sin voz en un escenario que visualizan como de asfixia mediática. Pero la mayoría de los panelistas, que gusta descifrar las reglas implícitas de los medios, parece ajena a las que guían a la política. Quizás por eso, ayer el canal incorporó a su gerente de contenidos, el periodista económico de Página/12, Raúl Dellatorre.

Anoche, Kirchner explicó que la decisión de llevar a Julio Cobos como candidato a vicepresidente tuvo que ver con ampliar la base de sustentación del proyecto. “La decisión la tomamos en mi despacho con Cobos, el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, y el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Cobos era el único que no tenía reelección en su provincia. Después, se lo comentamos a Cristina y ella estuvo de acuerdo”. Allí, se produjo quizás el único momento en el que Kirchner se vio obligado a responder un cuestionamiento. Fue cuando Orlando Barone le preguntó si no era previsible que un dirigente como Cobos lo “traicionara”. “Con el diario del día después es fácil”, respondió el ex presidente. Y continuó: “Yo lo escuchaba a usted haciendo un planteo similar por la decisión de haber mantenido a Redrado en el Banco Central durante tanto tiempo. Alfonso Prat-Gay se fue porque quería poner dos directores de su confianza. En ese momento, cuando nosotros negociábamos una quita de la deuda de 70 mil millones de dólares, cuando la Argentina venía del default y nos tenían una desconfianza absoluta, ¿a quién iba a poner yo, Orlando?, ¿al flaco Kunkel? Hay que desdramatizar. Esto tiene que ver con la acumulación de poder y con las relaciones de fuerzas”.

Durante toda la emisión, el ex presidente elogió largamente a su esposa, sostuvo que lleva adelante un proceso de transformación que no se veía en la Argentina desde hace 50 años y, por primera vez en público, consideró un acierto haber designado a su esposa como sucesora. “Acá no hay Superman. Hubiera sido una solución coyuntural pero hoy pasados dos años sería un presidente sin reelección y muy debilitado”, opinó.

En la segunda parte, Kirchner hizo una defensa irrestricta del Fondo del Bicentenario: “No hacer lugar al Fondo del Bicentenario es un acto de absoluta irresponsabilidad”. Después, como su esposa, consideró que el momento de revisar la legitimidad de la deuda externa fue 1983. “Quién legitimó la deuda en la Argentina? El primer gobierno democrático”, dijo. Entonces, el santacruceño sumó un nuevo contrincante y le puso nombre: “el partido judicial”. “Los dos fallos del viernes último son horrendos, pero coinciden con los planteos de la oposición. Pero la Justicia se va a terminar renovando”, pronosticó. Fue sobre el final de un programa que, como lo deslizó ayer el ex presidente, cuenta entre sus seguidores incondicionales al propio Kirchner.