Muchos referentes de la oposición quieren que el golpe que recibió el kirchnerismo en la sesión preparatoria de Diputados sea sólo el preludio de un año de derrotas parlamentarias del Gobierno, al menos en lo que hace al reparto de poder en ambas Cámaras.

Y para perder el training, los radicales quieren que en enero, mes de poca actividad política, los jefes de las bancadas opositoras se reúnan en la costa bonaerense, para dar una nueva señal de unidad.

Con esa foto, además, pretenden presionar al Gobierno para que convoque a una sesión especial en febrero, en la que se trate el destino de los tres decretos de necesidad y urgencia firmados por la presidenta en diciembre.

Con esas medidas la presidenta vetó dos artículos de la reforma política, creó el fondo de 6559 millones de dólares para destinarlos al pago de la deuda, y pidió autorización para emitir bonos de la deuda en Estados Unidos.

Esas disposiciones podrían quedar firmes en enero, ya que, por estar de receso, en ese mes el Congreso no tratará los dos dictámenes firmados ayer por la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, encargada de dejar firmes los decretos del Ejecutivo.

Fueron despachos contrapuestos: los ocho legisladores oficialistas firmaron tres avalando los decretos, y los ocho opositores la misma cantidad pero pidiendo la nulidad de ellos.

Los recintos de ambas Cámaras deben decidir ahora cual de los dos sancionar, pero al no estar convocadas sesiones extraordinarias, para marzo, cuando deberían hacerlo, los decretos ya estarían firmes por haberse vencido el plazo previsto para que el parlamento se pronuncie, que caduca en los primeros días de 2010.

Por eso el radicalismo quiere que al menos el tratamiento de estos dictámenes se adelante a febrero. "Las cámaras del Congreso tienen la obligación constitucional y legal de analizar, en el mas breve tiempo posible, la validez o no de los decretos del Poder Ejecutivo", reclamó ayer el diputado radical Ricardo Gil Lavedra.

Lo mismo pidió el diputado mendocino Enrique Thomas, del peronismo federal. Pero ahora la UCR quiere una nueva foto opositora para fortalecer el reclamo, en la que también estén el Pro, la Coalición Cívica y las fuerzas de centroizquierda.

“El kirchnerismo quiere dividirnos con temas sensibles, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero tenemos que mostrar unidad para las cuestiones institucionales”, contó a LPO uno de los organizadores de la cumbre costera.

Una muestra de que ese objetivo está en marcha: para despejar dudas: los cupos reservados para la oposición en la comisión de Trámite legislativo recayeron en nombres bien alejados de la Casa Rosada.

Los tomaron cuatro radicales (los diputados Rubén Lanceta y Juan Pedro Tunessi, y los senadores Ramón Mestre y Luis Naidenoff), Thomas, de pasado cercano a Julio Cobos; la diputada Marcela Rodríguez, ligada a Elisa Carrió; el senador y ex gobernador de San Luis Adolfo Rodríguez Saá, y su par y también puntana Liliana Negre de Alonso.

“Imposible torcer alguno”, admitió un diputado kirchnerista ayer, antes de que se conforme oficialmente la comisión. Sólo eso les hubiera permitido elegir al presidente de la bicameral, y evitar que haya una conducción compartida.

La reunión antiK de enero también podría traer adelantos de dos proyectos que todas esas bancadas acelerarían en el comienzo de las sesiones ordinarias: la modificación de la composición del Consejo de la Magistratura, y cambios en la metodología de medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).