Néstor Lorenzo pedía cheques al portador a acreedores, testaferros y amigos y luego alguien, con la misma letra, escribía "Frente para la Victoria (ON)". Así lo reveló ayer el emisor de uno de esos cheques y dueño de Global Farmacy Gabriel Brito a la jueza electoral María Servini de Cubría.

Según Clarín, de esta forma, Brito, el testaferro del dueño de la droguería San Javier, Carlos Torres, y el ex agente de la SIDE Julio César Pose aportaron casi $1 millón de para la campaña presidencial de Cristina Kirchner en el 2007. Así, se buscaba saltar por encima de la ley de financiamiento electoral 26.215 que pone topes a las donaciones y prohibe los aportes anónimos.

Brito contó ayer, como testigo, a Servini que Lorenzo lo llamó por teléfono en el 2007 y le pidió cheques al portador por $ 310.000 que terminaron en la campaña de Cristina. Dijo que se los entregó a un motoquero de Lorenzo como una forma de compensar la deuda que tenía con el "droguero" y resistir la presión del pedido de quiebra de la cooperativa Vernet, que también manejaba Lorenzo, contra su pequeña firma. Una semana después del asesinato del empresario Sebastián Forza en el Triple Crimen de General Rodríguez, ocurrido el 13 de agosto del 2008, Lorenzo lo llamó para advertirle que sus cheques habían ido a parar a la campaña K. Forza también había "donado" $ 200 mil.

Según fuentes judiciales consultadas por Clarín, Brito le envió correos electrónicos a los responsables financiero y político de la campaña K, Hernán Diez y Sebastián Gramajo, dos dirigentes de trayectoria transparente, para quejarse porque la donación no fue por su voluntad. Ayer, Brito reconoció como propios esos emails que le mostró Servini.

Y afirmó que una nota en la que reconocía los fondos como propios la firmó bajo presión "ante una escribana pública en el despacho de Capaccioli". Dijo que fue el 11 de noviembre cuando Capaccioli, miembro de la junta promotora de la campaña K, renunció como titular de la superintendencia del servicio Salud -el órgano que debía controlar a Lorenzo- por las quejas de la ministra de Salud, Graciela Ocaña.