En menos de una semana, Aldo Rico pasó del kirchnerismo, al peronismo disidente y ahora, luego de ser rechazado por Felipe Solá y enfrentarse al ninguneo de Francisco De Narváez, lanza su juego en solitario respaldado en la figura de José Luís Barrionuevo.

Cuando todavía estaban calientes las repercusiones por su posible salto al peronismo disidente y su intención de sumarse a la boleta del empresario y el ex gobernador había tenido todas las quejas posibles, Rico se acercó personalmente a las oficinas del sindicato de gastronómicos, en Avenida de Mayo.

Ahí, en tan sólo un par de horas de reunión, cerró con el titular de la CGT Azul y Blanca una lista propia, con la que buscará ser diputado a partir del próximo 28 de junio.

Según pudo saber este medio, el acuerdo con Barrionuevo es un mensaje directo a De Narváez. Rico será candidato por el Partido Renovador, un partido que comanda Oscar Fernández pero que desde siempre fue controlado por el polémico dirigente de la carne, Silvio Etchehún, recordado como principal sospechoso de instigar el tiroteo en el sindicato de la carne que conduce Alberto Fantini. En ese partido hizo sus primeros pasos el hoy aliado de Mauricio Macri en Unión PRO.

Em la boleta –que en consonancia con el partido de Etchehún y la central obrera de Barrionuevo se llamaría “Partido Renovador Azul y Blanco”- lo secundaría Dante Camaño, secretario general de los gastronómicos y cuñado de Barrionuevo, quien busca la reelección en la Cámara Baja del Congreso Nacional.

En el peronismo disidente, mientras tanto, ya empiezan a tomar nota del acuerdo Rico-Barrionuevo. No son pocos los que especulan con que la confirmación de esta candidatura vaya en consonancia con una postura para seguir negociando. “Puede estar buscando forzar un acuerdo con De Narváez. Si se larga sólo, puede robarle algunos puntos directamente a la boleta De Narváez-Solá”, comentó en análisis un operador bonaerense.

Crónica de un candidato

Rico rompió con Kirchner cuando éste lo bajó de un palco en una visita San Miguel, donde el ex presidente decidió despegarse de la figura del ex carapintada, luego que desde el corazón del kirchnerismo –puntualmente, el diputado Carlos Kunkel- lo bancaran en la interna peronista para que gane la presidencia del PJ en su distrito.

Las groseras repercusiones de esta jugada K, que acabó incluso con dirigentes yéndose del kirchnerismo, derivó en que el ex presidente lo ninguneara y aumentara su apoyo al intendente, Joaquín de la Torre, un ex aliado de Rico hoy parado en la vereda opuesta.

Tras esto, Rico salió a anunciar su traspaso al peronismo disidente, pero principalmente desde el entorno de Felipe Solá lo despreciaron. Lo mismo ocurrió con los sondeos para integrar al frente al hoy preso y ex represor, Luís Pattí. Detrás de ambos nombre –el de Rico y el de Patti-, aparece una figura. Se trata del principal operador político de De Narváez, Alfredo Atanasof, que no ahora sino hace meses inició los contactos con los dos cuestionados dirigente.

El contacto Atanasof

Los que están en el interior del denarvaísmo, aseguran que Atanasof –dirigente estrechamente ligado a Eduardo Duhalde-, está dispuesto a sumar a cualquier dirigente que sume votos, sin hacer análisis, ni siquiera, de su prontuario.

Por esto, es que en octubre del año pasado viajó especialmente –si, viajó él y no recibió a algún interesado- a reunirse con emisarios de Patti en Escobar. La cumbre fue en oficinas privadas del pattismo y de carácter ultra secreto.

La fantasía era que, sin sumar al ex comisario en la lista por su perfil “piantavotos”, cerrar un acuerdo para que el PAUFE –partido fundado por Patti- preste su aparato para fiscalizar la primera sección electoral a cambio de lugares en las listas provinciales.

Incluso, había surgido un nombre femenino para la lista a nivel nacional, que luego no llegó siquiera a gestarse. Pero, en el conteo posterior, se dieron cuenta que era más lo que Patti restaba a nivel provincial que lo que ofrecía a nivel distrital. Por eso, desestimaron la posibilidad.

Con Rico hubo, incluso, un intermediario. El primer contacto del círculo de campaña de De Narváez con Rico lo canalizó Jesús Aizpuru, un ex diputado provincial de José C. Paz. Él fue quien lo acercó, aunque el contacto lo habría gestionado el propio Atanasof.

Quien bajó a Rico, ni bien empezó a tomar vuelo la noticia, fue Felipe Solá. Los dos viven un fuerte enfrentamiento político, que data de antes que Solá llegue a la gobernación bonaerense.

Rico venía de ser secretario de Seguridad del menemismo Carlos Ruckauf, quien llegó a la administración provincial impulsando la “mano dura”. Cuando Felipe finalmente fue gobernador, bajó línea: puso en ese cargo a León Arslanián, un prestigioso abogado “garantista”, quién además integró el tribunal que juzgó a las juntas militares de la última dictadura militar.