Daniel Scioli está dispuesto a ir a fondo para destrabar el conflicto con los docentes. Tras el rechazo a la última oferta, el gobernador bonaerense blanqueó sus sospechas por la actitud de los gremios. "Me llama la atención, me resulta extraño", dijo sobre la negativa a un aumento del salario básico del 30,9 por ciento.
Según revelaron fuentes del gobierno provincial a La Política Online, Scioli sospecha que detrás del paro -que hoy entró en su octavo día- hay un objetivo de desgastarlo políticamente y por eso analiza acciones para presionar a fondo al Frente Gremial Docente, integrado por FEB y Suteba.
LPO confirmó que la acción más fuerte que tiene decidida Scioli es congelarle los fondos al Frente Gremial si es que no acatan hoy mismo la conciliación obligatoria para que el lunes empiece el ciclo lectivo. En principio, se trataría de 60 millones de pesos que deben ser girados en estos días.
Para llevar a cabo esa medida, el gobernador pedirá la intervención del Ministerio de Trabajo de la Nación, a quien solicitará que envíe inspectores para corroborar el incumplimiento de la conciliación. Según denunciaron los gremios, la cartera provincial ya envió inspectores a algunas escuelas en los últimos días.
“Ya le avisamos al preceptor”, comentaron desde el sciolismo. El “preceptor” no es otro que el titular del Suteba, Roberto Baradel, hoy por hoy blanco de todas las críticas en la Casa del Gobierno provincial, donde lo señalan como el promotor de un operativo desgaste.
En el sciolismo empezaron a recordar los vínculos de Baradel con sectores ultrakirchneristas como el de Martín Sabbatella. El año pasado, el sindicalista se fue de vacaciones con una diputada provincial de Nuevo Encuentro. Además, remarcan que el titular de Suteba estuvo en varios actos encabezados por Cristina.
Es que cerca de Scioli creen que hay algo más que motivos salariales detrás del paro. En ese contexto, resurgen las sospechas de un operativo desgaste alentado por la Casa Rosada para desgastar al mandatario bonaerense, embarcado en su campaña presidencial, algo que siempre molestó al kirchnerismo.
El motivo fundamental de las suspicacias es que Nación congeló la paritaria nacional. Esa negociación debía funcionar como parámetro para las provincias. Pero el Gobierno la dilató a tal punto que terminó reuniéndose con los gremios nacionales a horas del inicio de las clases.
Ante esto, a las provincias no les quedó otra alternativa que empezar a negociar sin el parámetro nacional y sobre el filo del comienzo de clases. Peor aún, el parámetro lo marcaron distritos como Córdoba, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, que dieron aumentos por encima del 30 por ciento.
Esto se da en el marco de varias señales negativas que está recibiendo Scioli después de algunos meses de tregua. La principal señal fue el retiro de Gendarmería del Conurbano decidida imprevistamente por Nación. Además, la Rosada ordenó a sus legisladores frenar el tratamiento de la policía comunal.
Rechazo al paro
En las últimas horas, se conoció una encuesta de la consultora Aresco, de Julio Aurelio, que revela un altísimo nivel de rechazo a la medida de fuerza de los gremios docentes.
Según el trabajo de Aresco, el 73 por ciento de los consultados está “muy o bastante de acuerdo” con que “haya paritarias, pero sin suspender las clases”. En tanto, el 23,19 por ciento está “poco o nada de acuerdo” con esta opción, es decir que respaldaría el reclamo.
En ese contexto es que el vicegobernador Gabriel Mariotto anunció un proyecto para declarar a la educación como “servicio esencial” y que impida a los docentes paralizar el dictado de clases.
Desde el sciolismo dijeron a LPO que están de acuerdo con esa idea, pero entienden que no resolverá el problema este año aunque se apruebe en breve. Estiman que recién el año que viene podría ser una herramienta útil.
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