Opinión
Posdata
Por Cristian Ampudia
No conforme con saber que su posdata era violatoria de la ley y que se trataba de un franco desafío al INE, AMLO decretó que no la pasaría más en la conferencia de prensa matutina, porque el Instituto se la había prohibido.

Para nadie es un secreto que el Presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene una estrategia basada en el disimulo para obtener una ganancia política incluso de los problemas que se le presentan, convirtiéndolos así en una temporal capitalización a sus intereses.

Ejemplos de ello hay muchos, como la refinería de Dos Bocas que no refina, el Tren Interurbano (que funciona para una sola urbe), el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) que opera con infraestructura incompleta, o hasta la próxima inauguración anunciada en diciembre próximo del Tren Maya, pero sólo en un tramo, por citar sólo algunos ejemplos.

Es el disimulo y hasta la falta de decoro lo que le permite al Presidente inaugurar obras inconclusas y presentarlas como logros de su administración, que dicho sea de paso, no sólo ha quedado a deber en materia de infraestructura, sino se seguridad, salud, educación... En fin, la lista es larga.

Sin embargo, López Obrador parece estar superando sus propias prácticas ladinas para la obtención de beneficios para su causa. Sólo basta ver lo que ha sucedido en las últimas semanas con la denominada posdata del Presidente anexa al anuncio que el Instituto Nacional Electoral (INE) lo obligó a colocar al principio de su conferencia matutina.

Para mayores detalles, la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto determinó implementar medidas cautelares ante las recurrentes manifestaciones de índole político o electoral por parte de López Obrador en sus conferencias de prensa.

Entre las medidas impuestas, estaba la orden para que al inicio de las llamadas conferencias del tabasqueño, se publicara un mensaje en el que se indiquen los límites contenidos en el artículo 134 de la Constitución, en la que se mencionan los principios de "imparcialidad y neutralidad que rigen el actuar de todos los servidores públicos que acuden a estas conferencias".

En suma, y hablando en cristiano, el INE determinó (para nada es una sorpresa) que López Obrador utiliza la plataforma y recursos del Estado con fines electorales, lo cual simplemente es violatorio de la ley.

Pues bien, con ese disimulo que caracteriza al Presidente, instruyó a su equipo no sólo a publicar el mensaje del INE, sino a agregar un mensaje que resulta un franco reto a la autoridad electoral que entre otras barbaridades, clamaba que el ejercicio de la conferencia de prensa no debía ser visto por personas que critiquen al régimen porque podría afectar su salud mental. El mensaje a continuación se reproduce:

"Si eres conservador y estás en contra de la transformación del país, porque quieres que regresen los fueros y los privilegios de unos cuantos, y que continúe la corrupción, el clasismo, el racismo y la discriminación, te recomendamos que no veas este programa, porque puede causarte algún daño psicológico, emocional o afectar los intereses que defiendes".

No conforme con saber que su posdata era violatoria de la ley y que se trataba de un franco desafío al INE, López Obrador decretó este martes 10 de octubre que no pasaría más su posdata en la conferencia de prensa matutina, porque el Instituto se la había prohibido, sin embargo, celebró que el mensaje "ya se había internalizado", es decir, que estaba consciente de que su cometido estaba cumplido a sabiendas de que se torcía la Ley.

Y es aquí donde parecen desvanecerse los límites del tabasqueño y presumir que ya no tiene un ápice de respeto por las instituciones que funcionan de contrapeso a su gobierno, que no es lo mismo que sean sus adversarios, sino que el poder absoluto no puede residir en una sola persona o institución.

Los magnitud de los daños que López Obrador hace a la democracia, aún no están claros, pero ese desdén que está mostrando el oriundo de Tabasco preocupa demasiado, pues aún falta poco menos de un año para que termine su mandato, y el boquete que se puede abrir puede ser tan grande como el mismo cinismo que inunda ya la conferencia de prensa matutina.

Si aún con límites establecidos, el titular del Ejecutivo es capaz de violentar las leyes como lo hace, ¿qué pasaría si estos límites se suprimieran?

Twitter: @campudia

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