Luego de este segundo debate presidencial entre los aspirantes a suceder al Presidente Andrés Manuel López Obrador, queda claro que el trabajo que logra el titular del Ejecutivo cada mañana en su conferencia de prensa matutina es casi imposible de emular.

Porque la forma en que el Mandatario realiza a diario los embates contra sus adversarios, defiende y apoya a sus candidatos, busca enemigos a diestra y siniestra y además ofrece sus "otros datos", requiere de todo un trabajo de comunicación que hace lucir a López Obrador como un personaje.

Sí, un personaje sobre el cual no pesan los señalamientos o las dudas de corrupción, a quien resbalan las críticas y puede pasar por alto todos los cuestionamientos con un simple "no somos iguales".

A tan solo meses de que termine su sexenio, López Obrador es capaz de seguir insistiendo a diario en que "ahora no es como antes", pese a que lleva seis años en el poder y poco ha cambiado el panorama en el país en diversos rubros, como por ejemplo, en materia de seguridad (con más de 180 mil muertos en su administración), u otras situaciones críticas como la falta de medicamentos en Salud, o los señalamientos de corrupción (Segalmex), en materia de combate a la impunidad.

Es claro que nadie más puede esquivar los señalamientos contra este gobierno que el mismo López Obrador. Pese a que en el segundo debate Claudia Sheinbaum atendió el llamado del presidente a defender el sexenio del tabasqueño, eso la expuso a los señalamientos de Xóchitl Gálvez y poco o nada pudo hacer la candidata guinda en su defensa.

Y es que el manejo del escenario y la retórica que tiene López Obrador, dista mucho de lo que Sheinbaum pudo hacer en el debate y puede hacer en otros escenarios. Por ejemplo, emprendió la defensa del sexenio de AMLO con cifras manipuladas o inexactas, como decir que el gobierno del tabasqueño en 5 años creó 1.8 millones de empleos formales pese a la pandemia, pero omitir que en el mismo periodo del gobierno de Enrique Peña Nieto se crearon 3.5 millones.

Uno más de los datos erróneos que manejó Sheinbaum fue, por ejemplo, que "La deuda no ha aumentado realmente, como aumentó en periodos anteriores", sin embargo, de acuerdo con Hacienda, la deuda total ha registrado un aumento real de 2.6 billones de pesos en este gobierno, al pasar de 14.2 bdp en 2018 a 16.8 bdp en 2024.

La falta de oficio de Sheinbaum, aunado a la defensa que le exigió el presidente de su gobierno, la dejaron expuesta ante Xóchitl Gálvez, y por ello terminó pagando caro el ejercicio de este fin de semana. Es claro que Claudia Sheinbaum no es AMLO, y por lo mismo, no puede manejarse como el presidente. Eso es un grave error.

Por esto mismo de que AMLO es una especie de personaje, es que quizá el inquilino de Palacio Nacional decidió bajarse del ring con el empresario Ricardo Salinas Pliego, al dejar de mencionarlo en su conferencia de prensa matutina y decir que el caso de la presunta evasión de impuestos por parte del magnate deberá ser dirimido en el Poder Judicial.

Y es que el mismo Salinas Pliego ha entendido bien este papel del "personaje" de López Obrador y él mismo comienza a asumirse como uno. El "Tío Richie" es una invención de un personaje el cual puede subirse en redes al ring contra el presidente e intercambiar acusaciones en "igualdad de circunstancias", así como hacer que los señalamientos se le resbalen.

Eso parece que lo entendió el mismo López Obrador y por ello durante toda la polémica con el fundador y presidente de Grupo Salinas, mantuvo un tono conciliador que ya quisieran algunos de sus "clientes frecuentes" de ataques en la mañanera, con quienes no tiene ningún tipo de contemplación.

Sin embargo, el tiempo del personaje del tabasqueño está por extinguirse y será muy interesante lo que pueda suceder con López Obrador una vez que no tenga el púlpito de la conferencia de prensa matutina, ni detrás de él la fuerza del Estado.

X: @campudia