Elecciones 2023
Sólo importa ganar la interna
Por Juan Pablo Djeredjian
La esperada victoria de Milei en las PASO abre un juego de transferencias de votos de cara a octubre. El impacto sobre Bullrich y Rodríguez Larreta.

Son once encuestas, publicadas entre mitad de abril y hoy, y una sóla certeza: Javier Milei va a ser el candidato más votado a nivel individual en las PASO de agosto.

Las consultoras son inequívocas en este resultado: al día de la fecha, con esos trabajos procesados, el Observatorio de Encuestas de LPO muestra al candidato liberal primero con un promedio de 24,7% de intención de voto, más de 10 puntos por encima de su escolta Horacio Rodríguez Larreta, que tiene un promedio de 14,6%. Lo siguen Patricia Bullrich -12,3%-, Sergio Massa -12%-, Wado de Pedro -10,1%- y Daniel Scioli con un 8,7%.

Sólo importa ganar la interna

Ubiquémonos momentáneamente en la noche del domingo 13 de agosto: vemos a Milei festejando en su habitual modo desquiciado mientras el videograph de los noticieros lo muestra primero, triunfador, y anunciando que finalmente llegó el momento de terminar con la "casta".

¿Cuál será el efecto electoral de semejante shock político? ¿Importará en ese momento que en ninguna de esas encuestas Milei le gana a Juntos por el Cambio cuando se suman a todos los candidatos del frente? No sólo eso: tampoco ninguna de esas encuestas muestran una victoria de La Libertad Avanza sobre JxC - ni siquiera sobre el Frente de Todos- cuándo se pregunta la intención de voto por frente en vez de por candidato.

Por eso es necesario entender cómo internalizará el electorado esa imagen del libertario victorioso y cómo será la transferencia de votos en los dos largos y duros meses entre las PASO y las generales. ¿Qué pasará con los ganadores de las internas del Frente de Todos, pero más crucialmente, de Juntos por el Cambio?

La interna entre Bullrich y Larreta viene siendo descarnada y llevó a la coalición cambiemita al borde de la ruptura más de una vez. Ya no se trata de decidir quién será el candidato a presidente, sino de una pelea entre un purismo ideológico que elige cerrarse en sí mismo y un pragmatismo expansionista que no conoce de límites con tal de llegar a la Rosada.

La interna entre Bullrich y Larreta viene siendo descarnada y llevó a la coalición cambiemita al borde de la ruptura más de una vez. Ya no se trata de decidir quién será el candidato a presidente, sino de una pelea entre un purismo ideológico que elige cerrarse en sí mismo y un pragmatismo expansionista que no conoce de límites con tal de llegar a la Rosada

Es ese mismo purismo que dejó a la ex ministra de Defensa en la incómoda posición del casillero ideológico más vecino a Javier Milei. Sus programas económicos se distancian lo suficiente como para que una hipotética alianza o gobierno conjunto fuera por lo menos difícil de lograr, pero el resto de sus facetas -en especial su antagonismo brutal hacia el peronismo-kirchnerismo- los ubican cerca en el espectro ideológico de cara a la sociedad.

Y en ese juego, el electorado más polarizado hacia la derecha se pliega más fácilmente al carisma y los slogans de libertad extrema y destrucción de la casta política que propone Milei.

Pensemos entonces en los posibles resultados de las PASO. ¿Cómo reaccionarían los votantes de Bullrich ante una victoria de su candidata sobre Rodríguez Larreta, pero, simultáneamente, una derrota ante Milei, candidato con el que -se supone- simpatizan?

No sería para sorprenderse que parte de ellos cambien su voto por el libertario para las elecciones generales. Se trata del famoso efecto carreta o "bandwagon" en acción: como explican los politólogos americanos, el electorado se mueve hacia el candidato más votado, simplemente por el efecto psicológico de estar del lado del ganador, o de apoyar al candidato que mostró que puede triunfar. O, aplicándolo al caso en cuestión: para garantizar una derrota del peronismo, sea quien sea que sea el candidato a presidente del Frente de Todos.

En cambio, el escenario de un Rodríguez Larreta consagrado candidato a presidente por JxC en las PASO nos lleva a imaginar un movimiento de votos más complejo.

El metaverso peronista

Por un lado, la esperada transferencia de votantes de Bullrich hacia Milei, no sólo por el efecto "bandwagon", sino también, y en este caso, más importante, por la mayor cercanía ideológica de la presidenta del PRO con el candidato libertario que con el jefe de Gobierno porteño. Las ideas por sobre los partidos, en acción.

Pero asomada detrás de estos movimientos más anunciados podemos avispar una posible transferencia de votos por razones más pragmáticas que ideológicas - y, en este caso, en sentido inverso. Una victoria de Milei seguido de Larreta abre un panorama bastante más claro en cuanto a qué representa cada candidato, con el jefe de Gobierno sentado claramente en el asiento del centro político de los famosos tres tercios. Milei completa -ampliamente- hacia la derecha y el candidato del Frente de Todos hacia la izquierda.

De ahí que Rodríguez Larreta insista con ampliar la vía del centro, acercando peronistas federales como Schiaretti y negándose a incorporar figuras de los extremos. Recordemos que las PASO tienen un efecto aglutinador y acelerador en la definición del voto, con movimientos hacia elecciones más pragmáticas entre las primarias y las generales.

Larreta sabe, y así lo muestran los números de Imagen y de Piso y Techo del Observatorio de Encuestas, que no es el candidato con la mejor imagen y con el piso más alto. Es decir: su imagen "Muy Buena" no es la más alta. Pero combinándola con la imagen "Buena", el jefe de Gobierno lidera el ranking y tiene la menor cantidad de imagen negativa.

Sólo importa ganar la interna

Lo mismo con su potencialidad de voto: la cantidad de gente que asegura que "Seguramente" lo votaría es relativamente baja, pero aquellos que "Posiblemente" lo votarían lo disparan al tope del ranking, con el techo más alto.

Esta aceptación que el candidato tiene en espectros heterogéneos de la sociedad es lo que Larreta busca aprovechar: presentarse en las elecciones generales como el candidato necesario para vencer a un extremo peligroso representado por Milei y a una opción hacia su izquierda -el kirchnerismo- que fracasó en los últimos 4 años.

Pero para eso, primero debe ganar su interna.



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