Editorial
La batalla por el ballotage
Por Juan Pablo Djeredjian
El factor que causó que las encuestadoras erren sus pronósticos sobre Milei podrían llevar a Bullrich a la segunda vuelta.

¿Por qué a los encuestadores les costó tanto detectar el fenómeno Milei? El promedio de las encuestas relevadas por el Observatorio de LPO le terminó dando 19,1% contra el 30,04% que terminó obteniendo. Una diferencia injustificable, fuera de cualquier margen de error esperado para las encuestas tradicionales de intención de voto.

Cuando no se trata de un tema de cálculo, el problema ya pasa a ser metodológico. ¿Qué pasó durante las mediciones de las encuestas para que todas las encuestadoras erraran en promedio unos 10% porcentuales, el equivalente a aproximadamente 2.500.000 votos?

Las explicaciones son varias pero entre los consultores están de acuerdo en la dificultad de medir a Milei al ser un candidato outsider, antisistema, que encuentra sus votantes a lo largo y ancho del espectro socioeconómico y educativo de la sociedad. Más allá de una afinidad ideológica, los encuestadoras ven en el libertario la bronca con el status quo como su principal atracción, un revival del llamado voto bronca.

"La persona que antes no iba a votar o impugnaba se encontró con que, en esta elección, tenían una opción alternativa, un tipo que le promete romper con el sistema que a ellos ya no les sirve, y arrancar de vuelta", explica Simon Etcheverry, de la consultora IPD.

El problema, según Etcheverry, es que se trata de un elector casi imposible de medir con los métodos tradicionales de las consultoras que trabajan en el país: "La mayoría de las encuestas nacionales no son presenciales, o tienen un componente muy chico de presencial. El votante enojado, el voto bronca, no participa de las encuestas, no contesta el teléfono o directamente miente. Incluso al hacer las presenciales, ese votante te responde que no sabe y te termina dando un 20% de indecisos que es muy difícil de asignar a un candidato".

A la inversa, el elector más ideologizado, que tal vez forma parte de la política en el día a día, no duda en dar su opinión ante las encuestas y termina inflando los números de su preferencia electoral, como sucedió con el peronismo y Juntos por el Cambio. Este fenómeno probablemente explique la diferencia entre lo que se esperaba en la interna cambiemita -una pelea voto a voto- contra lo que fue el resultado final -una victoria clara de Bullrich sobre Rodríguez Larreta. El votante del jefe de Gobierno, mucho más propenso a formar parte del "aparato" que los de Bullrich, terminó por agrandar sus números en las encuestas.

Para Cristian Buttié, de CB Consultora, en cambio, el problema al medir a Milei para las PASO fue otro, de carácter metodológico, y tuvo que ver con cómo se comportó el electorado el domingo de la victoria del libertario: "Un sector socioeconómico alto, de alto nivel educativo, repitió su comportamiento de las primarias de 2019 y se quedó en la casa: no fue a votar. Y justamente, el capital electoral de Milei está entre los niveles educativos más bajos, especialmente jóvenes, de las zonas centros y norte del país".

¿Qué tiene que ver esto con las encuestas? El problema es que, al ponderar y proyectar la muestra recabada para una encuesta hacia el total de la población del país, los encuestadores tienen que guiarse por las estadísticas del INDEC sobre los porcentajes de niveles educativos y sociales dentro de la población. Si las encuestadoras asumen un comportamiento similar para todos los sectores en el día de la elección, pero uno actúa en forma radicalmente diferente a lo esperado, el resultado de la encuesta se distorsiona.

Eso es exactamente lo que ocurrió con las mediciones de Milei: según Buttié, alrededor de un 35% de la población que comprende a los sectores más educados, con estudios universitarios o terciarios, no fue a votar con los niveles de participación que las consultoras calcularon que lo harían. Es decir, el candidato libertario - y también el peronismo en mucha menor medida- quedaron subrepresentados en cuanto a su intención de voto en las encuestas.

Al mismo tiempo, y en espejo de lo que sucedió en las PASO de 2019, la ausencia de ese sector a las urnas perjudicó fuertemente a Juntos por el Cambio en estas primarias. Las encuestas mostraban una intención de voto mucho mayor para toda la coalición -un 33% de promedio en la suma entre los dos candidatos- de lo que realmente resultó, con una diferencia particularmente fuerte para Rodríguez Larreta, que obtuvo un 11,3%, contra el 15,8% de promedio calculado por el Observatorio.

Todo esto podría ser de vital importancia de cara a octubre, por dos razones clave. En primer lugar, si el electorado se comporta como se espera y el sector socioeconómico y educativo alto reaparece para las generales - como pasó en 2019 con una gran remontada de Macri- a Milei se le complicarían los planes de ganar en primera vuelta.

Por más que sume votos por la espuma de la victoria, los votantes del libertario probablemente ya estén sobrerrepresentados en el resultado de las primarias y los nuevos votos en octubre no se volcarán en su gran mayoría hacia él. No alcanzaría así el 40% necesario para sacar una ventaja de 10% con el segundo, y deberá encarar una segunda vuelta.

En segundo lugar: si ese sector alto aparece en octubre, la más beneficiada sería Patricia Bullrich, como hace 4 años lo fue Macri. La ex ministra de Defensa se encuentra en la imposible situación en la que necesita endurecerse para ganarle a Milei y moderarse para conservar los votos de Rodríguez Larreta. Entonces, es en esos votos que no estuvieron en octubre donde podría encontrarse la clave para disputarle a Massa el lugar en el ballotage.

Así lo entiende Buttié y esa ponderación ya se refleja en la primera encuesta que publicó con números para las generales: Milei lidera con 35,3%, -un crecimiento de 5 puntos porcentuales-, seguido por un Massa que logra consolidar todo el voto del peronismo de las primarias, con el 30,8%.

Bullrich, por su parte, alcanza el 27,7%: no logra llevarse la totalidad de los votos de Larreta, que las encuestadoras calculan que irá a Bullrich en sólo un 70%, pero sí suma de los votantes que no estuvieron en las PASO, y logra mantenerse competitiva con Massa en la disputa para entrar en el ballotage, a pesar del incómodo lugar en el que la dejaron las primarias.

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