La dimisión de Iván Espinosa de los Monteros es tan solo la punta de un gigantesco iceberg -la feroz crisis interna- que, tras la debacle electoral en las generales del 23 de julio, empieza a asomar del fondo del océano (calle Bambú, sede de Vox).
Las vÃctimas del bando perdedor de esta guerra, muchos de ellos dirigentes fundadores del partido, empiezan a soltar rienda sobre lo que está pasando puertas adentro de la formación, sacando a la luz lo que hasta ahora era un secreto a voces: el acaparamiento por parte de Jorge Buxadé y del ala ultracatólica de la estrategia y del discurso de la ultraderecha española.
La salida del portavoz del Congreso fue voluntaria. Otras, en cambio, fueron forzadas, como las de los diputados VÃctor Sánchez del Real y Rubén Manso, hombres de confianza de Espinosa de los Monteros y militantes de la primera época, excluidos por Buxadé de las listas electorales.
Tras oficializarse el alejamiento del principal exponente de la corriente liberal, estos dos exlegisladores rompieron el silencio y encendieron el ventilador.
Manso vaticinó que "Vox no tiene futuro" y lamentó que el partido haya caÃdo en "la caricatura" que desde fuera hacen sus detractores. A su juicio, Buxadé y Abascal se están portando "como adolescentes" castigando a sus padres (en referencia a los dirigentes fundadores).
"Vox va camino a transformarse en primer partido de la derecha no convencional que fracasará en Europa", sentenció.
Sánchez del Real puso otro ejemplo de la censura que se está imponiendo desde la cúpula del partido. Mencionó a la eurodiputada Mazaly Aguilar como otro "canario en la mira" y confirmó que está "silenciada" en Bruselas por parte de la fracción que encabeza Buxadé.
"Primero se terminó con la democracia interna. Luego se prescindió de gente que lo dio todo por Vox desde el inicio como Mazaly Aguilar", cuestionó.
El de Aguilar (73 años) es un caso que desnuda con claridad lo que está pasando en Vox. Es la afiliada número 8 del partido, "madre" de la formación, y nada menos que la vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, el cargo internacional más importante que tiene Vox.
Llegó a ser la vicepresidencia segunda del partido cuando Abascal tomó al poder tras la salida de Alejo Vidal-Quadras. En 2015 fue nombrada vicesecretarÃa de relaciones institucionales.
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Sin embargo, su voz ya no tiene peso en la toma de decisiones. Es más: el partido la ha borrado de sus redes sociales.
En su perfil de Twitter, Aguilar ya no hace más referencia a Vox: "Miembro del Parlamento Europeo por ECR y Vicepresidente tercera de la comisión de Agricultura. Licenciada en Ciencias Económicas".
Buxadé y Hermann Tertsch, otro de los lÃderes de Vox en la UE, le hicieron la cruz a Aguilar desde que ésta decidió no obedecer 100% a las directrices de Madrid. "A Mazaly ni agua", es la orden que se escucha desde hace meses en la estructura del partido.
Es casi un hecho que la dirigente dÃscola, de los pocos perfiles con acreditada trayectoria profesional en la actividad privada que tiene hoy el partido (licenciada en Ciencias Económicas, profesora universitaria y con puestos de mando en Bank of America, BBVA y Banesto, entre otras empresas) no va a renovar su escaño en las elecciones europeas del año que viene.
En 2019 fue la número 2 de la lista. Cuatro años más tarde, es otra "escoria" a eliminar. A juicio de Buxadé y compañÃa, el nuevo Vox no puede tener en espacios de poder, ni en Madrid ni en Bruselas, a quienes elogien más a Margaret Thatcher (exponente de la derecha liberal) que al primer ministro de HungrÃa, Viktor Orbán, referente del integrismo católico, del ultraconservadurismo moral y del proteccionismo económico.
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