La paradoja es evidente: Andalucía tiene la mayor concentración de campo de golf de Europa en la región más seca del continente. La contradicción, a juicio de ambientólogos y ecologistas, es estructuralmente insostenible los 365 días del año. Pero roza lo absurdo en épocas de sequía, cuando escasea tanto para la agricultura (racionamiento vigente) como para el consumo humano (restricciones en el mediano plazo si la lluvia sigue siendo esquiva).
Los terrenos deportivos ocupan, según datos oficiales, 3.500 hectáreas de suelo. Demandan 10 mil litros diarios, unos 180 hm3 al año, lo que supone un 2 % del consumo total de agua de la CCAA.
Según los cálculos del ingeniero agrónomo Rogelio Nogales, los campos de golf en Andalucía consumen tanto como 1.193.000 habitantes (algo menos que las ciudades de Sevilla y Málaga juntas).
Un ejemplo bien gráfico: un campo de golf de 18 hoyos tiene el mismo consumo que una población de 20.000 habitantes.
Desde el lado empresarial, el agua está "bien gastada". A juicio de Carlos Pitarch, vicepresidente de la Asociación Española de Campos de Golf, la actividad tiene "mejor rentabilidad que ningún otro cultivo" al generar el 1% del PIB andaluz y crear un total de 52.000 puestos de trabajo.
Según las estadísticas de la empresa pública Turismo Andaluz, alrededor de medio millón de golfistas llegan a esta comunidad autónoma cada año procedente tanto del territorio nacional (14%) como del extranjero (76%).
A principio de año, por ejemplo, representantes de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte viajaron a Estados Unidos para reforzar el segmento "golf y lujo" de cara a la temporada de turismo de este año.
El sector aclara que el 70% del agua que utilizan es regenerada, no apta para el consumo humano y que la "competencia" es solo con el sector agrícola, no con los hogares. La otra defensa es que los nuevos campos y los proyectos urbanísticos asociados se están construyendo de una "manera sostenible" para reducir el consumo de agua y "cuidar el medioambiente".
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Para José Ignacio García, portavoz del grupo parlamentario Mixto-Adelante Andalucía, las explicaciones son endebles en un contexto de emergencia como el que vive la comunidad autónoma por una sequía casi crónica.
Su formación le exige al presidente de la Junta, Juanma Moreno, que cierre de forma temporal todos los campos de golf hasta salir de la crisis hídrica. "O se da agua a los campos de golf o a los andaluces para su consumo, para la agricultura y sus necesidades básicas", explica.
Veinticuatro horas después de lanzar la propuesta, la derecha (PP-Vox) la han rechazado. Moreno no contempla ni el cierre ni las restricciones de riego a los campos de golf. Su solución es exigirle al presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, "medidas contra la sequía" para ayudar al turismo y al golf, "motores" de la economía regional.
"Estamos viendo como, aquí muy cerquita, en un establecimiento hotelero que tiene un campo de golf no lo puede regar y lo va a tener que dejar secar con el consiguiente perjuicio para el turismo", planteaba en aquel entonces", planteaba en septiembre del año pasado cuando la sequía ya hacía estragos.
El PSOE y el resto de la izquierda, explica García en diálogo con LPO, aún no se ha posicionado. "Nuestra primera intención era abrir un debate social: cómo planificar de forma democrática los recursos naturales y económicos. Es decir, determinar qué recursos tenemos y vamos a tener según las proyecciones del cambio climático y en qué lo vamos a destinar. Eso es hacer política. Si el agua es escasea vamos a tener que priorizar para qué es importante y para qué no. Nos podemos encontrar un verano con recortes en los suministros para el consumo humano con los riegos abiertos en 109 campos de golf. ¿A nadie más le hace ruido?", reflexiona.
El diputado advierte que el "problema de la sequía es gordísimo" y que de "esconderlo o de tirar el balón para adelante", Andalucía lo va pasar "peor" de las proyecciones que sobre la mesa.
"La política está fuera de la lógica. ¿Cómo se explica? Los campos de golf representan un muy beneficio económico para muy poca gente. Estamos hablando de un sector con capacidad de influir, que tiene los teléfonos de los consejeros y presidentes. La genta a la que se le puede cortar el agua este verano no tiene esos teléfonos", afirma.
Y agrega: "Los datos son brutales. Los campos de golf en nuestra CCAA consumen tanto como un millón de personas. No es lo mismo tener un campo de golf en Andalucía que en Asturias o en Birmingham. Nosotros proponemos dar este debate. Para algunos se ve que es incómodo, pero urge darlo".
García replica las excusas (el 70% del agua es regenerada) y las justificaciones (se van a perder muchos puestos de trabajo) de los empresarios que están detrás de esta actividad económica. "Por un lado, el agua regenerada no sirve para beber, pero además de servir para los cultivos sirve para limpiar las calles, para regar parques y jardines, para limpiar nuestras ciudades. Todos consumos más necesarios que un campo de golf, Y por el otro, si nos quedamos sin agua se pierden todos los puestos de trabajo. Hay que admitir la realidad y gestionar priorizando las necesidades de la gente".
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El legislador pide contraponer "al modelo de Moreno Bonilla" un modelo "ecosocialista, que elimine los beneficios de las grandes multinacionales y ponga en el centro los derechos de los trabajadores, la sostenibilidad ambiental y un mecanismo para luchar contra la crisis climática".
García lanza una pregunta: ¿Cómo dentro de 20 o 30 años van a poder explicar aquellos que hoy se oponen a esta medida que en los años de escasez de agua en Andalucía se destinaban cientos de miles de litros para el ocio de unos pocos? "No podrán", lamenta.
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