El Congreso Extraordinario de Sevilla marcó el punto de partida del nuevo PP. Este "renacer", como definieron el flamante presidente Alberto Núñez Feijóo y todos los barones del partido, tiene sus primeros premiados y castigados. Los nombres de la nueva Junta Directiva marcan la hoja de ruta que el dirigente gallego quiere para Génova de cara al 2023.
En el cierre del congreso, Feijóo develó la lista de la nueva cúpula del partido, de los apellidos que serán sus principales laderos durante su mandato. En el PP, esta nómina, ha sido siempre el "primer gran sello" de los nuevos presidentes.
El comité de dirección está formado en total por once dirigentes: el presidente, la secretaria general, el coordinador general, los cinco vicesecretarios y los tres portavoces en las Cámaras, que son miembros natos: Congreso, Senado y Parlamento Europeo.
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Los dos cargos más importantes -secretaria y coordinador general- se conocieron en la antesala del Congreso. Feijóo sentó a su lado a Cuca Gamarra, portavoz en el Congreso y la timonel del partido tras el escándalo que sacó del poder a Pablo Casado; y a Elías Bendodo, consejero de la Presidencia, portavoz de la Junta de Andalucía y mano derecha del presidente Juan Manuel Moreno.
Los otros ocho puestos, los cinco vicesecretarios y los tres portavoces, se oficializaron este domingo en el cierre del evento. La composición final de esta nueva cúpula desnuda, al cabo, las intenciones de Feijóo a nivel territorial: hay un claro eje conformado por Galicia y Andalucía, un relegamiento a Madrid y un fuerte castigo a Castilla y León, geografía que ha habilitado el primer pacto del PP con la ultraderecha.
La fuerte alianza de Feijóo y Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente andaluz, quedó bien reflejada en este rearmado. Bendodo estará secundado por Miguel Tellado, secretario general del PP gallego, quien ocupará el cargo de vicesecretario de Organización, un puesto determinante para el control del partido.
Economía, otra vicesecretaría de mucho peso, también quedará en Andalucía: la ocupará el actual consejero de Hacienda de la Junta, Juan Bravo Baena. "Queda claro que el eje Galicia-Andalucía es muy fuerte en este renacimiento", sentencian todas las fuentes de Génova.
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La "pata madrileña" quedó algo renga en el organigrama de Feijóo. Isabel Díaz Ayuso llegó a Sevilla convencida de que iba a "arañar" una de las principales vicesecretarías, como la de Economía u Organización. Sin embargo, la líder madrileña se tuvo que conformar con la de Coordinación Autonómica, oficina con poco poder de acción.
La ocupará el senador Pedro Rollán, un "todo terreno" del PP madrileño. Fue el alcalde de la localidad de Torrejón de Ardoz durante los tiempos de Esperanza Aguirre, consejero en el gobierno de Cristina Cifuentes y presidente interino tras la salida de Ángel Garrido.
El poco peso de Madrid en la nueva cúpula es interpretado por muchos barones como un "mensaje de poder" de Feijóo a Ayuso. La va a tener a su lado como principal aliada, pero en un rol de subordinación en la correlación de fuerzas. Manda el gallego; obedece la madrileña.
Si lo de Ayuso es un relegamiento, lo de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, sin ningún lugar en la nueva junta directiva, es un castigo. Feijóo no le perdonó su única "piedra en el zapato" desde el lanzamiento de su candidatura, el muy benévolo pacto con Vox.
Para el presidente de la Junta de Galicia el acuerdo era "inevitable". Pero, puertas adentro, le reprocha a Mañueco el resultado final de su negociación. A su juicio, le entregó mucho poder a Santiago Abascal. A tal punto, que su retrasada investidura (nunca en la historia de esta comunidad autónoma se postergó tanto) está en manos del presidente del Parlamento (hombre de Vox), quien está dilatando su asunción.
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"Podría haber hecho mucho más", le recrimina el entorno de Feijóo, quien le había exigido al presidente comunitario llegar investido al Congreso de Sevilla, algo que finalmente no sucedió. Ante esta falta, en su discurso, Mañueco tuvo que aclarar que el PP va a tener las riendas de su gobierno "Que nadie ponga en duda que en Castilla y León regirán los principios del PP", dijo.
Su castigo quedó aún más evidenciado tras el nombramiento de la albaceteña Carmen Navarro como vicesecretaria de Políticas Sociales. Feijóo entregó una de sus llaves a una representante de Castilla La Mancha, región que gobierna el Psoe con mayoría absoluta.
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