El Gobierno quiere -y necesita- que la trama Koldo no siga monopolizando la agenda política y mediática. Nunca antes el Ejecutivo ha seguido tan de atrás, con todos costes y sin ninguna capitalización, un tema de agenda como el que salpica al partido por corrupción tras la investigación abierta con la mano derecha del ex ministro de Transporte José Luis Ábalos.
Por eso, la orden de Pedro Sánchez ha sido la de recuperar la iniciativa política con la aprobación de la ley de Amnistía, una normativa que la coalición ya esperaba tener cerrada, pero que Junts postergó con su rechazo en la primera votación.
La paradoja no deja de ser llamativa: La amnistía, que durante meses ha sido el principal dolor de cabeza de los socialistas, es ahora el activo político para eclipsar el escándalo del caso Koldo.
Todas las fuentes socialistas aseguran que el acuerdo con Carles Puigdemont está casi cerrado y que la amnistía se aprobará en los próximos días.
El PSOE ha aceptado cambios en la ley, pero de ningún modo incluirá bajo la cobertura de la ley de amnistía todos los delitos de terrorismo, como exigen los independentistas.
El fin de semana, Puigdemont entregó señales del acuerdo al asegurar que se abre "una nueva etapa" con el Estado nacional.
Y este lunes, la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados fijó para el próximo jueves 7 de marzo la votación y aprobará la proposición de ley.
El Gobierno estaba esperando tener el acuerdo abrochado para fijar esta fecha. Si el texto sale adelante en comisión, pasará después al pleno del Congreso, y de ahí al Senado, donde el PP (con mayoría absoluta) tiene previsto ralentizarla dos meses antes de su aprobación definitiva.
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