Los últimos traspiés de Alberto Núñez Feijóo han dado cierta esperanza al PSOE de cara a las últimas horas de campaña. De hecho, los socialistas creen que la performance del candidato opositor le restará votos que, o bien se quedarán en caso o bien irán a Vox, perjudicando el camino hacia la investidura. El equipo de prensa de Ferraz pide mirar solo los gestos más recientes de Feijóo y Pedro Sánchez para comparar.
"Feijóo ha perdido el tono. Ausentarse del debate no le saldrá gratis", dice a LPO una fuente del PSOE que ha acompañado a los candidatos en estas semanas. El error de esa ausencia es incluso reconocido en Génova, pero fue la decisión del propio Feijóo, quien ha pergeñado una campaña con sus leales y sin mucha participación de otras voces. La complacencia se adivina en las palabras de Elías Bendodo, que ha achacado a Sánchez no dar la cara, algo que podría endilgarse fácilmente al líder del PP.
Los socialistas han pasado de vender la narrativa del bloqueo estratégico, aunque ahora comienzan a convencerse de ese escenario, el más realista, según los números que dicen manejar en Ferraz. Los dirigentes del PSOE intuyen que las casas demoscópicas están jugando fuerte para Feijóo, que el clima del anti "sanchismo" inhibe a varios votantes de izquierda, y que la posibilidad de un Ejecutivo de la derecha sí espanta al electorado moderado.
La elección no está sentenciada, como quiere hacer creer Isabel Díaz Ayuso, sobre todo después de que el expresidente de la Xunta reconociera su relación con el narcotraficante Marcial Dorado y, días antes, defendiera la revalorización de las pensiones con el IPC, cuando su partido no respaldó esa medida. Lo de Dorado, reconocido por Feijóo mismo, con el atenuante de ser contrabandista al momento del encuentro, fue un tiro en el pie.
Sin embargo, otro detalle torna irónica las premisas del PP en campaña, en particular la que va en contra de los socios parlamentarios de Sánchez: EH Bildu y los populares vascos se repartieron las comisiones del ayuntamiento de Vitoria, dejando al PNV y al PSE sin ninguna presidencia. Ese entendimiento en Euskadi contrasta con los varapalos retóricos de Feijóo y buena parte de los populares hacia Bildu. El aliado preferencial del PP, Santiago Abascal, propone ilegalizar a la formación abertzale y militarizar el País Vasco.
Lo dijo Sánchez en tierras gallegas, lleno de autoconfianza y después de seguir los pasos de su rival. "Vamos a ganar las elecciones porque el PP llega absolutamente desfondado y nosotros en la remontada", defendió desde Lugo. Allí dio rienda suelta a su carisma e hizo guiños a la cultura memera. Antes de empezar el mitin, el presidente del Gobierno besó a un perro, en alusión a su apodo en redes de "Perro Sanxe".
Sánchez siguió con el tema y hoy subió a redes una foto con sus mascotas por el Día Mundial del Perro. Desde la cuenta del PSOE colgaron el meme de "más sabe Perro Sanxe por perro que por Sanxe". Dentro del partido reconocen que ese debería haber sido el tono del lado B de la campaña, ya de por sí solemne y a la defensiva por los embates del PP y Vox. Pero mientras el presidente cierra la campaña con humor, Feijóo parece hundirse en el fango.
En Ferraz, con cierta malicia, piden escuchar el acto de campaña de Feijóo en Málaga, en donde pidió el voto masivo al PP como ocurrió con Andalucía con Juanma Moreno, un modelo difícil de replicar a izquierda o derecha a nivel central. El dirigente gallego agita el fantasma de Vox y busca despegarse de Abascal, dicen en el PSOE. El domingo se verá si la seguridad que muestran los socialistas es más una pose o una corazonada que se reflejará en las urnas.
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