Maravilloso. La realidad supera a la ficción siempre y en este caso, esboza uno de nuestros sueños personales: imaginen ir a la gasolinera, llenar el depósito y que además nos pagaran dinero. Eso ha ocurrido en los mercados, donde los inver... quiero decir, especuladores, se han encontrado con la posibilidad, (¿tal vez por ignorancia?) de que les entregaran de manera física unos barriles de petróleo que compraron a futuro y han tenido que pagar para quitárselos de encima ante el inminente vencimiento, la caída de la demanda por el Covid 19 y los almacenes repletos. La cotización del West Texas llegó a -37dólares, un esperpento nunca visto en los mercados.

¿O sí? Porque todo esto es consecuencia del mundo en que vivimos, de tipos de interés al 0%, depósitos en negativo y mercados financieros que, sin embargo, siguen como si Lehman no hubiera ocurrido jamás. Insisto una y mil veces; lo repito y nadie parece darle la importancia que ello tiene: tipos de interés al 0%. En Japón (hace muchos años), la Eurozona y EE UU. Tipos al 0%. El dinero no vale nada. Es gratis. Una simple anotación en cuenta. El coste de impresión y para de contar porque, además, la mega inflación que debería generar ni está ni se le espera. Un cambio de modelo total, del que se habla poco y del que nadie sabe salir. 

Nadie sabe muy bien por qué no hay inflación. Quizá porque se ha hecho un fuerte ajuste vía salarios, porque la tecnología y la globalización aportan ‘algo' que la impide, imposible de cuantificar o predecir... Lo que sea, pero, además de no haber precio del dinero, no hay remuneración al ahorro, por lo que las ingentes cantidades de liquidez buscan alternativas. Y se van a activos como los futuros sobre crudo, que cuando vencen, te entregan los barriles. Esto no son participaciones preferentes. Tampoco solares, que se pueden mantener casi sin coste hasta que suban sus precios.

El dinero  no vale nada. Insistir en amasarlo apalancándose en mercados financieros está causando esperpentos como el reciente ridículo del crudo. Mientras, el confinamiento trae cambios de modelo de manera inexorable

Todo esto, filosóficamente, parece contradictorio: ¿para qué buscar rentabilidad (es decir, dinero) si es algo sin valor? Repito: 0%. Ya hay teóricos monetaristas que defienden que el dinero se tiene que imprimir y ya está. Ese es un debate de mucho calado, pero es de lo que debería estar hablándose.

Volviendo a cuestiones en esencia, los mercados de futuro nacieron hace muchos años (más de un siglo) para cubrir los precios de las materias primas. Algo bueno, ya que permitía gestionar a los operadores del sector, que esperaban al vencimiento para hacerse con sus stocks de cerdos, soja, crudo, café... y siempre fueron los dichosos especuladores los que movieron los precios artificialmente, provocando más de un cataclismo.

Dinero al cero, poco crecimiento, salarios bajos... en esa ecuación faltaba de manera inexorable, para dar lugar a entorno sostenible, algunos componentes: vivienda y energía baratas. A esto último se han negado los cárteles (y los gobiernos) desde siempre, pese a que los costes de extracción y refino del crudo son muchísimo más bajos de lo que indica la cotización del barril. ¿A partir de qué precio del barril se gana dinero? ¿7, 9, 12 dólares...?

Que en el siglo XXI hayamos tenido un barril muy por encima de los 50 dólares, con picos largos de más de 100, es una vergüenza para la humanidad. La energía cara es un lastre para el crecimiento y el bienestar de los países. Una pierna sobre nuestros cuellos.

Recuerdo cuando comencé en esta profesión, a mediados de los 90. Enseguida escuché una máxima entre los expertos económicos: "el oro y el crudo están en sustitución y no interesan. Veremos su precio hundirse". Entonces, la onza del metal rondaba los 400$ "pero se va a 100 o menos" y el crudo apenas superaba los 20$.

Los bancos centrales liquidaban reservas del preciado metal y el petróleo no atraía, porque llegaban energías alternativas, sobraban existencias, se dejaban pozos sin explotar porque no rentaban... Ni siquiera la guerra del Golfo había logrado llevar, aunque fuera momentáneamente, la cotización a los 50 dólares.

Con el tiempo, sí, el metal cedió hasta el entorno de los 250 dólares y el crudo Brent fijó en 1998 un precio medio de; ojo al dato, ¡¡12 dólares barril!! Pero fue un espejismo.

Hoy, el oro se mueve entre 1.500-1.700 dólares la onza. Y de la energía no hablemos. Los verdaderos ricos del mundo son los magnates árabes y rusos del petróleo y el gas, sin olvidarnos no hace tanto tiempo de Venezuela y los petrodólares de Chávez.

Me pregunto cuánto dinero habrán perdido algunas cuentas VIP de la banca privada con este reciente ridículo del crudo. A cuánto habrá ascendido el importe de soltar esos contratos antes del vencimiento. No es que hayan puesto a cero su inversión, es que además han tenido que pagar... ¿alguien se lo imagina? Patético.

Pienso en el ciudadano medio, tan presionado por su jefe, los objetivos, las exigencias; siempre por debajo de lo que le reclaman, nunca llegando al umbral de satisfacción, con stress, angustia... Obligado a dar gracias porque ocupa un puesto de trabajo remunerado; castigado sin piedad a la mínima... y pienso en esos avispadísimos responsables de inversión, cuyas decisiones habrán costado millonadas a sus casas y clientes, y no sé muy bien a que conclusión llegar, salvo que me aflora una media sonrisa y me vuelve una frase manida que me han contado muchas veces: "deberías escribir un libro con estas historias de los mercados". Porque las ha habido, y a cada cual más chusca.

¿Cuánta economía real habrá destruido esta farsa?

El caso es que esto parece un aviso (otro más, y van ya...) de que muchas de las antiguas estructuras no se sostienen más. Especular en derivados con activos que sí tienen subyacente ha demostrado ser una bomba de relojería, aunque debería servir para retornar a la naturaleza de esos mercados, que es adquirir mercancías a precios eficientes, no especular para obtener dinero. Dinero que, insistimos, vale cero.

Con los tipos al 0%, ¿qué sentido tiene la banca comercial? Cobrarnos comisiones y poco más. Pero habrá que ver el futuro no lejano, ya que la cadena de producción no va a volver a su posición inicial

¿Tiene sentido la actual banca comercial? Pues la verdad, ni el más mínimo, salvo darnos servicios de poco valor y cobrarnos por ellos generosamente, ya que el crédito no va a poder cobrárnoslo durante más tiempo (insisto: tipos al 0%). ¿Qué mundo nos espera en pocas semanas?  

El futuro que viene es incierto. Regodearse e insistir en lo antiguo sólo traerá sacudidas más fuertes. Quién sabe si muchas de las cosas que sufrimos ahora por la crisis del coronavirus ya están para quedarse. Las mega infraestructuras para pandemias en las ciudades, la desaparición del puesto físico para trabajar, la vida en (semi) confinamiento... muchas cosas.

Javier Kessler, un analista español fundador de su propia empresa de asesoramiento, comentaba en su último informe: "Nada va a ser igual. La cadena de valor anterior a la crisis convivía con ciertos desequilibrios que se mantenían estables gracias a los apoyos públicos de ingeniería económica y financiera. Con el cierre de la economía y con el proceso posterior de apertura por fases, la cadena de producción no volverá a su posición inicial, pues muchos de sus elementos habrán desaparecido. Los inputs "rémora", porque ya no tienen cabida en este mundo, y algunos inputs de "calidad" tampoco tendrán sitio, pues están en una fase pionera.

Por inputs rémora podemos entender los costes de empleados improductivos en horas dedicadas al trabajo, o los costes de alquileres de espacios o los costes de una estructura engordada por vicio o costumbre. Por inputs de calidad, que también pueden desaparecer, entendemos aquellos hitos de transformación digital y tecnológica que son muy intensivos en capital físico y humano y que mantienen unos precios que, hoy en día, van a resultar difíciles de pagar. Este nuevo entorno va a requerir un espacio de tiempo más amplio para su desarrollo, mucho más extenso que el simple escenario de vuelta en V. Lo razonable sería pensar que un cambio de modos de hacer y comportarse lleve tiempo de instalación y consolidación para poder obtener los primeros resultados. Seguro que todo ello nos empujará a un mejor escenario en calidad social, medioambiental y distributivo de recursos, pero conllevará esfuerzo y dedicación. Si pudiéramos aprovechar los cambios que nos llegan por obligación, podríamos empezar una nueva etapa de oportunidad".

Sólo queda aplaudir... y reflexionar.

Otro día hablaremos de ‘el gran Write Off' que puede llegar, ya veremos si de deuda pública, privada, o de las dos. Ya veremos qué nos va trayendo el futuro, pero lo del petróleo pagándose a -37 ha sido para que Oliver Stone, Adam McKay, Chandor, Ferguson y demás vayan preparando sus guiones para nuevas películas. Historias va a haber.

Pues eso: cuidemos a nuestros hijos, llevémonos mejor entre nosotros, valoremos la vida, el tiempo, la salud y dejemos de pensar tanto en el dinero. Que está al 0%, no sé si lo había dicho.