Son palabras que hoy parecen bastante parecidas. Casi sinónimas. |
Veo la chapuza rayana en el fraude electoral de los avales de ‘Jan' Laporta para constituir la directiva una vez ganadas las elecciones al FC Barcelona y ya no sé si reÃr o qué. Una candidatura que llega al Barça prometiendo ilusión, dignidad... pero que nada más ganar los comicios, el directivo referencia de su candidatura, Jaume Giró, se va dando un portazo, al primer instante. El brillante ejecutivo; ‘hombre Ibex' que aseguraba seriedad solvencia y capacidad de renegociación de la deuda, (aunque al parecer salió no muy bien de La Caixa) se baja de inmediato del Barça, frustrando sin duda las expectativas de muchos socios que votaron por esa opción. Conviene recordar que el Barça tiene 1.200 millones de euros de deuda, y de ellos, más de 700 a cortÃsimo plazo. Todo ello, sin tesorerÃa en mayo, según el presidente en funciones, Carlos Tusquets, histórico banquero de la burguesÃa catalana. Seguro que Laporta, con un par de golpes de efecto como la pancartita lo arregla.
Pues, llegado el momento de rascarse el bolsillo con los avales necesarios para constituir la directiva, todos han empezado a mirarse unos a otros, como cuando de jóvenes se nos iba la mano en un restaurante y nos caÃa una minuta escalofriante. Eran 124 millones de euros y faltaban dos tercios, avisaba el diario independentista (y, por tanto, culé a muerte) Ara. Por cierto, Ara fue fundado por VÃctor Font, el adversario de Laporta en las elecciones, que continúa de accionista del diario. Casualidades de la vida.
No sé qué hacen Font y Toni Freixas (el tercer y último adversario) que no exigen la anulación de las elecciones por fraude en origen, ya que lo que se decÃa en campaña ha cambiado radicalmente. Porque Laporta ha hecho entrar en la directiva a Eduard Romeu, CEO de Audax Renovables; separatista en Cataluña, conciliador en Madrid, pero quien está detrás apoyándole financieramente es el propio presidente y dueño de la compañÃa, José ElÃas. También ha entrado en escena el inefable Jaume Roures, presidente y dueño de Mediapro, para cerrar de madrugada el esperpéntico episodio de los avales. Imaginen que en unas elecciones se vota por un candidato que defiende un equipo ultraortodoxo y una vez ganadas, incluye en el Gobierno a hÃpsters y okupas. SerÃa indigno, ¿no?
Pues eso ha pasado. Acaba de irrumpir el dueño de Audax Renovables como uno de los paganinis de la nueva directiva, que se convierte de repente en el hombre de más peso de dentro de ella. Por cierto, Audax no es una empresa renovable. Es una comercializadora de luz y gas, algo muy digno, pero no es un coloso industrial de energÃas verdes, como se pretende vender. Es una empresa de servicios, una low cost de la factura de la luz que cubre a algo más de medio millón de clientes (pymes, básicamente), aunque a toda prisa busca darse una pátina verde con adquisiciones, que ahora es lo que vende.
Vale casi 1.000 millones de euros en Bolsa, pero su página web es una chapuza indigna de una empresa cotizada: las memorias, la descripción de sus proyectos, la separación de sus ingresos... Parece hecha por el tÃpico sobrino avispado. Un insulto a la inteligencia, que es increÃble que la CNMV tolere, y que habla muy mucho de la propia entidad.
Su rating, BBB-, (otorgado por Axesor, ni siquiera por S&P o Fitch, o alguna más; que nunca está de más tener dos calificaciones) significa que está al lÃmite de ser bono basura, por lo que lo de "empresa lÃder" parece un poco cuestionable, a pesar de que la lamentable prensa deportiva se ha apresurado a subrayar eso, sin indagar más. Sólo se han quedado con la anécdota de que José ElÃas conduce un Lamborghini por Badalona y pilota helicópteros, todo ello muy coherente con lo renovable (podrÃa llevar un Tesla, al menos).
De Jaume Roures, ¿qué decir o, mejor dicho, por dónde empezar? Eterno simpatizante de la independencia de Cataluña, quiebra con despidos e impagos en diario Público (los empleados le pedÃan que vendiera obras de arte para pagarles), todo el dÃa en los papeles por posible evasión fiscal, el soborno para obtener los derechos televisivos de la Concacaf... Recientemente, otro escándalo en Francia con la Liga, tratado muy amablemente por la prensa. Mediapro, además, pidiendo ayuda financiera a la SEPI... Por no hablar de que esta empresa ha estado gestionando algo tan importante como el VAR en la Liga. ¿Puede ser su presidente avalista de un club? ¿Se imaginan al presidente del comité de los árbitros como consejero de ACS?
Un ejemplo más de la amoralidad que rodea al fútbol, aunque la sensación que emite este mundillo es la de la moraleja de la marea: cuando está alta, no se nota quién está en el agua sin bañador. Cuando baja, se le ven las vergüenzas a quien no lo lleva.
El fútbol, nos guste o no, es ahora cosa de magnates, rusos, jeques, chinos o florentinos. Gente con poderÃo de verdad. Y, por cierto, Florentino es de lo más pasable, porque lo de los chinos es para mirarlo aparte: la tomadura de pelo que se está haciendo en directo con el Valencia, con un "inversor" asiático vendiendo a toda la plantilla porque el club "le debe dinero" y ahora llega un desconocido prÃncipe Johor, que sólo habla por RRSS, es algo digno de Berlanga, pero bueno, si no hacen nada ni las autoridades ni la masa social, tampoco hay mucho más que hablar. Y, cuando lo hacen, como el fiscal Castresana con el Atlético de Madrid y los Gil, tampoco pasa nada.
El caso es que a los oportunistas de medio pelo que aterrizaron en el fútbol para su medro personal se les ve muchÃsimo el pelo de la dehesa, como vulgarmente se dice. Se le vio a Bartomeu, firmándole a Messi un contrato inmoral e impagable, de 100 millones de euros brutos al año, sin cesión de derechos de imagen; en una situación que rozaba la extorsión; mientras Florentino, claro, fue muy torpe al quitarse de encima a Cristiano Ronaldo, por no querer entrar en esas cifras. Todo, según la prensa deportiva, claro. Ahora se ve quién ha sido el tonto y el listo.
Y se le ve a Laporta, teniendo que echarse en manos de un empresario surfero en la ola de las renovables, y de alguien como Roures, a quien no se me ocurre cómo calificar.
Esto de las renovables es genial... vivà la burbuja puntocom, la del ladrillo y ahora la verde. Son, básicamente lo mismo. Dentro de unos años nos reiremos y alucinaremos con muchas cosas que ocurren en este momento, (mención especial a las colocaciones bursátiles de filiales verdes de empresas ya cotizadas, que sin duda irán bien al principio), aunque ahora parezcan lo más importante y generadoras de valor del mundo.
Una cosa es avanzar para lograr la generación de una energÃa limpia, que otorgue independencia a los paÃses y, sobre todo, que sea barata para el consumidor y otra la caza de subvenciones, la colocación en Bolsa de lo que sea mientras sea verde y la hinchazón de la burbuja actual. El pelotazo y el pufo. Pensaba que la quiebra de tantos huertos solares y parques eólicos en el pasado reciente habrÃan puesto coto a esto (por no hablar de la salida y exclusión en Bolsa de Iberdrola Renovables), pero resulta que no. Ahora, todo el mundo es renovable y experto en la materia. Hace años, Internet era sinónimo de valor exponencial, de manera global e indiscriminada. Poco después, lo mismo con lo inmobiliario: "nunca pierde valor".
Recuerdo en la burbuja puntocom, con Santander y Central Hispano recién fusionados. Los dos copresidentes, Emilio BotÃn y José MarÃa Amusátegui, con apariencia pseudo carpetovetónica porque ya eran tiempos de aparecer en público en mangas de camisa, presentaban resultados. Cuando acabaron con el aburrido speech (por duplicado) de balances, ratios, resultados, intentaban convencer también a la concurrencia de que tenÃan grandes planes on line. Al acabar, la primera pregunta fue, evidente, "presidentes, ¿puede concretar más los planes sobre Internet?" y BotÃn: "¿Internet? ¡Vamos a arrasar! ¡Mi colega presidente y yo vamos a dar clases en breve!", lo que confirmaba que ni siquiera sabÃan navegar o mandar un correo electrónico.
Los periodistas comentamos después, entre risas, que esas clases seguramente consistirÃan en enseñar a dictar un e-mail a la secretaria en lugar de la tradicional carta. Lo mismo ocurre, en cierta medida, con las renovables: ahora, todo lo que sea verde es bueno, aunque nadie sabe muy bien el qué, el cómo...
Los fondos de inversión, además, tienen que comprar activos con criterio verde, por lo que hay una especie de cÃrculo virtuoso. Todo tiene que ser renovable, es decir, mejor, aunque la factura de la luz haya vuelto a subir una barbaridad en cuanto ha hecho frÃo y las plantas solares hayan fallado con Filomena en muchas zonas.
En definitiva, la llegada de Laporta ha sido apoteósica, con portazo de Giró y ridÃculo con los avales. Barça, pufos y renovables, palabras bastante sinónimas hoy. Dignas del paÃs que tenemos.
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