Economía
Cháchara desde la supraestructura mientras el ciudadano cae
Por Manel López Torrents
Lo importante es cómo se llevan Escrivá e Iglesias o que se discuta sobre enormes planes de ayuda internacionales. Ya llevamos cientos de miles de parados en un mes. ¿Recordamos qué hizo la banca en la anterior crisis?

El Gobierno nos ha mandado a casa con cajas destempladas y marzo nos ha despedido con cientos de miles empleos destruidos, según palabras del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Sin contar los ERTES. La gente está en su casa, muy asustada ante la posibilidad de perder su trabajo, no poder buscar uno nuevo y no saber cuándo volverá la normalidad. Pero lo importante es su relación con Pablo Iglesias.

La pandemia tenía dos urgencias: la sanitaria en primer lugar, pero en segundo y casi tan importante, la económico-laboral. Mientras los titulares y los discursos políticos se llenaban de cifras macro, la gente iba recibiendo comunicados de su trabajo con malas noticias.

Han mandado a casa a la gente y que ahí se vayan llevando los palos, que en el interín se irán lanzando gruesos discursos sobre la creación de grandes fondos para liquidez, aunque habrá que ver si Merkel está a favor, si Macron mira mal o si Holanda vuelve a señalarnos; grandes emisiones de deuda, mega compras de material sanitario que de momento no ha llegado a las farmacias (que no haya guantes no es tercer, es octavomundista), líneas de crédito oficial (con el correspondiente seguro de vida que te cobra la entidad financiera)...

Nada de una carencia inmediata de pagos, que evite la sangría. Las empresas no necesitan más crédito ahora, sino ingresos. Es impresentable que el Gobierno se haya dejado arrebatar cientos de miles de puestos de trabajo en unas semanas. No ha sabido mandarnos a casa garantizándonos cierta tranquilidad.

La sensación, una vez más, es que las cosas se ‘pastelean' muy por encima de nuestras cabezas y que, más abajo, sálvese el que pueda. La ley del más fuerte, pese a esas proclamas demagógicas de "no se va a dejar a nadie atrás".

Todo se pastelea en las alturas, sin que al ciudadano le desaparezca la sensación de desamparo. En la anterior crisis, la barra libre de liquidez del BCE sirvió para que los bancos ganaran dinero sin hacer nada, sólo comprando deuda

Esa supraestructura a la que se refirió Marx en su día; esa élite extractiva que parecía tan señalada tras la crisis de Lehman Brothers. Esa casta que denostó Pablo Iglesias; hoy más que nunca la clase política de los Falcon y el nepotismo, y de la que ahora es uno de sus miembros más ilustres. En RRSS y en muchos medios incluso apuntan que tiene un nuevo romance, cosa que, aunque no tenga importancia real, recuerda mucho a la gran película de José Luis Garci, "Asignatura pendiente", cuando Trotsky le dice a su jefe José: "¿te has hecho tan de derechas que ya tienes hasta querida?".

Acaba de presentar resultados Bankia o BBVA (menudo desastre) y el discurso del consejero delegado de la firma madrileña, José Sevilla, secundado por el de Santander, José Antonio Álvarez, ha sido desalentador. Ya están de nuevo términos como "rescate financiero", que la ciudadanía sólo puede identificar con antipatía, ya que lo relacionan de inmediato con recortes a la gente y ayudas a los bancos.

¿Y, saben qué? Tienen razón. Hace unos 10 años, en la anterior crisis, el Banco Central Europeo (BCE) lanzó la celebérrima ‘barra libre de liquidez', LTRO por sus siglas en inglés, consistente en ingentes cantidades de dinero al 1% entregadas a los bancos para que ‘engrasaran' el crédito a la pyme.

¿Qué hicieron los bancos? Comprar letras y bonos del Tesoro a corto plazo, quedarse con los intereses, que entonces eran decentes, recuperar el dinero y devolverlo. Una inyección en vena al margen financiero, que negaban al principio, sin haber hecho el menor esfuerzo comercial en captación de recursos ni riesgos asumidos.

Así se financiaba al estado, decían, aunque el financiador real era el BCE y el estado pagaba intereses por una deuda que era para afrontar subsidios de paro crecientes, pensiones, sanidad... El ciudadano, mientras, de convidado de piedra. A esto se le llamó "carry trade" (el término se hizo célebre) y la banca española fue la que más lo hizo de toda Europa. Un escándalo monumental, del que no se habla lo más mínimo.

Luego, la banca emite informes criticando los altos porcentajes de deuda pública de los estados, claro. Y pide reformas estructurales.

El error era de concepto, porque en 2010-2012, la pyme no necesitaba créditos, necesitaba un milagro. O, al menos, dinero. ¿Por qué no un LTRO para pymes y personas? A mi mismo, por ejemplo: me podrían haber concedido 200.000 euros, para comprar letras a 12 meses que devolvía al vencimiento y me quedaban limpios unos cuantos miles de euros, que bien me habrían venido, sin haber hecho el menor esfuerzo de ahorro. Y, ya puestos, ¿por qué no me daban una ficha bancaria y en vez de 200.000 euros, pedía 200 millones? Mi aporte a la economía habría sido el mismo que el de cualquier banco.

¿Por qué no puedo tener relación directa con el BCE? Es algo que en el S XXI debería estar ya solucionado.

El discurso de mega fondos de ayuda desde Europa, que pasará a los estados, que pasará a los bancos, que aparte de poner mil condiciones obligará a contratar seguros y productos financieros para acceder al ciudadano a las ayudas... es algo que queda muy lejano al señor de a pie.

El S XXI tiene que traer cosas nuevas. Que la gente tenga claro que las instituciones no son únicamente órganos superiores, sino también la representación del ordenamiento social. Es decir, el BCE está para nosotros, no al revés. Hacienda está para nosotros, no al revés.

Y la gran banca, realmente, no tiene un gran sentido ahora mismo. Con tipos de interés al 0%, ¿qué valor añadido ofrecen? Custodia de ahorros. Ningún gran banco (repito: ni uno) gestiona bien el patrimonio. Ninguno puede ofrecer retorno al dinero. Mecanismos de pago puede haber más: seguro que Google o Paypal lo pueden hacer mejor. Yo quiero mis créditos al 0%, como lo logran ellos, y sin pagarles seguros ni tener obligaciones de contratarles tarjetas, pensiones, entregarles cautiva la nómina... cuando, además, tienen para su uso todo mi historial de pagos, lo que equivale a decir que saben todo de mi vida

Los teóricos de la Teoría Monetaria Moderna (MMT, por sus siglas en inglés) defienden que sean los bancos centrales los que financien a los estados. Algo que enfurece a los liberales, que contestan que entonces se retiren los impuestos. Pues no suena mal: un sector público plenamente financiado por un banco central que no tiene acreedores (somos nosotros, en definitiva) y una sociedad trabajando en el sector privado, pero sin impuestos. ¿Dónde hay que firmar?

En ninguna parte. Continuaremos con la chichonera puesta, capeando el temporal, mientras se escuchará hablar de grandes actuaciones europeas, emisiones de deuda, líneas de apoyo a los bancos... tal vez estará la novedad de los planes de nacionalización, que a Garzón e Iglesias les pone mucho. Lo que nos faltaba. 

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