El cambio climático tiene un gran sesgo de clase. Las regiones más pobres del planeta, las que menos han contribuido al aumento de emisiones de CO2, son las más vulnerables a la destrucciones que, cada vez con más frecuencia, están generando los fenómenos meteorológicos extremos (incendios, sequías, inundaciones, huracanes, etc.).

Para compensar esa "injusticia climática", todos los países acordaron en la COP27 (noviembre de 2022) la creación de un "fondo de pérdidas y daños", una enorme hucha internacional para que las naciones más ricas y más contaminantes aporten dinero para que los países con menos recursos y con emisiones ínfimas (que menos han causado la crisis climática), puedan afrontar los desastres que están sufriendo.

Para transformar el anuncio en realidad, se creó un "Comité de Transición" que se sesionó en cinco oportunidades a lo largo del año. La última reunión tuvo lugar este fin de semana en  durante todo este año en Abu Dabi.

El cónclave, cargado de tensión y discrepancias, finalizó con la firma de un borrador que se debatirá a finales de mes en la COP28. El documento es "muy decepcionante" a juicio de los representantes de los países más pobres y de los activistas climáticos que, desde hace años, vienen luchando por la creación de este fondo.

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Según denuncian, el acuerdo preliminar no obliga a los países ricos (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Europa, China, Japón y Australia) a desembolsar dinero para llenar el fondo (se calcula que las naciones subdesarrolladas necesitarán 2 billones de dólares al año en financiación climática para 2030). Los aportes serán "voluntarios".

El borrador no incluye ninguna mención al tamaño mínimo que debe tener el fondo. Los países en desarrollo pidieron asegurar mínimamente 100.000 millones de euros por año. Estados Unidos rechazó incluir una cifra en el texto firmado.

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Además, se resolvió que las ayudas sean "préstamos" y no "subvenciones", lo que incrementará las deudas de economías muy frágiles.

"Es un día sombrío para la justicia climática, a medida que los países ricos dan la espalda a las comunidades vulnerables. Esto no logra brindar a las comunidades vulnerables garantías adecuadas de que se cubrirán sus necesidades financieras para hacer frente a los impactos climáticos y reconstruir sus vidas", ha lamentado Harjeet Singh, jefe de estrategia política global de Climate Action Network International, según cita The Guardian.

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Otro de los cuestionamientos es que, finalmente, el fondo lo va gestionar el Banco Mundial, como exigían los países ricos, y no Naciones Unidas, como pedían los gobiernos más vulnerables.

Este organismo internacional está gobernado por los países desarrollados. Las quejas apuntan a que serán "juez y parte". 

Las regiones (como los estados insulares del Pacífico o la región africana del Sahel) que menos han contribuido a la crisis climática ya se ven afectadas en su existencia. Necesitan urgentemente una distribución justa de las finanzas para abordar los impactos de la crisis climática. Seguimos mirando para otro lado

"Hay muchas razones por las que este texto es inaceptablemente débil, incluida la falta de obligaciones para los países desarrollados de pagar su parte justa al Fondo y el hecho de que el Banco Mundial se convierta en el anfitrión interino del Fondo", ha criticado Kathrin Henneberger, activista climática alemana.

"Hay más problemas", alerta Pedro Zorrilla Miras, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace España. "No hay un plan para definir cómo comenzar a aportar el dinero. Se ha quitado el texto que hacía referencia a la necesidad de respetar los Derechos Humanos. Y el borrador no contempla la participación de la sociedad civil", describe este experto en su cuenta de X.

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En diálogo con LPO, Zorilla explica que de aprobarse el borrador en la COP el ansiado fondo climático "no va a ser de mucha utilidad". "Pareciera que vamos camino a un "mal acuerdo" con tal de tener un acuerdo", lamenta.

La última reunión del Comité de Transición confirma que Estados Unidos es "el país que más claramente está bloqueando cualquier avance hacia el fondo para perdidas y daños que realmente el mundo necesita".  

"Tanto fue así, que tras votarse el borrador, los representantes de Estados Unidos salieron de la habitación. Y cuando regresaron pidieron aclarar que se trataba de un documento sin consenso total por su ausencia en la votación", cuenta el miembro de Greenpeace.

La administración de Joe Biden justifica sus reparos en que "ningún gobierno tiene hoy suficientes recursos para satisfacer las necesidades de financiamiento de naciones particularmente vulnerables en la escala que se requiere". La Casa Blanca propone una "financiación multilateral" con préstamos de fuentes públicas y privadas.  

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"La renuencia de las naciones ricas a cumplir con sus responsabilidades financieras, a pesar de sus obligaciones históricas, ha revelado claramente sus verdaderas intenciones y su indiferencia ante la difícil situación del mundo en desarrollo", ha resumido Singh en sus declaraciones a la prensa británica.

Los países en desarrollo tampoco lograron poner por escrito que los grandes productores de petróleo y gas, como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, sean donantes del fondo. Por categorización están exentos, debido a que para la ONU siguen siendo países en vías de  desarrollo.

La renuencia de las naciones ricas a cumplir con sus responsabilidades financieras, a pesar de sus obligaciones históricas, ha revelado claramente sus verdaderas intenciones y su indiferencia ante la difícil situación del mundo en desarrollo

Las regiones (como los estados insulares del Pacífico o la región africana del Sahel) que menos han contribuido a la crisis climática ya se ven afectadas en su existencia. Necesitan urgentemente una distribución justa de las finanzas para abordar los impactos de la crisis climática.

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Para Henneberger, la "falta de compromiso financiero por parte de los principales responsables de la crisis climática" pone claramente en peligro la concreción de este fondo.

Zorrilla pide que el fondo climático no tape el bosque: la urgente necesidad de reducir a la mitad las emisiones mundiales para 2030. Caso contrario, no habrá dinero que pueda hacer frente a un planeta, literalmente, en ruinas.