Leon Simons es un investigador climático que participa en la junta directiva del Club de Roma, una organización no gubernamental que agrupa a decenas de cientÃficos que están preocupados por la salud del planeta a mediano y largo plazo.
Su cuenta de Twitter ha ganado mucha visibilidad en las últimas semanas por sus actualizaciones sobre la inédita y excepcional ola de calor que sufre el océano Atlántico Norte, con incrementos de entre cuatro o cinco grados por encima de lo normal en esta época del año.
Para Simons, esta anomalÃa climática, por sus inciertas consecuencias, deberÃa ser tema central de debate en la agenda mediática y polÃtica a nivel global. Su preocupación es compartida por casi toda la comunidad cientÃfica.
"Esta ola de calor del Atlántico Norte está muy por encima de las peores predicciones para el clima cambiante de la región. Es realmente aterrador lo rápido que está cambiando esta cuenca oceánica", describió, atónito, Richard Unsworth, profesor asociado de Biociencias de la Universidad de Plymouth, en el Reino Unido.
A la espera de recoger más datos para entender los motivos y predecir las consecuencias de este fenómeno (más calor en la superficie terrestre, la muerte generalizada de especies marinas, el aumento de huracanes, etc.), los cientÃficos apuntan a una combinación "del cambio climático causado por el ser humano aunado a la variación natural del sistema climático (El Niño)".
Este lunes, Simons adelantó que junio batirá de forma simultánea tres récords climáticos, una combinación alarmante que ningún modelo cientÃfico predijo para las primeras décadas del siglo XXI.
Las temperaturas del aire en la superficie serán las más altas registradas desde que hay medición. Lo mismo con las temperaturas globales de la superficie del mar: también serán récord. En tanto que el hielo marino global descenderá a un mÃnimo histórico para este mes del año.
"Todos los récords mensuales se están rompiendo simultáneamente. Esto no es normal", alertó el cientÃfico en sus redes sociales. Y agregó: "Hay más y más calor acumulándose en el sistema de la Tierra cada vez más rápido. Los modelos no pronosticaron esto. Lo más probable es que se haya subestimado la reducción de la contaminación atmosférica por partÃculas emitidas".
Justamente, las "estimaciones deficientes" del impacto del clima y las actividades humanas en los ecosistemas son el eje de una investigación cientÃfica publicada en los últimos dÃas por la prestigiosa Revista Nature titulada "Colapso anterior de los ecosistemas del Antropoceno impulsado por múltiples impulsores más rápidos y ruidosos".
La tesis del trabajo, firmado por los investigadores Simón Willcock, Gregorio S. Cooper, John Addy y Juan A. Dearing, es que los ecosistemas "se están degradando incluso más rápido" de lo que se pensaba.
"Una de las principales preocupaciones de los ecosistemas del mundo es la posibilidad de colapso, donde los paisajes y las sociedades que sustentan cambian abruptamente. La aceleración de los niveles de estrés, el aumento de la frecuencia de los eventos extremos y el fortalecimiento de las conexiones entre sistemas sugieren que los enfoques de modelado convencionales basados en cambios incrementales en un solo estrés pueden proporcionar estimaciones deficientes del impacto del clima y las actividades humanas en los ecosistemas", se explica en el trabajo.
Para llegar a esta conclusión, los autores realizaron experimentos en cuatro modelos que "simulan cambios abruptos" en la pesquerÃa de la laguna Chilika (India), la comunidad de la Isla de Pascua (océano PacÃfico), la muerte regresiva del bosque y la calidad del agua del lago, lo que representa "ecosistemas con una variedad de interacciones antropogénicas".
A través de un software, los investigadores moldearon más de 70,000 simulaciones diferentes. En los cuatro modelos, "las combinaciones de estrés y eventos extremos" adelantaron la fecha de un punto de inflexión previsto entre un 30% y un 80%.
Es decir, que los colapsos de algunos ecosistemas, proyectados para fines de este siglo, "podrÃa ocurrir tan pronto como en las próximas décadas", según esta nueva simulación. ¿Cómo se explicarÃa esta aceleración? Debido a que un ecosistema que colapsa -cuando por ejemplo los pescadores de la laguna de Chilika aumenten la captura de peces juveniles durante la escasez- tendrÃa "efecto en cadena en los ecosistemas vecinos a través de bucles de retroalimentación sucesivos". "Un escenario de bucle ecológico fatal, con consecuencias catastróficas", advierte este grupo de cientÃficos.
"Estudios anteriores han sugerido que los costos significativos de superar los puntos de inflexión en los grandes ecosistemas se activarán a partir de la segunda mitad de este siglo en adelante . Pero nuestros hallazgos sugieren que estos costos podrÃan ocurrir mucho antes", agregan.
Simón Willcock, cientÃfico investigador principal en Rothamsted Research y profesor de Sostenibilidad en la Universidad de Bangor (Gales), lÃder de este equipo de trabajo, traza una analogÃa entre sistemas ecológicos y económicos para graficar que en el primer rubro los "rescates gubernamentales" no posibles.
"Los bancos pueden salvarse siempre que los gobiernos proporcionen suficiente capital financiero en los rescates. Por el contrario, ningún gobierno puede proporcionar el capital natural inmediato necesario para restaurar un ecosistema colapsado", explica en un artÃculo de opinión sobre la investigación que ha encabezado.
Y concluye: "No hay forma de restaurar los ecosistemas colapsados dentro de un plazo razonable. No hay rescates ecológicos. En la lengua vernácula financiera, solo tendremos que recibir el golpe".
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