La crisis energética empieza a impactar en el empleo, el eslabón más débil y delicado de una bola de nieve que parece imparable: costes de gas y electricidad exorbitados, parálisis industrial, reducción de turnos y -por último- trabajadores en la calle.
En las últimas horas, la dirección de ArcelorMittal, multinacional que cotiza en el Ibex y que cuenta con 11 plantas en España, propuso a los sindicatos con representación en la empresa un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por "causas productivas" para todos sus centros en la penÃnsula (a excepción de Condesa) con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2023.
De prosperar, esta medida de flexibilización laboral, que habilita a las empresas a reducir o suspender los contratos de trabajo en contextos de crisis, afectarÃa a 8 mil operarios. SerÃa la primera foto de un escenario que temen empresarios e industriales españoles para 2023: un masivo impacto de la crisis en las fuentes laborales.
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La empresa ha aducido cuatro argumentos para aplicar esta medida: la guerra en Ucrania, la caÃda de la demanda de pedidos, el coste de la energÃa y el aumento de las importaciones de paÃses extracomunitarios. El segundo punto es el más delicado y sensible.
A principio de mes, la compañÃa anunció la parada temporal de uno de sus hornos de la planta de Gijón por una situación "muy adversa" del mercado del acero en Europa, que ya sufre una parálisis productiva del 50% producto de los altos costes energéticos, principal materia prima de una industria muy intensiva.
Las máximas autoridades de la Unión Europea recibieron dÃas atrás un carta firmada por 40 directores ejecutivos de grupos metalúrgicos advirtiendo la "situación asfixiante del sector" y el impacto directo en el empleo.
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"Estamos profundamente preocupados de que el invierno que se avecina pueda dar un golpe decisivo a muchas de nuestras operaciones, y hacemos un llamado a los lÃderes de la UE y de los Estados miembros para que tomen medidas de emergencia para preservar sus industrias estratégicas de uso intensivo de electricidad y evitar la pérdida permanente de puestos de trabajo", rezaba la misiva.
Las industrias del metal y el acero están, a juicio de los empresarios, "al borde de un invierno de vida o muerte para muchas operaciones". ArcelorMittal es la primera firma que traslada la crisis a las fuentes laborales, pero los recortes productivos están extendidos por todo el sector.
En el último mes, la metalúrgica Ferroatlántica paró los dos hornos que tenÃa en funcionamiento en su fábrica de Cantabria (ya habÃa detenido el de A Coruña); y Azuliber, uno de los principales productores de arcilla del grupo Pamesa, comunicó el cese total de su producción. El diagnóstico de ambas direcciones: los números empiezan a no cerrar por los precios de la energÃa y la contracción del mercado a causa de la inflación.
Reinosa Forgings & Castings, uno de los principales fabricantes mundiales de grandes piezas forjadas y fundidas, con sede en Cantabria, también evalúa el camino del ERTE tras parar su producción de acero. El incremento de los costes energéticos -aduce la empresa- ya supone el 70% del gasto mensual.
La fecha hasta la que ArcelorMittal quiere extender el ERTE (diciembre 2023) es un indicio de las oscuras perspectivas del sector para el próximo año. Esta industria entiende que la crisis energética tendrá un impacto de largo plazo.
Los sindicatos rechazan de plano una medida que "sin justificación" pretende "aplicarse a toda la plantilla". "El año 2021 fue extraordinario para Arcelor Mittal. La produccion en los cinco continentes le ha permitido obtener unos beneficios de 13.000 millones de euros y tener carga de trabajo. Por eso, la propuesta de la direccion es desproporcionada", respondieron los representantes de Eusko Langileen Alkartasuna-Solidaridad de los Trabajadores Vascos.
Para evitar este "efecto cascada" en materia de empleo, el Gobierno anunció que toda la industria de cogeneración -aquella que genera parte de la energÃa que produce- va a estar cubierta por el tope de gas. De momento, sin esta herramienta, los ERTES empiezan a multiplicarse en otros sectores, como, por ejemplo, el azulejo.
La firma Roca Tiles, ubicada en la comunidad valenciana, tomó este mismo camino. "Estamos como casi el 99 por ciento de las empresas de la zona, con un ERTE que se aplica en función de la apertura del cierre de hornos, porque a veces fabricar sale más caro que no vender", explican fuentes de esta empresa, según cita La Vanguardia. Actualmente la planta está funcionando al 60%, por lo que la situación afecta a un tercio de la plantilla: más de 200 trabajadores.
UGT admite que, en materia de ERTES, se están "sumando muchas empresas". Hasta junio eran más de 30 en este sector. El "goteo" de expedientes temporales que empezó tras la guerra empieza a transformarse un "hilo de agua", grafican desde los sindicatos.
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El impacto de la crisis energética en el empleo también empieza a repercutir con fuerza en la mediana y pequeña empresa. "Vamos camino a cierres temporales. Por el coste energético, muchos sectores empiezan a no ser rentables", le reconoció dÃas atrás a LPO Francisco Vidal, director de EconomÃa de Cepyme.
La confederación prefiere, por el momento, ser "cautelosa" respecto a la proyección del empleo, que "seguramente" se verá afectado por la deceleración de la actividad económica. "Hoy hay mucha incertidumbre, prudencia y cautela. Impacto en el empleo va a haber. La magnitud, no la sabemos". La pyme española tiene hoy un promedio de 3,7 empleados.
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