Ni en el peor escenario posible, con un invierno muy crudo y reactivación de la demanda impulsada por China, España sufrirá desabastecimiento de gas en 2023 y 2024. Esa es la tranquilizadora proyección que hace el Banco de España sobre la evolución de los inventarios europeos de gas para los meses más fríos de la próxima temporada invernal.
En términos económicos, el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos descartó un escenario de recesión para la península en 2023. El optimismo también alcanza al panorama energético.
En una de sus últimas publicaciones, titulada "Evolución de los inventarios de gas natural en 2022 y 223 en las economías de la UE", los analistas de esta institución destacan que, en los últimos meses, los países de la eurozona "han mostrado una capacidad relativamente elevada para reducir su dependencia de las importaciones rusas de gas, lo que les ha permitido incrementar el nivel de los inventarios de este combustible fósil hasta máximos multianuales", alejando así los fantasmas de cortes y racionamientos.
Vale recordad que semanas atrás, la Agencia Internacional de la Energía advirtió que la reposición de los inventarios en el verano de 2023 será muy difícil, lo que podría conllevar riesgos de desabastecimiento en los primeros meses de 2024.
Las proyecciones de la OCDE son aún más pesimistas: apuntan a que un invierno frío podría conducir a problemas de suministro ya durante este invierno.
El informe del organismo español explica que Europa esquivó los peores escenarios por dos vías: por un lado, por medio del aumento de las importaciones de gas por gaseoducto provenientes, sobre todo, de Noruega, el norte de África y Azerbaiyán, y de un mayor recurso al gas natural licuado (GNL) -importado, especialmente, de Estados Unidos, Catar y Nigeria-.
Por otro lado, a través de una reducción en el consumo de gas. "En efecto, desde el inicio de la guerra en Ucrania, dicho consumo ha caído un 11% en el conjunto de la UE respecto a la media de los últimos años, si bien con una notable heterogeneidad por países, agentes y sectores", se detalla.
Sin embargo, a pesar de esta respuesta "encomiable" a la crisis energética, aún persiste "una considerable incertidumbre" acerca de en qué medida estará plenamente garantizado el abastecimiento de gas en la UE, sobre todo en el invierno 2023-2024.
Para evaluar el riesgo de un eventual desabastecimiento de gas en los próximos trimestres, el Banco de España trazó dos escenarios hipotéticos, que asumen el cierre total de los flujos de gas procedentes de Rusia.
En el "escenario benigno" se reduce la demanda de gas natural europea gracias a una favorable meteorología y al cumplimiento de los objetivos de reducción de consumo de la UE.
Por su parte, en el "escenario adverso" se asume que los próximos dos inviernos son más fríos de lo habitual, lo que conlleva una mayor demanda de gas. También se toma como dado un retraso de seis meses en los planes de expansión de la oferta por el aumento de la demanda mundial.
De acuerdo con estos supuestos, en el escenario benigno, solo Bulgaria y Bélgica, de entre las principales economías europeas, se encontrarían en una situación de riesgo de desabastecimiento en el invierno de 2022-2023, a no ser que registraran una reducción de su consumo de gas mayor que la asumida.
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Solo Bulgaria mantendría ese riesgo para el invierno de 2023-2024, dado que Bélgica tendría la posibilidad de expandir su capacidad de importación de GNL durante el próximo año.
"En el escenario adverso, el riesgo de desabastecimiento de gas durante este invierno sería más acentuado en Bulgaria y Bélgica, pero no afectaría a más economías. Sin embargo, en el invierno de 2023-2024, no solo estos países deberían enfrentarse a un riesgo de desabastecimiento", advierte la proyección.
El Banco de España suma en este hipotético bolillero a Alemania, Austria, Dinamarca, Rumanía y Polonia. Pero aclara sobre la situación de la península: "España no se vería expuesta a riesgos de desabastecimiento de gas en ninguno de los dos escenarios hipotéticos considerados".
En sus conclusiones, el informe pide interpretar la simulación de los escenarios "con debida cautela" al estar transitando un contexto "caracterizado por una extraordinaria incertidumbre".
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