
Las reuniones del Consejo de Ministros se han tensado en las últimas semanas. Desde que el PSOE anunció la presentación de una proposición para enmendar la ley del "solo sà es sÃ", norma estrella de la ministra Irene Montero, Unidas Podemos ha quedado desorientado, pero sin agitar una ruptura del gobierno de coalición a casi cuatro meses de las elecciones municipales y autonómicas. Esta vez los morados piden llegar a un acuerdo con la titular de Justicia, la socialista Pilar Llop.
Pero hay voces internas al margen de la cúpula de Podemos, el partido más involucrado en la reforma de la ley, que lamentan la "condescendencia" con el PSOE. Este jueves se conoció que UP apoyará la ley de maltrato animal pese a la exclusión de los perros de caza, una enmienda auspiciada por los socialistas, una exigencia inicial de los de Ione Belarra. La confirmación la dio el grupo socialista en el Congreso.
"Es muy difÃcil negociar con el PSOE con la posición que tiene UP. Cuando tú le dices, como han dicho Ione e Irene, que esta ley no va a romper gobierno, le das al PSOE un aval. Ahora negocia con UP como si negociara con el PP o con ERC porque ya no necesitan a UP. Estamos en un año electoral, lo más grueso ya está aprobado. Hemos cumplido nuestro papel en este gobierno y a partir de ahora todo es postureo en función de las elecciones. Esta es la verdadera cara del PSOE cuando negocia con su supuesto aliado", dice a LPO un exdiputado de ese espacio.
De hecho, Félix Bolaños abrió la puerta a pactar la modificación de la ley del "solo sà es sÃ" con el PP, que ha fustigado los efectos de la norma, algo visto como una provocación por parte de los socios del gobierno, aunque la primera en animar a los populares fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, una de las funcionarias con peor vÃnculo con los morados por las diferencias respecto a la guerra en Ucrania. En UP ya no creen en la alevosÃa del PSOE, sino en una estrategia planificada.
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Desde el PP deslizan que la reforma en cuestión es la excusa del oficialismo para romper y rearmarse de cara al año electoral. "No lo descarto. Hasta ahora el escenario económico no es bueno, pero es menos malo que el predominante en Europa. Lo que veo es mucha debilidad orgánica y la carencia de un proyecto solvente en UP. No tiene espacio para recomponerse fuera del gobierno", admite el exdiputado por AndalucÃa.
Por otra parte, un miembro de UP reconoce a este medio que Sánchez "ha conseguido dividir en dos alas" al especio, con Yolanda DÃaz por un lado y Belarra y Montero por otro, con el objetivo de debilitar a los socios y arrebatarles votos, aunque desmiente que el gobierno esté pensando en un adelanto electoral. El lÃder del PSOE no quiere arriesgar la presidencia rotatoria del Consejo de la UE el próximo semestre, explica la fuente.
Pero hay indicios que llevan al PP a pensar lo contrario. Sánchez está atento a dos cuestiones: la recuperación económica y el desgaste que expresan las encuestas. Las partes han aprobado la mayor parte de la legislación pactada, solo falta la ley de vivienda, que la ministra Raquel Sánchez prometió su tramitación en "las próximas semanas", y la reforma de la llamada ley mordaza, que está siendo acordada por los seis partidos de la investidura a Sánchez. En Génova lo ven como el paso previo al adelanto.
En el gobierno lo ven más como parte de la campaña de mayo, cuando PSOE y UP tengan que mostrar sus logros y los "deberes hechos". Eso explica que Montero haya decidido aceptar la reforma del PSOE a su ley estrella. "Se podrÃa haber resuelto a la primera con un poquito más de técnica jurÃdica, se podrÃa haber metido una adenda que impidiese esto con una cláusula que fuera transitoria. Ha sido muy poco inteligente, pese a que la ley tiene elementos muy positivos, otros innecesarios y otros incomprensibles", señala el exdiputado.
Sánchez se ha convertido en el mediador entre el PSOE y UP y ha accedido a los proyectos de ley de los morados, pero en sus propios términos y sin tensar el gobierno de coalición. Pero con la campaña precipitada y el embate de la derecha, el presidente no quiere dejar margen para crÃticas y busca consolidar su liderazgo en un año clave para sus aspiraciones.
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