
Meritxell Batet no repetirá como presidenta del Congreso de los Diputados tras comunicárselo a Salvador Illa y Pedro Sánchez, en una salida que cambia la dinámica de las negociaciones por la composición de la Mesa parlamentaria. La dirigente catalana tenÃa buena reputación entre las formaciones tradicionales del bipartidismo y una relación tensa pero accesible con los independentistas y nacionalistas, aunque no asà con Podemos. Ahora el PSOE necesita un nuevo nombre y recalibrar la conversación con sus socios.
La decisión de la hasta ahora tercera autoridad del Estado se da 24 horas después de una fuerte campaña de desgaste lanzada desde los restos de Podemos, con un artÃculo de Pablo Echenique en el sitio de Canal Red incluido. El ex portavoz morado calificó de "temeridad" una eventual repetición de Batet en el cargo, que hasta el lunes se daba por descontado, señaló la presunta indulgencia de la titular con la bancada de Vox y le responsabilizó por haberle quitado el acta de diputado a Alberto RodrÃguez, un punto de inflexión con Podemos.
No es coincidencia que mientras la publicación de Echenique se reproducÃa y levantaba comentarios en los cÃrculos de la izquierda crÃticos con el PSOE, Enrique Santiago, aliado y mano derecha de Yolanda DÃaz, saliera a instalar que la presidencia del Congreso podÃa recaer en alguno de los partidos nacionalistas o independentistas. "Estamos construyendo una alianza amplia y considero que ninguna propuesta está descartada", lanzó el diputado de Sumar y secretario general del PCE.
También recogió el guante Joan BaldovÃ, quien ha vuelto a las Cortes Valencianas luego de su representación en el Congreso de los Diputados, al sugerir que el sucesor de Batet bien podrÃa recaer en un partido distinto al PSOE. Lo que se daba por sentado comienza a ser cuestionado por los socios de Sánchez, algo que ha encendido las alarmas en Moncloa. Sin embargo, en el espacio de la vicepresidenta segunda rebajan el nerviosismo del socio mayoritario del Ejecutivo.
Desde Sumar aclaran a LPO que los pareceres de Echenique, Santiago y Baldovà no son más que expresiones a tÃtulo personal. Tanto Podemos como CompromÃs, recuerdan, han dado muestras de no querer encajar fielmente en los moldes del proyecto de Yolanda DÃaz. Pero en Ferraz entienden que, ante la ausencia de una figura propia, las versiones sobre una presidencia ajena al PSOE para un Congreso "plurinacional" -una expresión de deseo impulsada por el yolandismo- crecerán con el correr de los dÃas.
La partida de Batet se interpreta como un paso al costado para facilitar la elección de un presidente socialista en la Mesa capaz de disminuir los resquemores de los partidos más chicos, aunque tal vez consiga un efecto contrario. Por eso Sánchez ha ordenado actuar rápido y convocado al ministro Félix Bolaños para que coordine la designación del candidato, no descartándole para el cargo, en el que también ve a otro perfil dialoguista de la formación y diputado activo, Patxi López.
Sánchez necesita una cara conocida, un carácter pragmático y dispuesto a negociar y una persona de confianza. Ese fue Bolaños durante buena parte de la legislatura pasada, al menos hasta el affaire del palco con Isabel DÃaz Ayuso en Puerta del Sol, durante la celebración del 2 de Mayo. López, en cambio, ha ido ganando la confianza del presidente del Gobierno y cultivado vÃnculos como jefe del Grupo Socialista, una senda que puede llevarle al primer puesto de una Mesa que será clave en los próximos cuatro años.
La procedencia vasca es un plus para López, ya que serÃa más cercano a la sensibilidad del PNV y EH Bildu y se entenderÃa con la parte "plurinacional" que Sumar presume como anzuelo para cerrar pactos con las fuerzas polÃticas de Euskadi y Cataluña. Es la oportunidad que ve Sánchez en la partida de Batet y la crisis de un reemplazo que ha desatado a nueve dÃas de las votaciones. Con todo, la lista seguirá abierta al menos hasta mañana miércoles. El nombre que surja será además parte del diálogo y los acuerdos con los socios parlamentarios, confirman en el PSOE.
Los socialistas ven un doble riesgo, ya no solo por derecha, con el PP intentando quedarse con la presidencia y más sillones de la Mesa, sino por izquierda, con partes de Sumar que empujan mayores concesiones a ERC, Bildu, PNV y Junts para acordar el premio principal, es decir, la investidura. El PSOE ya tenÃa garantizado el cargo para Batet, pero Sánchez olvidó que la todavÃa presidenta responde más a Illa que a él, por lo que la lealtad será requisito para el candidato socialista.
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