En Moncloa quieren desactivar cualquier conjuro de última hora que el PP pueda estar preparando de cara a la votación de la Mesa del Congreso del 17 de agosto. Alberto Núñez Feijóo ya admitió puertas adentro que apenas cuenta con posibilidades de ser investido presidente del Gobierno, por lo que en Génova han pasado a preparar una contraofensiva a Pedro Sánchez desde las Cortes, lugar donde se definirán los lineamientos de la próxima legislatura.
Los populares han dejado que trascendiese la oferta alcanzada al PNV para ocupar una de las vicepresidencias o secretarias de la Mesa a cambio de impedir que la socialista Meritxell Batet se confirme en el cargo de presidenta del Congreso. Es que la propuesta busca romper las negociaciones entre los nacionalistas vascos y el Ejecutivo en funciones, pero además pone en evidencia que el PP no está por la labor de juntar votos para su lÃder.
Aunque el silencio ha dominado la semana pasada, las conversaciones entre los partidos fueron intensas, a múltiples bandas, y los emisarios de Sánchez y Feijóo se aseguraron que sus respectivos mensajes bajaran a los interesados. Por una cuestión de mayores posibilidades, rapidez o confianza, el PSOE lidera la iniciativa y en las próximas horas se conocerÃan los detalles del pacto entre el oficialismo y las fuerzas independentistas y PNV.
La dirigente de ERC Teresa Jordà ha revelado este lunes que el PSOE accedió a otorgarles un sillón en la Mesa a los republicanos, los abertzales y los jeltzales, que deberán negociar entre ellos, un giro que abrirÃa las puertas del órgano a las formaciones independentistas y, en simultáneo, reunirÃa los apoyos para un segundo mandato de Sánchez. Con todo, las claves de ese acuerdo pasan por dos compromisos.
El primero es que las fuerzas vascas y catalanas voten por Batet en la segunda votación -el PSOE descarta que la actual titular sea respaldada en la primera instancia-, debido a que una leve mayorÃa del PP y Vox frente a los votos del PSOE y Sumar -que de momento no se ha desmarcado de los socialistas y comprometió su apoyo a la presidenta- dejarÃa a Sánchez sin su alfil en un espacio esencial de poder y gobernabilidad para los cuatro años por venir.
En tanto, el segundo se vincula con el rol de Junts en la investidura. ERC se ha erigido en traductor de las intenciones de Moncloa ante los posconvergentes, tal reconoció Jordà , y le busca convencer para investir a Sánchez, ya que no alcanza con una abstención. El Gobierno les ha prometido un grupo parlamentario propio a los catalanes y un espacio en la Mesa que podrÃa terminar en sus manos: Bildu ha renunciado a exigencias de fondo para la investidura y el PNV apuesta por los pactos sin recurrir a cargos.
Desde el PSOE dicen a LPO que el acuerdo con las fuerzas vascas y catalanas ya es un hecho y que los votos para las autoridades de la Mesa están entrelazados con los compromisos de investidura, aunque ese último pacto aún no haya sido cerrado por la dilación en las negociaciones con Junts. Los socialistas también buscan el voto de Coalición Canaria, porque la mayorÃa que consigan el PP y sus aliados en las votaciones para vicepresidentes y secretarios equilibrarán mucho más la composición de la Mesa.
En la votación de 2019, el PSOE y Unidas Podemos se quedaron con seis de los nueve sillones. Ese escenario es irrepetible para la izquierda. La composición se acercará a un cinco-cuatro, con los dos socios del Ejecutivo forzados a perder espacio en el órgano, una en favor de una de las formaciones nacionalistas y otra por la unidad del bloque de derecha. Con los populares al mando del Senado, perder la Mesa del Congreso serÃa trágico para Sánchez.
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