El presidente salió ileso del primer cara a cara con el líder de la oposición. Alberto Núñez Feijóo había solicitado a Pedro Sánchez un debate en el pleno para medirse de cara al último año de esta legislatura. El dirigente gallego también quería medir su liderazgo y lastrar los esfuerzos del gobierno en materia energética. Pero terminó desdibujado tras una comparecencia breve y sin propuestas claras frente a la crisis.
Feijóo intentó acorralar a Sánchez al pedirle que echase a "los ministros que no ha nombrado y también a los que no están a la altura", en referencia a Unidas Podemos. Sin embargo, socialistas y morados pasan por un buen momento y las diferencias se centran ahora mismo al interior del espacio "a la izquierda del PSOE", entre Podemos y "Sumar", la plataforma política de Yolanda Díaz. Además, el jefe de los populares no ofreció nada a cambio: no habrá respaldo en el Congreso.
Ni Sánchez iba a responder la invitación ni Feijóo convertiría al PP en aliado parlamentario del PSOE. Cuando el presidente entendió el juego al que se prestaba su contrincante, aprovechó para enumerar los puntos de su plan de ahorro energético. "No va a haber apagones ni racionamiento de bombonas, tal y como dice la derecha. Pueden estar tranquilos", dijo el presidente en un intento por llevar calma en medio de las dudas sobre el ahorro.
Pero dedicó un momento de su discurso para echarle en cara al PP la oposición al decreto energético: "Es verdad que usted tiene la mano tendida, pero para lanzar al vacío al Gobierno de coalición. Parece imposible que el Gobierno no pueda pactar con el principal partido de la oposición", apuntó Sánchez, quien vinculó a los populares con las grandes empresas de energía. Era un guiño a sus aliados progresistas -no solo a UP- y una manera de frenar las palabras de Feijóo.
"Decir que a mí me han puesto las empresas es un insulto a la democracia y a todos los militantes del PP", respondió el extitular de la Xunta de Galicia, que le reprochó haberse convertido en un "mal presidente en sus últimos momentos", enrostrándole el repunte del PP en las encuestas. Lo cierto es que Feijóo contaba con apenas 15 minutos para desafiar al presidente, si bien no ha centrado su crítica en algún flanco débil del Ejecutivo. Sánchez partía con ventaja y supo aprovecharla.
El presidente descartó que fuese a considerar las medidas alternativas de los populares en materia de energía "porque llevamos meses adaptándolas". A esa altura, Feijóo solo había reprochado las fricciones con el gobierno de Argelia, aliado estratégico, y la negativa a invertir en la nuclear, como en Francia y como actualmente debate el gobierno alemán. Pero Sánchez ya había conseguido lo que quería del Senado: mostrarse como un hombre de gestión frente al hombre que lidera el "partido del no".
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