Carles Puigdemont encendió la chispa y obligó a los posconvergentes a tensar la cuerda al máximo. El expresidente de la Generalitat ha subido una reflexión a la red social X y poco después la cúpula de Junts anunció que la Ejecutiva debatirá el jueves el posicionamiento de la formación respecto a la conformación de las Cortes, es decir, apenas pocas horas antes de que el Gobierno en funciones busque ordenar la Mesa del Congreso de cara a la próxima legislatura.
Lo cierto es que el partido que conduce Laura Borrà s ha mantenido en el mayor de los secretos si respaldará o no a las autoridades del órgano que regulan el funcionamiento del Parlamento, una situación que revelará por dónde puede ir la estrategia de Junts en el intento de investidura de Pedro Sánchez. La reunión virtual de los popes de la formación independentista comenzará el jueves a las ocho de la mañana y contará con la participación de Borrà s, Jordi Turull, la portavoz en el Congreso, MÃriam Nogueras, y su par en el Senado, Jaume Cleries.
Como adelantó LPO, las diferencias en el espacio posconvergente, dominado de facto por el lÃder prófugo, pasa por las banderas maximalistas que exigen sus referentes más radicalizados, protagonistas del procés y algunos, como el propio Puigdemont, fuera de España para escapar de las consecuencias judiciales: un nuevo referéndum separatista y un compromiso de amnistÃa. Pero en Moncloa no quieren oÃr ninguna de esas dos opciones.
Hasta el momento, el PSOE tiene garantizados los votos de Sumar, socio de la coalición oficialista, y los vascos de PNV y EH Bildu. Los nacionalistas se han mantenido expectantes ante la polÃtica de seducción ensayada por el PP, mientras que los abertzales se han negado a imponer condiciones a cambio de su apoyo a los socialistas, quienes aún mantienen guardado el nombre del candidato que reemplazarÃa a la titular saliente Meritxell Batet.
Sin embargo, las dilaciones de Junts repercuten en la otra fuerza polÃtica catalana cercana a Sánchez, ERC. Los republicanos han pasado de una lÃnea más conciliadora a una que plantea lÃneas rojas, apurados por la actitud de los posconvergentes y la remota (ya desmentida) posibilidad de otorgarle la presidencia de la Mesa a un dirigente del PNV, tal como sugirió Coalición Canaria y sopesó el PSOE puertas adentro para retener a los jeltzales.
El secretismo de Junts retroalimenta los temores de ERC, pese a que el Ejecutivo de Sánchez le ha prometido un grupo parlamentario propio y una mayor incidencia en el diseño de la agenda legislativa, una prerrogativa que solo podrá cumplirse si el bloque de izquierda mantiene la mayorÃa entre el titular del órgano, las cuatro vicepresidencias y las cuatro secretarias que componen la Mesa.
Según trascendidos a los que accedió este medio, el consenso en Junts no es absoluto, aunque la tendencia va hacia el apoyo a los candidatos de Sánchez. Las dudas radican en cómo se consumará un acuerdo que necesariamente incluirá el voto positivo a la investidura del presidente. Con objetivos de máxima será imposible formar gobierno y, peor incluso, habrá repetición electoral, un escenario que conviene menos a Borràs y Puigdemont que al bloque progresista del PSOE y Sumar.
El PSOE reconoce la posibilidad de una ley de amnistÃa para destrabar la negociación con Junts
La propuesta de Puigdemont es avanzar en una suerte de perdón por parte del Gobierno central a cambio del apoyo, si bien esa transacción no contemplarÃa, en principio, un pacto sobre una segunda consulta, en consonancia con ERC, que pese a lo que proclama de la boca para afuera ha resuelto centrarse en temas de financiamiento.
En cualquier caso, las dos formaciones precisan ganar tiempo y asegurarse una cuota de poder con las elecciones autonómicas a las puertas. El cisne negro de esos comicios es un Salvador Illa con una mayorÃa absoluta que reserve un lugar de irrelevancia para los partidos independentistas.
El cálculo que hacen Junts y ERC es cuánta energÃa y recursos, y en qué condiciones, llegarÃan a las elecciones catalanas si antes se concreta una repetición de las generales. Por eso la reunión telemática del jueves a la mañana puede ser más la escenificación de una decisión tomada que un espacio de deliberación real.
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