La aprobación de la Reforma Laboral dejó muchÃsima tela por cortar. Las esquirlas de lo que ocurrió este jueves en el Congreso se siguen esparciendo entre la incredulidad por el error de un diputado del PP, las denuncias de "fraude democrático" (los populares recurrirán la votación a la Mesa del Congreso y al Tribunal Constitucional) y sospechas de transfuguismo por la "traición" de los dos diputados de UPN a la decisión orgánica partidaria de apoyar el proyecto de ley.
Pero la luz verde del decreto que a partir de ahora imprime una nueva forma de legislar las relaciones laborales en España, dejó otra esquila, de la que poco se habla: el autoboicot de Podemos. Un tiro en el pie que no llegó a consumarse por la equivocación del parlamentario del PP.
La formación morada tiene un escaño acéfalo, el número 35, desde hace tres meses. En octubre, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le comunicó a Alberto RodrÃguez la pérdida de su condición de diputado tras una sentencia del Tribunal Supremo, que condenó al diputado canario un mes y quince dÃas de prisión como autor de un delito de atentado a agente de la autoridad en una manifestación en 2014.
Desde Podemos aseguran que, desde ese dÃa, "el relevo está en marcha". Sin embargo, el escaño sigue vacÃo. La llave para terminar con la acefalÃa parece tenerla la delegación morada de Canarias, con mucho recelo hacia el Psoe por habilitar y convalidar -vÃa Batet- el "despojo" contra RodrÃguez. La no sucesión puede leerse como un castigo al socio de gobierno por esta decisión. Son ellos, en definitiva, los que tienen que elegir y ungir un candidato de su lista.
Por lo pronto, la Junta Electoral Central expidió hace tres meses la credencial para ocupar la vacante por otro miembro de la candidatura de Unidas Podemos, en la circunscripción de Tenerife.
La reemplazante natural es la número dos en la lista, Fátima Báñez, quien declinó la propuesta en solidaridad con RodrÃguez al considerar los sucedido como un "ataque a la democracia". La posta pasó, entonces, a la siguiente en la nómina, Patricia Mesa, quien tampoco está convencida de ocupar una silla "manchada" por "un injusto arrebato".
El Gobierno paga un coste alto con la reforma laboral al resquebrajar su bloque de investidura
La "solidaridad" con RodrÃguez le pudo costar al gobierno, nada menos, que su reforma laboral, uno de los proyectos más trascendentes de su investidura. Si el diputado Alberto Casero no hubiese cometido su grosera equivocación, las luces rojas se hubiesen impuesto sobre las verdes.
Lo más grave en este contrafáctico escenario: Podemos habrÃa hundido la figura de su lÃder, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda DÃaz, ideóloga y principal defensora del proyecto.
DÃaz quedó bastante "tocada" tras la votación por el rechazo de los socios de izquierda y por no haber logrado los acuerdos naturales para sacar adelante la reforma. El autoboicot -que gracias a una equivocación ajena no ocurrió- hubiese significado, sin dudas, un golpe de nocaut.
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