
Ximo Puig aspira a repetir el Botà nic en las elecciones de mayo, aunque el PP quiere impedir que el presidente autonómico siga al frente de la Generalitat Valenciana. Los sondeos que circulan en las últimas semanas, en particular el del CIS -favorable a los socialistas-, muestran un panorama bastante cerrado, en el que los populares podrÃan hacerse con el Ejecutivo regional con la suma de los diputados de Vox. Y lo que entusiasma al PP preocupa a Puig.
El lÃder socialista confirmó que los comicios autonómicos serán en mayo y coincidirán con los municipales, una jugada que busca capitalizar los resultados de los candidatos de su partido, como es el caso de la vicealcaldesa de Valencia, Sandra Gómez. Puig sabe que llega a la cita electoral en medio del ruido por el caso Azud, explotado por la oposición, y el malestar por los acuerdos de Pedro Sánchez con los independentistas catalanes. Después de todo, la Comunidad Valencia ha sido un bastión popular durante dos décadas, hasta la conformación del Botà nic.
Los socialistas temen que puedan perder allÃ, una plaza clave para las generales. Alberto Núñez Feijóo ha admitido que el PP se enfocará en la Comunidad Valenciana y encargó a Carlos Mazón, presidente autonómico de la formación, que desgastara a Puig y recuperarse la comunidad para Génova. Mazón ha insistido con el adelanto electoral y ha fracasado: PSPV, CompromÃs y Podem vienen de aprobar los octavos presupuestos de la coalición y fuera de la rivalidad electoral, las diferencias internas son menores.
Mazón da por descontado que los votos de Ciudadanos irán al PP y que la ultraderecha crecerá lo suficiente de la mano de Carlos Flores. Los populares sienten que el gobierno autonómico está cada vez más cerca. Pero podrÃa tratarse de un espejismo. Puig se ha propuesto ganar parte del electorado de centro y exhibir su perfil pragmático. El entorno del barón socialista lo ejemplifica asÃ: cuando la derecha quiso agitar una crisis sanitaria, Puig otorgó a Sanidad la partida presupuestaria más grande dentro de las cuentas públicas.
Puig también ha mostrado como un logro propio la construcción de la gigafactorÃa de Volkswagen en Sagunto. Pedro Sánchez ha formado un real decreto-ley que asigna una ayuda directa de 90 millones de euros para el proyecto. El texto asegura que la Comunidad Valencia es epicentro de la industria del automóvil, aunque en el PP denuncian que es un regalo del presidente a Puig. Ahora el lÃder autonómico podrá aducir en campaña que su gobierno trae inversiones y crea empleo. A los populares solo les quedan las crÃticas.
Por eso Mazón pidió este miércoles a Puig que asuma la responsabilidad por la financiación irregular de las campañas electores de las socialistas Carmen Alborch y de MarÃa Teresa Fernández de la Vega en 2007 y 2008, respectivamente. "No sé qué más tiene que ocurrir para que deje de esconderse, asuma responsabilidades polÃticas cuando se ha tirado años exigiéndoselas a los demás", lanzó.
El PP intenta involucrarle, si bien Puig repite que los casos corresponden a la época en que gobernaban los populares y que los dirigentes del PSPV investigados por el caso no tendrán lugar en la Generalitat. El socialista se despega de la causa y neutraliza la estrategia de Mazón. Eso explica que la "operación desgaste" no se limite a Azud. El PP toma algunas de las cuestiones que dividen a los socios del Botà nic, como la financiación autonómica, o que comparten con Vox y Ciudadanos, como la presión impositiva o el requisito del valenciano en la sanidad pública.
Puig recuerda que el PP perdió la Comunidad Valenciana por la imputación de sus diputados en casos de corrupción y siempre alude al vicepresidente segundo de las Cortes, Jorge Bellver, cuyo nombre aparece en el sumario del caso Azud. Los socialistas valencianos aseguran que si en mayo las cosas no van bien será más por efecto de lo que sucede en Madrid que por el mérito de los populares.
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