
Cataluña es una plaza central para cualquier formación. Con seguridad, el PSOE obtendrá una mayoría allí y el PP tendrá que probarse en un territorio en el que está en mínimos históricos y sin el cual se complicará la gobernabilidad, en caso de ganar este domingo. Mientras tanto, Vox promueve la intervención permanente, buscando capitalizar el voto anti independentista y la mano dura contra el "separatismo", y Sumar oscila entre cerrar la puerta a otro referéndum ilegal y consultar a los catalanes.
Es probable que la foto del 23J a la noche tenga a Salvador Illa como el triunfador de la jornada: el hombre que o bien atemperará la caída de Pedro Sánchez o bien contribuirá a bloquear el ascenso del PP y Vox en el Congreso de los Diputados. La campaña, breve y vertiginosa, moverá apenas la designación de escaños, con los grandes y medianos partidos nacionales calculando el aporte de los votos catalanes, y las formaciones independentistas midiendo el pulso para la próxima legislatura y las autonómicas de 2024.
Quien más complicado tiene el escenario es Alberto Núñez Feijóo, un barón territorial devenido líder del PP, contrario a la estrategia de Mariano Rajoy en Cataluña y un creyente convencido sobre la necesidad de repuntar en Cataluña para pavimentar el camino a la Moncloa. En los comicios de 2019, solo Cayetana Álvarez de Toledo -desplazada a Madrid- y María de los Llanos de Luna consiguieron representación parlamentaria, y lo hicieron por la provincia de Barcelona.
El PP ha perdido la esperanza en Girona, Lleida y Tarragona, pero aún cree que puede triplicar los escaños en Barcelona y así pasar de dos bancas a ocho en Cataluña, un número soñado en Génova, que coincide con los guarismos del Centre d'Estudis de Opinió de la Generalitat, conocido como el CIS catalán. Feijóo lleva tiempo, casi desde que tomó las riendas de la formación conservadora, intentando acercarse a la comunidad. Inició la travesía en el mundo empresarial, y ahora quiere dar el siguiente paso en la arena política.
Hay una serie de indicios que ilusionan al dirigente gallego. El 28 de mayo, el PP obtuvo la mayoría absoluta en Badalona de la mano de Xavier García Albiol y Manu Reyes, presidente del PP de Barcelona, recuperó Castelldefels para el partido. Los populares ganaron además en Monistrol de Montserrat y Pontons, en Barcelona, y Gimenells i el Pla de la Font, en Lleida. También duplicó los escaños en Tarragona, recuperó representación en Girona, al tiempo que Daniel Sirera, candidato en Barcelona, terminó definiendo la investidura del socialista Jaume Collboni.
Feijóo no ha perdido oportunidad de viajar a Barcelona y reivindicar el cambio de fase del PP. El lunes visitó la capital catalana para apuntalar a la lista encabezada por Nacho Martín, exCiudadanos, y la cúpula autonómica del PP, e intentar concentrar el llamado voto "constitucionalista". "¿Hemos cometido errores? Sí ¿Bastantes? Sí ¿En Cataluña? También. Pero hoy podemos reivindicar que estamos en el camino de ser un partido de mayorías y en Cataluña también", dijo el candidato presidencial de la oposición.
Ni una mención del procés ni alusión alguna al conflicto que terminó divorciando al PP de Cataluña. Para eso estaba Santiago Abascal, que calificó al accionar de Rajoy como un "155 de chiste". "La ventaja de un Gobierno en el que esté Vox es que no va a pasar igual que con un Gobierno con mayoría absoluta como el del señor Rajoy: nosotros no vamos a tener esos titubeos", prometió el líder de Vox, que al mismo tiempo que rebajaba las expectativas de Feijóo le hacía el trabajo sucio a Sánchez.
A lo sumo, Vox podría obtener un escaño más -cuenta con dos- a partir de combinar el voto duro contrario al independentismo, que no es lo mismo que el "constitucionalista" que se disputan el PP y el PSOE, y aquel más preocupado por las cuestiones económicas y de seguridad, como el asunto de las okupaciones, que la derecha ha sabido instalar en el debate del 28M, sobre todo en Barcelona, y empuja la narrativa de Abascal. Esa última bolsa de votos sí se la disputan los populares y la ultraderecha.
En el PSOE dicen que Feijóo "ha perdido el tono" de la campaña y predicen un bloqueo en el Congreso
Por su parte, Sánchez descansa en la estrategia que le ha permitido desactivar el procés y debilitar al movimiento independentista. En el seno del Govern, Junts salió por considerar traidores a los republicanos, con Pere Aragonès a la cabeza de esas acusaciones, y ambas formaciones terminaron debilitándose en las municipales. Sánchez no debería tocar nada en Cataluña y confiar en que el tándem que conforma con Illa funcionará para ofrecer la primera posición a los socialistas.
A los partidos independentistas no les ha quedado más alternativa que exagerar la prédica separatista, acechados por el socialismo y la abstención. Si no logra movilizar a los suyos, la caída puede ser estrepitosa, lo que cambiaría la "geometría variable" en el Congreso de los Diputados y, por ende, su nivel de influencia ante una reedición del Gobierno de coalición. Junts busca competir por los mismos votos con ERC, que de alguna manera está atado a la mesa de diálogo de Sánchez, y que los posconvergentes ven como una trampa. De cualquier forma, ninguna de esas fuerzas puede ampliar ahora su electorado.
En el medio quedan Sumar y los comunes, que siempre han tenido una posición intermedia en la cuestión catalana, lo que ha llevado a Díaz a regular su propuesta sobre una consulta que involucre a la pata independentista. Justamente, la vicepresidenta segunda tuvo que matizar los dichos de la cabeza de lista por Barcelona, Aina Vidal, sobre la consulta en cuestión, que en Sumar se apuraron a decir que surgiría de lo acordado en la mesa de diálogo, un guiño a los votantes menos intransigentes de ERC y del campo independentista, por poco que pueda parecer.
Sánchez apuesta su permanencia en Moncloa a los resultados en Cataluña y Feijóo necesitará recomponer los lazos con esta comunidad autónoma, seguramente a través de un ministro catalán, y en medio de los embates de Vox, que ha decidido representar a una pequeña porción de ese electorado, como lo demuestra el par de diputados que aún conserva. Después de la caída de Ada Colau, principal jugada de Díaz allí, Sumar depende del entusiasmo que irradie la candidata presidencial en el marco de una elección polarizada. Todos los partidos se juegan su futuro en un mismo territorio.
Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.