Los socialistas esperaban que Pere Aragonès pusiese sobre la mesa una nueva consulta sobre la autodeterminación de Cataluña a medida que se acercasen las municipales. El presidente autonómico está ofreciendo un acuerdo entre los partidos independentistas y los sectores económicos, culturales y sindicales para llegar a un referéndum, que Junts ya rechaza y el PSOE tilda de poco útil.

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"Si queremos hablar de resoluciones y superar reproches, todo el mundo deberá venir con ánimo constructivo. En ese espacio yo llevaré mi propuesta", dijo el presidente catalán, quien formulará una serie de preguntas a 800 ciudadanos de todas las veguerías. Del informe final, previsto para principios de 2024, nacerá la propuesta de referéndum. Todo el proceso sería guiado por el Govern.

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Aragonès está agobiado por las encuestas y el futuro de ERC en la etapa post 1-O. Un sondeo de Target Point señala que los republicanos quedarían fuera de podio en el Ayuntamiento de Barcelona. Según la consultoría, el PSC, Junts y los comunes aparecen empatados. Y el barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió destaca que, si las elecciones al Parlament se celebrasen hoy, los republicanos serían superados por los de Salvador Illa.

En el Generalitat asumen que la mesa de diálogo sirvió para distender el clima de crispación en Cataluña, pero puertas afuera acusan a Pedro Sánchez de ganar tiempo con las conversaciones

Con esta propuesta, el presidente catalán acaba de concretar la ruptura virtual con la mesa de diálogo impulsada por Moncloa. Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, señaló este miércoles que "Cataluña estuvo en un bucle" y el proceso independentista "supuso para perder una década". También dijo que respetaba las propuestas de los partidos "por muy poco útiles y poco realistas" que le pareciese.

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En el Generalitat asumen que la mesa de diálogo sirvió para distender el clima de crispación en Cataluña, pero puertas afuera acusan a Pedro Sánchez de ganar tiempo con las conversaciones. La última reunión entre las partes fue en julio y se previa que se celebrase antes de terminar 2022, algo que presidente del Gobierno canceló por las concesiones a los dirigentes independentistas con la desaparición del delito de sedición.

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Sin embargo, el plan de Sánchez era neutralizar al independentismo sin poner en riesgo el apoyo parlamentario de ERC. El PSOE fue dejando en el camino los avances con Aragonès para beneficiar a Illa y convertirle en la primera opción electoral. La posición de Junts, entonces dentro del Govern, no se sumó a la mesa porque no quería ser el "socorrista" del PSOE.

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Quien fuese presidente y el cerebro del independentismo, Carles Puigdemont, fue lapidario con el líder de ERC: "Quienes han aceptado el marco del independentismo constitucional no tienen legitimidad suficiente para deshacer el camino colectivo y arrastrar al resto a una deriva que quizá trae beneficios personales y de partido, pero ninguno para Cataluña y los catalanes".