
"El acuerdo de ayer es un acuerdo estrictamente de la Mesa. Ahora empiezan las negociaciones para la investidura, que serán complejas y largas", aseguró este viernes Pere Aragonès, en una advertencia directa a Pedro Sánchez. El presidente de la Generalitat ha salido asà a condicionar la estrategia de Moncloa de impulsar la mayorÃa que votó el jueves por Francina Armengol para su propia investidura.
La diputada de su espacio Teresa Jordà especificó qué es lo que busca el independentismo: la ley de amnistÃa. Se trata de una lÃnea roja que los republicanos impulsarán para meter presión y recobrar protagonismo después de semanas en las que Junts monopolizó la atención sobre la elección de la Mesa del Congreso, aunque al mismo tiempo es un guiño a los posconvergentes y a su lÃder de facto, Carles Puigdemont.
Lo cierto es que hasta el momento las exigencias de los partidos independentistas han sido modestas y de mÃnima para facilitar la consagración de Armengol y bloquear las escasas posibilidades de Alberto Núñez Feijóo. El compromiso del Gobierno de promover el uso del catalán como lengua oficial de la UE (junto al euskera y el gallego) y en el Congreso de los Diputados, que Yolanda DÃaz habÃa sugerido y Armengol dio luz verde a poco de asumir, y las comisiones de investigación acerca del 17 de agosto de 2017 y el caso Pegasus.
Para el PSOE apenas ha tenido coste y se apura a concretar lo acordado, como gesto de acercamiento al independentismo. La primera reunión de la Mesa fijo el 25 de agosto como fecha lÃmite para presentar los grupos parlamentarios. Si bien ERC y Junts no cumplen los requisitos -superan el umbral de escaños, pero no han llegado al 15% de los votos en las circunscripciones en juego-, el órgano que rige el funcionamiento de la cámara hará una interpretación flexible para incluirles.
En el PSOE reconocen que un proyecto sobre la amnistÃa a los dirigentes que organizaron el referéndum ilegal de 2017 es una opción que está sobre la mesa, aunque no es el caso de una nueva consulta sobre la autodeterminación de Cataluña. Es la lÃnea roja de Sánchez y del Gobierno de coalición, luego de que DÃaz coqueteara primero con la idea y la limitara más tarde a lo pactado en la mesa de diálogo entre el Ejecutivo central y la Generalitat, una instancia paralizada desde el año pasado.
Sánchez asumió la carga por los indultos de junio de 2021, una apuesta por la gobernabilidad del PSOE y Unidas Podemos que ERC promociona incluso hasta hoy en dÃa como una conquista arrancada a Moncloa. Una fuente de Ferraz cree que en lo que resta de tiempo para alcanzar un acuerdo "puede o no haber entendimiento" entre las fuerzas independentistas, como dice a LPO, lanzando una incógnita sobre la unidad dentro del espacio separatista.
Aragonès está en medio de un proceso en el que intenta acercarse a Junts, consciente de que la relación pivotea entre la rivalidad y la alianza y más atento a lo que sucede en la Generalitat. El bloque independentista consigue más de Madrid cuando va sin fisuras, y hay más que amnistÃa y autodeterminación para un partido a cargo de un ejecutivo autonómico que el año próximo se juega su continuidad y la supervivencia misma del proyecto independentista.
El PSOE cree que la "derecha judicial" quiere tumbar la investidura de Sánchez
Para el mandatario catalán se trata de obtener beneficios concretos y otros simbólicos, como el traspaso de Rodalies, la revisión del modelo de financiación autonómica y la condonación parcial de la deuda catalana con el FLA. Una serie de concesiones que le permitan a ERC -y por extensión a Junts, siempre que quiera funcionar como bloque- confrontar con el PSC en la campaña de 2024, en la que el socialismo puede dar el salto de recuperar la Generalitat y desplazar al separatismo del Govern.
ERC busca negociar con Moncloa en tándem con Junts, mientras que socialistas y yolandistas intentan perforar esa alianza e ir por separado, porque saben que Aragonès aspira a estabilidad y una buena gestión de cara a la campaña catalana. Los posconvergentes precisan oxÃgeno y un gran logro que exhibir para ganar la pulseada interna a los republicanos. En el fondo, Sánchez entiende que su investidura depende de un pulso que se libra en Barcelona.
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