El Acuerdo Cívico y Social estallo tras las elecciones legislativas del año pasado y sus principales referentes, a excepción de Julio Cobos, registraron descensos marcados en sus calificaciones de imagen.

Pero basto una pequeña interna por cargos partidarios para alumbrar la esperanza germinal que significa para el radicalismo la figura de Ricardo Alfonsín. Los restos dispersos del ACyS, que mal toleraban verse obligados a cifrar sus chances en Cobos, se reagruparon para ofrecerle a esa esperanza una matriz en la cual convertirse, apellido mediante, en el heredero de la gloria post mortem del ex Presidente Raúl Alfonsín.

Algo así como un clon político de primer presidente de la Democracia que, aunque fue denostado después de su fracaso y olvidado durante más de dos décadas; consiguió un entierro con honores de héroe por parte de la clase media porteña, quizás un poco culposa después de tanto olvido.

Pero basto una foto para poner en duda la eficacia de esa matriz. Carrió, indignada con la foto de Ricardo junto a De Vido, recurrió a la risa irónica; esto a su vez desato la ira de Stolbizer que acuso a Carrió de debilitar a Acuerdo cada vez que habla, implicando quizás que la Diputada debería llamarse a silencio.

Tanta fragilidad, aunque todos los involucrados salieron inmediatamente a negarla atribuyéndole al affair estatuto de “hecho menor”; parecería poner en duda la verdadera unidad de esa matriz. Parece más una construcción hecha con partes suturadas provenientes de distintos cuerpos de intereses que una verdadera unidad de propósito.

En el medio, Ricardo Alfonsín oye las primeras costuras desgarrándose e intenta poner paños fríos. Jura y hace jurar que “nunca más se pelearan”.

Pero la duda subsiste: ¿Podrá ese conjunto tan heterogéneo de proyectos personales constituirse en un proyecto de poder, de país y de gobierno o las tenciones internas terminaran por desgarrarla antes de que RA pueda constituirse y nacer como verdadero presidenciable con un estatuto, una instalación y una legitimidad tan poderosa como la de los otros que ya se afanan en las trabajosas arenas de la construcción política presidencial?

En tanto, las fuerzas K, por un lado, y las del Peronismo Federal por otro consolidan su unidad y se cuidan muy bien de debilitar públicamente a sus adversarios internos. Saben que su victoria será con todos o no será; saben que debilitar al otro del propio espacio es desvalorizar la seriedad del espacio que necesitaran sea fuerte para vencer.

Y hay cierta sabiduría en esto. La lucha entre Duhalde, que no consigue perforar los diez puntos de intención de voto y Solá que mes a mes crece discretamente y comienza a alcanzar al viejo caudillo de Lomas, no incluye la agresión personal.

Este se proclama mas fuerte candidato legitimo del espacio, insiste, argumenta. Se descalifica al adversario indirectamente; si acaso se lo menciona, nunca se agrede.

Por último, es curioso que la primera crisis del ACy S 2.0 se haya originado al interior de una de sus facciones y no desde el Cobismo que resulta el verdadero adversario interno de ese proyecto. En esto, el Vicepresidente está demostrando un Knowhow político mucho más maduro y prudente que sus socios. De hecho, al interior de esta fuerza renaciente, Julio Cobos ha conseguido ser el único beneficiado simplemente ejerciendo la prescindencia.