Editorial
Desprenderse del patrimonio de la Ciudad, el eje del financiamiento de Macri
Por Víctor Santa María
Apenas dos proyectos cuentan con fondos del gobierno porteño: el arroyo Maldonado y el Teatro Colón. La salida para mantener los gastos, licitar edificios históricos. Los extraños manejos del nuevo Centro Cívico.
El jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta que, vale recordar, con abnegación sarmientina, aún en cama afectado por la Gripe A siguió trabajando desde su laptop por el bien de los vecinos, se presentó ante la legislatura porteña para explicar el estado de situación del gobierno encabezado por Mauricio Macri a un año y medio de haber asumido.

A decir verdad, después de escucharlo, a uno le da la impresión de que Buenos Aires está a la deriva. Y, que, quien tiene el timón, no puede disimular- aunque sus asesores le hagan pelo y Barba todos los días- que le faltan muchas, demasiadas clases para estar a la altura del desafío que implica capitanear una nave de la magnitud de nuestra metrópoli.

La cuestión es que ya estamos llegando a la mitad del recorrido y, como diría Alejandro Dolina, es muy tarde para lágrimas. Según el informe presentado por el representante del ejecutivo capitalino, la plata no alcanza. Apenas dos proyectos contarán –todavía- con financiación del propio del gobierno. Las del arroyo Maldonado y las del Teatro Colón.

Por eso, el principal ladero de Macri afirmó que la ciudad necesita endeudarse para hacer obras, aunque todo parece indicar que el verdadero destino de los fondos reclamados es para hacer frente al déficit que arrastra la gestión. Como el rico que se pone las peores y más gastadas ropas para disimular su condición, el gobierno de Macri ha decidido salir de remate para demostrar lo grave que están las cosas.

En la legislatura fue votada una ley presentada por el ejecutivo, para la venta de tres inmuebles, actualmente concesionados, en Catalinas Norte. Dicen que se obtendrían 100 millones de dólares y que el dinero se aplicará íntegramente a educación, particularmente a la compra de escuelas que hoy el gobierno alquila. Ver para creer.

También se intentará concesionar algunos edificios históricos donde hoy funcionan dependencias municipales, a fin de seguir obteniendo recursos. Cuesta aceptar que a pesar del presupuesto monumental con que cuenta el gobierno porteño, la financiación de su accionar, termine supeditada a desprendimientos patrimoniales hechos a las apuradas, sin que se contemplen ni siquiera las mínimas y básicas pautas de planificación.

Dicen, por ejemplo, que parte de esos dineros serían para financiar el Centro Cívico Barracas. Recordemos que esta iniciativa se anunció en abril del año pasado y consiste en emplazar en las casi 40 hectáreas que quedarán libres con el cierre de los hospitales Braulio Moyano y José Tiburcio Borda, casi todas las dependencias del gobierno porteño, que hoy se distribuyen en unos 50 edificios, incluyendo ellas la sede de la jefatura, ubicada frente a la Plaza de Mayo desde 1892.

Como están las cosas, y dado lo ambicioso del mega proyecto, con el que se intenta demostrar el compromiso de Macri con el sur de la Ciudad, no resulta muy creíble que se pueda hacer mucho con los recursos que lleguen a obtenerse de los alquileres o concesiones que se tienen en mente.

Pero, más preocupante resulta todavía la falta de explicaciones acerca de cómo se piensa financiar la construcción de los 10 centros de internación con capacidad para 48 camas, monitoreo por circuito cerrado, ventanales con aberturas y vidrios de seguridad, sin rejas, y espacios comunes compartidos y 12 hospitales de día, que reemplazarán a los neurosiquiátricos que dejarán de existir, anunciados por el ministro de Salud de Macri.

Es posible, que intenten hacerlo con los recursos que se ahorrarán haciéndole pagar a los vecinos el costo de la poda de los arboles de la ciudad, uno de los más ingeniosos y creativos proyectos, hay que decirlo, de Mauricio y sus golden boys.

Sin embargo, hay un dato llamativo. Al momento de hacerse el anuncio del Centro Cívico por parte de Macri ya era imposible encontrar terrenos o propiedades de importancia para comprar en la zona. Todos habían sido vendidos. Será posible que alguien haya tenido acceso previo a la información y se haya movido rapidito, rapidito, para comprar pensando en futuros emprendimientos inmobiliarios, antes de que la cotización en el área subiera. No, quién podría creer semejante cosa de un gobierno “pro-bo” como el de Mauricio. Ya se sabe, lo dijo Mariano “cojones” Grondona, en este país la corrupción fue, es y será peronista, solamente.

Lo cierto es que día a día los porteños debemos sufrir las consecuencias del altísimo nivel de ineficiencia de la actual gestión, que demuestra a todas luces el grado de desconocimiento e improvisación con el que Macri se hizo cargo del gobierno. Este hecho es doble o triplemente grave, si consideramos que desde que se acercó a la política, Macri se presentó como un dirigente de la Ciudad.

Si hasta fue elegido diputado nacional por la Ciudad, aunque muy pocos lo recuerden, dado que su presencia y participación en la cámara fue prácticamente, por no decir absolutamente, nula. Perón solía repetir una frase de Napoleón: “El hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra”. Esperemos, que quienes vieron en el ingeniero al hombre que hacía falta, no vuelvan a tropezar por tercera vez.
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