Editorial
Parir la historia
Por Víctor Santa María
Este 17 de Octubre el peronismo cumple 64 años de vida. Enrique Silberstein sostenía en su libro "Porqué Perón sigue siendo Perón", que la explicación de su vigencia había que buscarla en la gestión que desplegó entre 1943 y 1945.
El peronismo cumple 64 años de vida, toda vez que consideremos como su fecha mítica y fundacional, al 17 de octubre de 1945. Pero para llegar a ese día hubo una etapa previa de fundamental importancia que nos permite entender las causas que lo hicieron posible.

En 1972, Enrique Silberstein, uno de los más lúcidos analistas de la economía y los economistas que ha tenido el país, sostenía en su libro “Porqué Perón sigue siendo Perón”, que la explicación de la vigencia del líder justicialista, luego de casi dos décadas de exilio, había que buscarla en la gestión de gobierno que desplegó entre 1943 y 1945.

Producido el golpe militar que derrocó al fraudulento régimen presidencial que encabezaba Ramón Castillo, Perón solicitó ser designado en el Departamento Nacional del Trabajo. Pronto, esa oscura y prácticamente inexistente dependencia se convirtió en la Secretaría de Trabajo y Previsión y desde allí se llevó adelante una monumental tarea en materia de legislación laboral, creación de nuevos sindicatos con cientos de miles de afiliaciones, y de una fuerte concientización política a cargo del propio Perón, que se multiplicaba visitando fábricas y talleres para tomar contacto directo con los trabajadores.

Se creó el fuero laboral; se extendió la indemnización por despido a todos los trabajadores; más de dos millones de personas fueron beneficiadas con la jubilación; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo, se estableció el pago de un aguinaldo anual y las vacaciones pagas. En 1944 se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1.400.000 obreros y empleados y, en 1945, otros 347 para 2.186.868 trabajadores.

En sólo tres años la Argentina había cambiado de un modo que nadie se hubiera atrevido a imaginar. Por eso, cuando Perón fue detenido por sus enemigos, y los trabajadores vislumbraron que la consecuencia inmediata de ese hecho iba a ser la pérdida de todas las conquistas obtenidas, se movilizaron para reclamar su inmediata liberación. Fue entonces que, el 17 de octubre de 1945, la movilización de la clase trabajadora parió la historia.

Luego llegaron los años de los gobiernos de Perón y Evita, plasmados en los derechos sociales, en escuelas, hospitales, hoteles, centros de esparcimiento, complejos habitacionales en todos los rincones del país, que todavía hoy testimonian aquel tiempo feliz. En 1954 la participación del sector asalariado en la renta nacional fue de un 56%, revirtiendo la tendencia que se registraba a favor de los sectores patronales hasta comienzos de la década del 40.

“El peronismo redistribuye cerca del 10 por ciento del producto bruto del capital al trabajo. Eso es una de las cosas más radicales que se pueden hacer en el marco del capitalismo. Estoy convencido de que en la Argentina hubo una sola revolución de veras, la revolución peronista”. Esta afirmación, pertenece al historiador Tulio Halperín Donghi, reconocido intelectual que toda su vida ha militado en veredas opuestas a las justicialistas.

El peronismo jamás encajó en los moldes tradicionales de los análisis académicos. Su aparición desacomodó el tablero de un juego hecho a medida de unos pocos. La izquierda se sintió reemplazada, la oligarquía afectada en sus intereses, la Iglesia cuestionada en su compromiso social, los universitarios invadidos, los Estados Unidos desafiados, los ingleses desplazados. Mientras tanto, millones de argentinos se sintieron dignificados por primera vez, sujetos de derecho, personas. No son pocas razones para explicar la vigencia del movimiento peronista, que ha resistido las pruebas y trances más difíciles. Quizás, porque siempre ha estado más cerca de los hechos que de los mitos.

Columna publicada en el blog personal de Víctor Santa María.

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