Editorial
¿El peronismo está en condiciones de ser una opción?
Por Víctor Colombano
Estamos más preocupados en el desencanto de los que votaron a La Libertad Avanza y nos olvidamos de los más de once millones de personas que votaron al peronismo.

 Escucho a varios dirigentes políticos de diversos partidos decir la frase "esperemos que la gente se canse, que pierdan las esperanzas, que se desilusionen, cuando le llegue la factura de los servicios ya se van a dar cuenta de lo que votaron". Mientras tanto algunos dirigentes y medios de comunicación nos quieren convencer que "está cumpliendo lo que dijo y que era necesario".

Incluso, los propios damnificados por las medidas del gobierno dicen "estamos pagando la fiesta". Yo me pregunto: ¿de qué fiesta estarán hablando? La de haber eliminado el impuesto a las ganancias a los trabajadores, la de no haber generados tarifazos indiscriminados, o quizás de la fiesta de haber eliminado el impuesto del IVA a los alimentos de la canasta básica, haber pagado a los empresarios los salarios de sus trabajadores en pandemia, entre otras cosas, como ponerle un freno al intento de aumento sostenido de las prepagas. Seguramente están hablando de una fiesta de la cual nosotros no la vivimos. Hoy estamos observando tristemente como la clase media cambia sus ahorros para poder sobrevivir, esos ahorros comprados cuando nos quieren convencer que estábamos mal.

La pregunta que no nos hacemos, y que seguramente vamos a hacer cuando la gente haya perdido las esperanzas y este desilusionada en ver que todo el esfuerzo no sirvió de nada y que solo genero más pobreza, será: ¿Qué le puede ofrecer el peronismo al pueblo? ¿El peronismo estará en condiciones de ser una opción? ¿Será capaz la política de cambiarle la vida a las personas de una buena vez?

Estamos más preocupados en el desencanto de los que votaron a La Libertad Avanza y nos olvidamos de los más de once millones de personas que votaron al peronismo y confiaron en la propuesta, en el camino para reconstruir al país. Nos olvidamos de la gente que quiere que se genere empleo y se cuide a la industria nacional.

Corremos un riesgo muy grande si no somos capaces de defender el voto de los que confiaron en nosotros. Es posible que se cansen antes de lo que nosotros esperamos. Ellos esperan que nos plantemos ante los intentos de destruir la educación, la salud y el desfinanciamiento de la universidad pública, que le digamos no de alguna manera al intento de limitar las paritarias libres de los trabajadores, que nos paremos de mano cuando le quieren pagar a los jubilados en dos cuotas, que salgamos en defensa de los trabajadores que están despidiendo indiscriminadamente. Los que confiaron en el peronismo esperan que salgamos a ponerle un freno democrático al gobierno despiadado libertario.

Necesitamos organizarnos, salir de nuestros lugares de confort, salir de la especulación política. Planteamos la necesidad de un liderazgo, necesitamos que nazca un líder. Necesitamos a alguien que interprete las frustraciones, las esperanzas y las expectativas del pueblo.

No necesitamos a nadie con el peronometro en la mano, no es necesario que para realizar una fuerte autocrítica nos pasemos facturas innecesarias, no necesitamos documentos rimbombantes sin un renglón de reconocimientos de equivocaciones y errores que nos llevaron a esta situación.

El peronismo no necesita tirar a nadie por la ventana, solo necesita de sus dirigentes, grandeza para correrse, humildad para asumir errores y realizar autocritica, generosidad para recibir a todos y todas que en algún momento decidieron irse. Así comienza la reconstrucción del espacio, dejando los egos de lado y retornando a nuestras ideas fundantes, adaptándolas a nuestros tiempos sin perder ninguno de los derechos conquistados.

Lo primero que tenemos que reconocer es que perdimos por el fracaso de nuestra propuesta económica, política y comunicacional durante el tiempo difícil que nos toco gobernar. También por nuestras internas interminables que no paraban de erosionar al gobierno y de cansar a la gente.

Caímos ante una persona que no tiene partido político. Tenemos un gobierno amateur, poblado de improvisados. Estamos ante un presidente imprudente, que no modera ni sus fantasías, que juega a la guerra, que muestra a ser judío al mediodía y de noche católico. Ante esto, las personas que confiaron en nosotros nos piden que le pongamos límites.

Aprendamos de la experiencia para no cometer los mismos errores, actuemos en unidad, teniendo una estrategia para estos tiempos. La unidad solo será fructífera si viene con amplitud y generosidad. Será más de lo mismo si continuamos con egoísmo y cerrándonos ante la sociedad.

No nos preocupemos más por los que se pueden desencantar de este gobierno inhumano. El peronismo tiene que pensar y plantear como se va a preparar para hacerse cargo del desastre que dejará Javier Milei, lo que parece ser el destino inevitable.

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