La escalada bélica de Israel con el régimen iranà entró en una pequeña pausa. Tras coquetear con la posibilidad de una guerra franca entre Estados, de duración, costos y consecuencias inciertos, ambas partes parecen haber dado un paso atrás. Se trata de una tregua sumamente inestable y que se actualiza minuto a minuto. Porque los mini-ataques y disparos cruzados entre el ejército israelà y las fuerzas de Hezbolá en el LÃbano, sin embargo, continúan de forma cotidiana en la frontera norte del paÃs. Al punto de que unos 60 mil israelÃes fueron desplazados de esa zona de montañas y rocas.
"Hezbolá siempre estuvo presente en el LÃbano. Pero desde que empezó la guerra con Hamas, se potenciaron los ataques. Y al provenir desde tan cerca, un cohete da mÃnimo tiempo para esconderse en un refugio", asegura Sarit Zehavi, teniente coronel retirada de Inteligencia de Israel y directora del centro Alma en Kfar Vradim, a pocos kilómetros de la frontera con LÃbano. Desde este pequeño poblado se lo dice a LPO. Y asegura que fueron 1.500 los proyectiles lanzados por Hamás desde el inicio de la guerra. El martes pasado a la noche, por su parte, las Fuerzas Armadas confirmaron la muerte de tres comandantes de Hezbolá en dos bombardeos aéreos en esa zona.
Los golpes directos entre Israel e Irán, sin proxis de por medio, dejaron de escalar en las últimas horas. Se trata de una posición tomada de forma estratégica por ambos paÃses, para alegrÃa de Joe Biden. Una postura que se mantendrá, como mÃnimo, hasta que finalicen las festividades de Pesaj. "Nuestra prioridad ahora es Hamás en Rafah", rebela un funcionario de la Defensa israelÃ. La presión de la Casa Blanca rindió frutos en ese punto.
Exclusivo: "Irán tiene que terminar pagando al fin por atacar a Israel"
A seis meses de empezada la guerra, BenjamÃn Netanyahu consiguió parte del oxÃgeno polÃtico que necesitaba. Tanto interno como externo. Si bien el primer ministro israelà es una figura debilitada que enfrenta marchas habituales en las calles de Tel Aviv, el ataque de Irán de la semana pasada le dio una nueva vida. Y lo rescató de las crÃticas que recibÃa por la magnitud de su andanada militar sobre la Franja de Gaza.
En las últimas horas, Israel volvió a la carga con ataques aéreos sobre la ciudad de Rafah, al sur de Gaza. Ahà resiste el último bastión del grupo terrorista. El ministerio de Salud palestino asegura que la maniobra derivó en la muerte de civiles, incluido un nene. La inteligencia israelà está convencida de que en Rafah, camuflados entre la población, están escondidos los jefes del grupo que se mantienen con vida. Por eso el ejército prepara desde hace semanas una ofensiva terrestre sobre esa ciudad de Gaza. Sólo falta la orden polÃtica para concretarla.
"Si bien Irán y otros agentes que son parte del eje que lucha contra Israel, están intentando desconcentrarnos, están intentando atacarnos también por otros lugares, para que no terminemos de desmantelar Hamas", le dijo a este medio el vocero del Ejército, Roni Kaplan.
El gobierno israelà a su vez se entusiasma con la posibilidad de sumar a Arabia Saudita a los acuerdos de paz con el paÃs, ampliando una alianza con el mundo árabe que aÃsle a Irán. Pero ese pacto sólo llegarÃa una vez terminado el fuego en Gaza. Existe otro que está cerca de sumarse a esa malla que contrarreste el aro de fuego que propone Irán. Se trata de Indonesia, el gigante que nuclea a la mayor población musulmana del mundo. En ambos casos, el Secretario de Esatdo Anthony Blinken es un actor clave para aceitar esos acercamientos.
LPO en Israel: Mientras la calle recupera la normalidad, Netanyahu evalúa cómo responder a Irán
En el lapso de la última semana, Israel pasó por distintas fases. Una fue el coqueteo explÃcito con la formalización de la guerra con Irán. Las hipótesis y los escenarios bélicos se multiplicaron entre funcionarios y analistas. Ocurrió tras un encadenado de episodios, empezando por la ofensiva de Israel sobre el consulado de Irán en Damasco. En esa maniobra murió al presunto cerebro del operativo de Hamas del 7 de octubre. Después llegó la contundente respuesta de la teocracia chiita de hace una semana. LPO vio de primera mano uno de los 120 misiles balÃsticos que lanzó Irán.
El proyectil tiene 11 metros de largo y uno de alto. Ahora está bajo custodia del ejército en una base militar al sur de Israel, a la que accedió este medio. Cayó en el Mar Muerto, interceptado por el sistema Arrow. Al igual que la Cúpula de Hierro, el Arrow fue desarrollado por Israel con la ayuda de los Estados Unidos. El escudo opera fuera de la atmósfera y es usado para anular misiles de largo alcance. En total, el régimen iranà realizó 350 lanzamientos, contando los misiles de crucero y drones suicidas.
Tras esa lluvia metálica, interceptada por completo por Israel, el gobierno de Netanyahu contragolpeó sobre una base militar cercana a Isfahan, en el oeste de Irán. O al menos eso se deduce. Porque el Ministerio de Defensa de Israel no hizo declaraciones al respecto. No lo conformó, tampoco negó ser el autor del operativo realizado el jueves pasado.
Desde ese momento, no hubo más escarceos entre paÃses. AsÃ, al momento se impuso una suerte de empate pragmático que excusa a ambas potencias de aumentar la tensión cruzada y habilitar un conflicto mucho más amplio. "Un choque directo entre Israel e Irán no derivarÃa necesariamente en una Tercera Guerra Mundial", opina Raz Zimmt, quien trabajó durante 24 años para el servicio de Inteligencia de Israel y ahora es el investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS). Pero el profesor Zimmit agrega inmediatamente que el enfrentamiento entre paÃses sà habilitarÃa un escenario peligroso: una guerra regional que incluya más abiertamente a Hezbolá y otros actores.
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