Ernesto Calvo estudia con igual pasión la polÃtica del lugar en dónde vive y la del paÃs en el que nació. Este prestigioso politólogo argentino es investigador y profesor en la University of Maryland. Y desde ahà dialoga en exclusiva con LPO. Si bien considera que la carrera hacia la Casa Blanca todavÃa está abierta, plantea que el trumpismo está más energizado que el oficialismo y los votantes de Joe Biden. Calvo señala que el sistema polÃtico estadounidense se corrió a la derecha y desgrana las enormes diferencias que, bajo una apariencia común de una alt-right anti-progresista, separan a Donald Trump de Javier Milei.
Autor del reciente libro "Nosotros contra ellos: Cómo trabajan las redes para confirmar nuestras creencias y rechazar las de los otros", Calvo revela qué le falta a la comunidad latina para pegar el salto electoral en EE.UU. y explica por qué la derecha dura ganó el corazón de los jóvenes blancos.
Con la nominación de Biden y Trump se repetirá la presidencial previa, algo que no pasa desde hace 70 años. ¿Qué continuidades y diferencias percibe respecto al 2020?
Hay una diferencia muy grande entre la campaña anterior y la actual: el oficialismo cambió de lado. Entonces la energÃa de votos, movilización y enojo polÃtico están del otro lado. La principal caracterÃstica de las primarias y de la general es la falta de intensidad del lado demócrata. En un sistema polÃtico en el cual los independientes tienen un peso relativamente bajo, llevamos 15 a 20 años de elecciones que se definen por la capacidad de movilizar el voto propio y no por la capacidad de captar los ajenos. Como pasa siempre con la memoria, los años de Trump ahora se ven mejores que lo que eran en la voz de los republicanos. Y se ven menos serios que lo que era para los demócratas. Entonces el favoritismo de Trump subió y el de Biden cayó.
¿Cree en las encuestas que lo dan arriba a Trump?
Estamos todavÃa en las vÃsperas y las encuestas de hoy no miden lo que va a ser el resultado final. Son malos proyectores a esta altura de la campaña. Igual en la sensación térmica que hay entre la población, el nivel de energÃa entre republicanos y demócratas es muy distinto.
¿Los votantes de Nikki Haley en las primarias, ese 20 o 25% de republicanos centristas no MAGA, pueden volverse un problema para Trump?
Por desgracia, en este momento no mucho. Son votantes anti-Trump que quieren recuperar el partido. Pero perdieron su turno. Nikki no era una opción competitiva porque el control del partido por parte de Trump es muy alto. Esos votantes no van a votar a Biden: simplemente van a rezar para que Biden gane. Es un voto que va a ese medio silencioso, donde no se definen las elecciones. No cambia el cálculo. El voto que pierde Trump por ese republicano que lo detesta no es muy distinto del que habÃa perdido en la elección anterior. Además se anula con el voto de la izquierda demócrata que está muy desencantado con Biden.
¿Muchos demócratas no votarán por el desencanto con Biden?
Hace más de 20 o 25 años que yo escucho el "tan distintos no son". Se escuchó con Al Gore y George Bush, con Trump y Biden en la elección anterior y ahora de nuevo. Eso hace que una parte del voto demócrata se excuse y no vote. Consideran que no son dos males tan distintos. El mal menor no es tanto mejor que el mal mayor. Asà se pierden votos por izquierda.
¿La alianza de Estados Unidos con Israel en Gaza es el principal motivo del malestar con Biden?
Hay un voto que está enojado con la posición que tomó Biden en Gaza, pero está ya en ese mismo margen. No influye tanto. Por eso Biden no gira para tratar de movilizarlo y ganarlo. Su posición real no cambió. Trump tampoco tiene intención de apuntar a ese voto moderado republicano, porque lo que ganarÃa es menos de lo que gana energizando su base más intensa. Ellos calculan dos cosas: cuánto movilizan para que vayan a votar los propios y cuánto nuevo conviene convocar. Y si movilizar gana más, nadie tiene un incentivo para moverse y tratar de capturar ese votante de afuera.
Si no es por Gaza, ¿a qué responde el malestar con Biden? Porque la economÃa está mucho mejor de lo que pronosticaba la oposición.
Pasó lo mismo en 2012 y 2016. Después de la crisis del 2008, la economÃa estaba en alza en la elección del 2012. En el Partido Republicano, el Tea Party movilizaba un discurso racista anti Barack Obama y a la vez habÃa un problema enorme en el Partido Demócrata. Ambos espacios quieren un partido que esté ligeramente más a la derecha de donde están ubicados. Los demócratas quieren un partido más centrista. Si bien hay voces progresistas, el votante promedio piensa que el partido deberÃa ubicarse más a la derecha. Y entre los republicanos también empujan todavÃa más a la derecha. Todo el sistema polÃtico empuja en la misma dirección, dejando a Trump en una posición de fortaleza. Se llama polarización asimétrica. La derecha es mucho más intensa y está más energizada. Siente que le robaron su paÃs y tiene posturas extremas. Pero además las vive más intensamente que los demócratas. Los demócratas sienten que el paÃs no está yendo del todo bien, en polÃticas en las que el votante medio piensa que el partido tendrÃa que ir más a la derecha.
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Con ese corrimiento del sistema a la derecha, ¿la conversión del Partido Republicano en una fuerza MAGA es más un movimiento por abajo que una cooptación por arriba?
SÃ. Es un movimiento desde abajo, desde las bases. El trumpismo es un movimiento que descabezó muchos candidatos del republicanismo tradicional. Hubo más recambios y reemplazos dentro del partido por conquistas internas de la derecha que por pérdidas contra los demócratas. Hay una cantidad de nuevos candidatos republicanos que fueron fruto de revueltas internas. Asà el partido se mueve a la derecha por doblete. Por un lado, porque los moderados que hay tienen poco peso polÃtico. Y porque los candidatos con mucho peso e imagen que suben dentro del partido lo hacen derrotando a otros moderados.
¿El corrimiento del Partido Republicano a la derecha extrema antecede a Trump?
El movimiento que trae a Trump a la presidencia es la herencia natural para mà del ascenso de Newt Gingrich, lÃder republicano en la Cámara de Representantes en los 90 y del Tea Party años después. Fueron revueltas que cambiaron el balance del poder de los candidatos que estaban dentro del partido bien a la derecha. Con estos ciclos, fueron progresivamente eliminados los candidatos moderados que estaban en el medio y tenÃan peso polÃtico. No es solo polarización ideológica de los votantes y los candidatos, sino que el sistema polÃtico selecciona candidatos polarizados porque va eliminando moderados en dos áreas: en el centro del espacio ideológico general y en el de cada partido.
¿El poder Trump va más allá de su figura y carisma?
Trump terminó consolidando un poder en el partido que para mà es imposible remover. Porque si él, por cualquier motivo quedara inhabilitado, por problemas de salud o de edad, el corazón del partido en este momento está ahÃ. Los candidatos que van a ascender para reemplazarlo son como él. El control de Trump no es simplemente por su figura pública, sino porque realmente representa lo que el partido quiere: estar girado a la derecha.
¿Qué bandera polÃtica conecta mejor en esta campaña con ese corrimiento a la derecha? ¿La batalla cultural anti woke, el discurso anti-inmigrante o cuál?
Era todo más intenso cuando el partido podÃa tener el paquete de la lucha cultural más integrado. Es interesante que los evangélicos han ido creciendo en peso interno dentro del partido, pero perdieron espacio en la población como votantes. Los evangélicos tenÃan cerca de 25% o 27% del voto de la población y, ahora, representan solamente cerca del 15%. Es un grupo cada vez más minoritario, pero cada vez con más peso polÃtico en la interna del partido. Eso hace que muchas de las banderas de la lucha cultural que Milei toma, que fueron súper importantes en el ascenso del trumpismo y del Tea Party en su momento, ahora están en Estados Unidos un poco debilitadas.
¿En qué sentido está debilitada esa lucha cultural de la derecha?
El discurso muy anti LGTBQ+ de Florida, de Georgia, Alabama y Texas no resuena bien a nivel nacional. El tema de aborto les juega en contra. Son áreas en las cuales el partido quiere hablar un discurso para adentro, pero que se ha alejado mucho del votante. Eso hace que la inmigración sea en este momento una de las áreas en las cuales el partido realmente se unifica y se entusiasma. La frontera. Pero muchos de temas de la lucha cultural, como la identidad de género y el aborto, que fueron hard issues que unificaban al partido, ahora no lo hacen. Sà lo hace la economÃa, la identidad anti demócrata y la inmigración.
¿Cómo se llevan los votantes latinos con ese corrimiento general a la derecha que toma la bandera de la crisis migratoria?
Los dos quiebres que vemos en el alt-right en todo el mundo se ven acá también. Hombres jóvenes latinos tienen una tasa de preferencia por Trump más alta que la de la población más vieja. Ciertas poblaciones tuvieron afinidad republicana por mucho tiempo, como la comunidad cubana. Y ahora la crisis en Venezuela hace que los venezolanos cumplan el papel que antes tenÃa la comunidad cubana en Estados Unidos. Pero hay una división dentro de la comunidad latina entre la parte integrada y la que es acusada en los mismos términos que pasa en Chile, en Argentina, en Colombia. Algunos venezolanos pasan a ser también sinónimo de crisis de seguridad.
Trump ya cita una supuesta ola de crÃmenes de inmigrantes sin papeles, a partir del asesinato de un venezolano.
Varios de los casos más sonados publicitados por Trump y por el ala dura republicana incluyen inmigrantes indocumentados venezolanos. Eso produce una división en la comunidad entre los ins y los outs, los que tienen papeles, están legales y tienen una familia que está compuesta de ese modo -porque gran parte de las familias inmigrantes tienen parte y parte- y las familias en las cuales hay migrantes documentados y migrantes indocumentados, que es lo más común, y ahà las posiciones son más despolitizadas.
¿Hay diferencia de género en el voto latino?
Las mujeres jóvenes inmigrantes son más progresistas que la media y los hombres jóvenes inmigrantes, con documentos y primera generación en particular, son más trumpistas que las poblaciones más grandes. Eso redujo la ventaja demócrata en el voto latino que estaba en el orden de los dos tercios. Ahora bajó al 55% o 57% del voto latino. Vamos a seguir viendo una pequeña ventaja a favor de los demócratas, pero en estos últimos 25 años se atenuó respecto de lo que habÃa sido históricamente.
¿Qué falta para que los 62 millones de latinos que viven en Estados Unidos se vuelvan ese voto decisor del que se viene hablando hace muchos años?
Lo que define el poder de un grupo de votantes no es tanto sus preferencias electorales, sino su capacidad de movilizarse. La diferencia más grande entre el voto afroamericano y el latino en Estados Unidos es que el voto afro está organizado y movilizado tanto dentro del partido como en el voto nacional. El latino no lo está. El voto afroamericano fue definitorio para que Biden ganara la primaria en el 2020. El voto latino nunca definió una primaria en el Partido Demócrata y, si bien es pro demócrata, porque el Partido Republicano fue muy agresivo contra los latinos, también es cierto que la comunidad no sintió que tenga que movilizarse internamente. Entonces no logra tener peso, sigue siendo un observador de la polÃtica norteamericana, en lugar de un participante activo. Tiene representación y es considerado importante por su dimensión, por eso todos los partidos mencionan que tienen latinos, pero no por su peso de movilización. Jamás pudo mostrar músculo para ser pivote en las internas demócratas o para ganar elecciones importantes.
¿Qué importancia le atribuye a las redes sociales y a la conexión global de las derechas nacionales en el ascenso mundial de la alt-right?
Es difÃcil saber cuánto es redes digitales. La diferencia más importante que hubo post 2015 es la decisión explÃcita de la derecha de tratar de cultivar un voto joven. No lo habÃamos visto desde el periodo de entreguerras con el ascenso de las juventudes fascistas y nazis. Después de la Segunda Guerra, eso habÃa quedado muy planchado y era poco común. La derecha de posguerra es de sombrero de copa, de banqueros, de votos moderados e institucionales.
¿Qué cambió en la última década para que ser de derecha sea seductor para los jóvenes?
Hubo una inversión muy grande en jóvenes libertarios por parte de fundaciones, una integración cultural de jóvenes movilizados, la utilización de la chicana, de la comunicación informal en los medios. Y no simplemente como una estrategia de proponer discursos de extrema derecha, sino también para cultivar un votante que la derecha habÃa desatendido. Fox News solÃa hacer el chiste de que si uno es joven y de derecha no tiene corazón, y si es viejo de izquierda no tiene cerebro. Pero apareció un movimientismo de derecha que apunta a que los jóvenes tengan un corazón de derecha, un poco malvado y anti-derechos. La vieja derecha se organizaba desde el poder y hacia el poder. Esta nueva está tratando de crecer electoralmente. Para mÃ, esos son movimientos súper peligrosos.
¿Por qué es tan peligroso ese movimientismo juvenil de derecha?
Lo más cercano a ese tipo de movimientos son los del fascismo de principios de siglo XX. Se construyó un electorado movimientista anti-derecho que fue súper destructivo. Más allá de si hay guerras o no hay, produjo enormes costos en derechos humanos, incluso antes de cualquier guerra nacionalista. El crecimiento de las alt-rights representa eso, un costo enorme para los derechos sociales, más allá de si después tiene una expresión en conflictos internacionales o no.
"Milei tiene que aprender de sus errores porque si fracasa le van a echar la culpa a Trump"
¿Qué antÃdoto recomienda para combatir a esa alt-right, porque el discurso de Biden de que la democracia está en peligro no resulta muy seductor?
Exactamente. Muchos de los gobiernos moderados, demócratas y progresistas del mundo se han transformado en lo que era el viejo conservadurismo. Hablan desde el poder hacia el poder, si lo tienen. Si no, sólo se quejan de los abusos, Hay poca energÃa militante en orientar a los jóvenes. Por eso vemos la fractura de género y la movilización pro-derechos, tanto en la Argentina en esta última elección como en EE.UU. Si de verdad hay un movimientismo que lucha por los derechos sociales, es el de las mujeres jóvenes. No hay ninguna lucha reivindicativa que permita la movilización de los varones jóvenes por izquierda. La derecha sà lo tiene, es anti-derechos, pero lo tiene porque tiene un discurso anti-genero donde los varones en Estados Unidos se consideran perjudicados por esta expansión de derechos de las mujeres y del LGBTQ+. No hay respuesta desde el centro o la izquierda. Espero que la haya, pero los votantes hombres, jóvenes y blancos en EE.UU. sienten que pueden volver a ser reyes, when we were king. Y eso es lo que capturó la alt-right.
¿En qué se diferencia la composición social del voto a Trump y el de Milei?
Es una composición muy distinta. Trump ve que hay una posibilidad de capturar el voto blue collar masculino, de media edad, vinculado a la producción donde están los sindicatos pero sin que esté sindicalizado. Las áreas rurales y peri-rurales con trabajadores blue collar es donde el voto de Trump está energizado. El mismo voto en Argentina tiene poca carga laboral y agro-exportadora. Y Milei no tiene ningún tipo de posibilidad de capturar el voto del peronismo que serÃa el equivalente al blue collar de Estados Unidos. Eso hace que Milei no tenga ningún motivo para tener un principio de realidad respecto de su polÃtica económica. Milei puede ser un ideólogo del economicismo más burdo y menos sensato, porque no tiene realmente un voto constituido. El votante de Milei tiene mucha menos penetración en el mercado laboral y está menos organizado sindicalmente que el equivalente de Trump.
¿El de Milei es un discurso y un liderazgo en el aire?
En el discurso del Estado de la Unión, el presidente recorre y le habla a cada uno de los grupos sociales que representan el espÃritu de EE.UU. Eso no existe del lado de Milei. No hay un constituido equivalente. Milei le habla a un votante argentino ideal del siglo XIX, no a un votante real. Porque no hay nada de la economÃa real, no menciona lo que la gente hace. Les habla a economistas neoclásicos de manual que están en su imaginación, ni siquiera a economistas reales. Es una ortodoxia de pobre formación económica sin una base social que lo esté apoyando. En su lugar puso a un votante del siglo XIX en una economÃa del siglo XIX.
¿Trump tiene mucha más carnadura que Milei?
Trump tiene dos cosas: un partido detrás que sà tiene todos esos vÃnculos, más allá de que él hable lenguaje MAGA. Y por otro lado, tiene detrás una economÃa real que protege a esos actores. A los granjeros republicanos que no tienen ventajas competitivas, él los subsidia. A la industria del metal y del carbón que no tienen ventajas competitivas, los protege de la competencia externa. Trump es alt-right pero es un alt-right con constituidos. Milei es un alt-right sin constituidos que no tiene a nadie a quien defender o proteger. Sus vÃnculos son con una economÃa virtual, dominada por el capital financiero y sin votantes que lo acompañen. El votante que lo acompaña es el joven al cual se le han quitado la corona a partir de los derechos de género y LGBTQ+. Es un movimiento anti-género sin votantes reales. Eso se ve todo el tiempo en los tweets de Milei. Su cuenta es de batalla. Produce mensajes de economÃa abstracta y de la motosierra.
El Congreso avanza contra TikTok y un Trump descolocado termina al lado de Ocasio-Cortez
¿Cómo explica la posición de Trump en defensa a la red TikTok?
Para mà lo de Mark Zuckerberg suena como una excusa. Si bien es cierto que para los republicanos Zuckerberg es demasiado progresista, a diferencia de Elon Musk, que ha dado prueba de su alineamiento estratégico con Trump, para mà la posición de Trump es por preocupación a que lanzarse contra TikTok implique costos personales, polÃticos y de lobby.
¿Cómo imagina una segunda presidencia de Trump? ¿Caótica, revanchista o supeditada a una economÃa y un poder que no da margen para los cambios drásticos?
Me resulta imposible anticiparlo. Trump representa un discurso desde la elite económica hacia los desclasados de la elite económica. Pero hay dos opciones. En su primera presidencia, el caos hizo que, aunque tuviera el control del Congreso, no sacara ninguna legislación importante. Fue un error polÃtico del cual nos beneficiamos todos. Si gana, ahora podrÃa desarrollar una presidencia de acomodamiento, porque ya tiene un control indiscutido del Partido. Su acomodamiento a lo existente le permitirÃa bajar un poco el ropaje del alt -right y que, como una suerte de Perón, desaire a los imberbes de la Plaza del alt-right y se mueva en una dirección económicamente amigable y más institucional.
¿Y la opción de un Trump rupturista cuál serÃa?
Un Trump que decida que llegó el momento de transformar el presidencialismo en algo mucho más poderoso, disminuir la influencia de otros actores polÃticos, limitar los niveles de democracia sub-nacional más que antes y restringir los poderes del Estado.
¿Percibe indicios de un posible Trump moderado o de uno autócrata?
Veo un rango desde una nueva moderación e institucionalismo hasta una autocratización importante del sistema polÃtico de Estados Unidos. Él no está dando indicios de un giro autocrático porque serÃa costoso electoralmente. Está manteniendo un perfil súper bajo llamativo. La cantidad de apariciones públicas están muy por debajo de las de hace cuatro años y las de hace ocho. Teniendo el control total del Partido, bajó un poco el nivel de guerra en lugar de subirlo. Eso puede augurar que lo que está pensando es justamente eso. Pero también puede ser que se lance en contra de Nueva York, de la oposición y los demócratas. Se han visto las dos caras en Trump. No dirÃa que hay un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde parejos. El 90% del tiempo es Mr. Hyde, pero sà es muy difÃcil saber cómo va a definir una segunda presidencia si llega a ganar.
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