
Francisco "Frank" Mora combina como pocas personas el ejercicio académico y la gestión en la práctica. Estudió en detalle la relación muchas veces problemática entre Estados Unidos y Latinoamérica. Escribió varios artÃculos y cinco libros al respecto, incluido el que resume el vÃnculo con el tÃtulo "Adversarios amistosos". Pero además fue Subsecretario Adjunto de Defensa para el Hemisferio Occidental durante la administración del demócrata Barack Obama y, desde hace casi un año, es el embajador estadounidense ante la Organización de los Estados Americanos. Para acceder a ese cargo clave de la polÃtica exterior de EEUU hacia el continente, Mora fue nominado por Joe Biden y logró el respaldo mayoritario del Senado. En una charla exclusiva con LPO, este cubano-americano reflexiona sin eufemismos sobre la desconfianza en la democracia, la crisis migratoria y del fentanilo, más la mirada de Estados Unidos hacia América Latina.
A 9 meses de haber asumido como embajador en la OEA, ¿cuál es el mapa polÃtico que se hizo del continente?
Desde que llegamos a la OEA, tuvimos dos o tres prioridades, consistentes con la polÃtica del presidente Biden. Primero, fortalecer la institución y darle credibilidad. El presidente y el secretario de Estado Antony Blinken, durante la campaña y la gestión, tanto en Washington como en las Naciones Unidas, hablaron bastante sobre la importancia de alianzas internacionales, de fortalecer y utilizar las instituciones multilaterales para enfrentar los desafÃos comunes que tenemos, como el cambio climático. Yo recojo eso, es mi dirección.
¿Cuál es su objetivo concreto como delegado en la OEA?
En cuanto a la OEA es importante demostrar que tiene un impacto, que puede tener más impacto en las vidas de los ciudadanos de las Américas, incluyendo los Estados Unidos. Hemos estado en ese proceso de demostrarlo, que en parte es un desafÃo de comunicación también. De comunicar y hacerle saber a la prensa y a los gobiernos la importancia que tiene la institución para resolver una serie de problemas. Uno de ellos, la otra prioridad, es el tema de la democracia. El mismo presidente habló de eso enfocado aquà en los Estados Unidos. Hay una erosión en la gobernabilidad democrática en la región, incluidos los EEUU.
¿Cómo define esa crisis de la gobernabilidad democrática?
Hay una gran desconfianza en las instituciones democráticas, en los partidos polÃticos, el Poder Judicial. Y nosotros tenemos no solo la obligación, sino que es más bien en defensa de nuestros intereses, de mitigar y parar este proceso de erosión que estamos viendo, el del desmantelamiento de la democracia.
¿Qué ejemplos ve de ese desmantelamiento de la democracia?
Lo ves en la región. Por ejemplo Guatemala por citar un caso, pero podemos hablar de otros. Es importante ver que la OEA y la comunidad internacional han estado a la altura del momento, de defender la democracia y los resultados en las elecciones en Guatemala. No es una exageración decir que la OEA está acompañando este proceso de transición para garantizar que la voluntad del pueblo guatemalteco se respete, a pesar de que han habido esfuerzos de fuerzas antidemocráticas para evitarlo.
Más allá de las derivas autoritarias, ¿esa desconfianza social en la democracia, que también se extiende en los Estados Unidos, es un sÃntoma de qué?
El mismo Secretario de Estado lo ha dicho en la Asamblea General de la ONU. Y no es la primera vez que lo dice. El tema de la calidad, del rendimiento de la democracia va más allá de izquierda o derecha, se da en todos los paÃses, incluyendo lo que pasa acá en Estados Unidos.
¿Percibe un punto de inflexión hacia esa tendencia?
Antes de la pandemia, la situación social económica estaba bastante bien en América Latina. O sea, los niveles de pobreza habÃan bajado. Los de desigualdad, que en la región es gran parte del problema, también bajaban. HabÃa cierta estabilidad social y polÃtica. Los sistemas de educación y sanidad parecÃan estar mejorando, si bien no eran a full. La pandemia demostró, sacó a la luz, los problemas estructurales que todavÃa la región tenÃa. Las condiciones preexistentes. Entonces se creó una brecha entre lo que eran las expectativas de la gente y la caÃda de su situación social y económica. Esa brecha ha producido lo que vimos en las encuestas. Cuando se pregunta a los latinoamericanos cuál es su nivel de apoyo a la democracia, apenas llega al 48% o 49%. Y hace sólo 10 años estaba en 58%. Hay una caÃda de 10 a 11 puntos. Eso es significativo. Entonces la gente ya anda buscando alternativas a la democracia, que siempre son antidemocráticas. Y como hemos dicho en varias ocasiones, la solución a la democracia no es menos democracia, es más democracia. La OEA tiene como pilar fundamental la defensa y promoción de la democracia y los derechos humanos. Guatemala es una prueba.
¿Qué otros paÃses están poniendo a prueba la democracia?
Hay otras crisis que están surgiendo. Cuando se presentó el intento de golpe del presidente Castillo en Perú, donde hubo un esfuerzo por parte de algunos sectores de romper el proceso y la transición democrática. Ahà salimos a protestar y no sólo contra aquellas fuerzas, sino contra el mismo gobierno que estaba violando los derechos humanos de aquellos que estaban protestando. Hay que ser consecuentes. Y no olvidemos al pueblo nicaragüense. Nicaragua oficialmente saldrá de la OEA en noviembre. Vamos a hacer un evento para recordar la tragedia de lo que está ocurriendo. El compromiso de nuestra administración con la democracia es importantÃsimo. Pero no por razones altruistas. Es por razones de valores, sÃ, pero también por nuestros intereses. La democracia no es perfecta, pero la historia nos dice que es el mejor sistema para solucionar los problemas cotidianos, como el cambio climático, la polarización, la seguridad, etc. Y nosotros vamos a seguir defendiéndola por razones egoÃstas.
¿Se refiere a que la salida de un paÃs del juego democrático desestabiliza toda la región?
Todas las democracias son frágiles. En la OEA existe la Carta Democrática Interamericana que se firmó hace 22 años. Fue un compromiso por parte de todos los miembros de defender y de promover la democracia. Y de tomar medidas, en caso de una ruptura. Eso aplica a Guatemala, pero también aplica acá.
¿La crisis migratoria en la frontera sur de los Estados Unidos es consecuencia directa de esa fragilidad?
En parte por la pandemia y por la desesperación que tiene la gente, la frustración, el descontento con la democracia o los sistemas polÃticos. Entonces la gente vota por el candidato populista o por la salida de su paÃs.
¿La crisis migratoria tiene solución o, hasta que no haya cierta estabilidad y prosperidad en la región, sólo se podrán aplicar parches?
Sà a todo. Esto no es magia, no tienes una varita para, ¡boom!, solucionar el problema. Eso no existe. Son problemas estructurales que no se solucionan del dÃa a la noche. Pero dirÃa dos cosas. Se requiere de la voluntad de todos los paÃses, como dijo el presidente Biden. Todos los paÃses tienen que aportar y trabajar conjuntamente. Ningún paÃs individualmente puede solucionar los problemas de cambio climático o inmigración, incluyendo los Estados Unidos. Necesitamos una estrategia coordinada. Y parte del problema, no todo, se debe a la crisis de gobernabilidad, a los problemas de pobreza y desigualdad que han vuelto a surgir otra vez, con expectativas de la gente que eran más positivas.
¿Qué se puede hacer concretamente al respecto?
La vicepresidenta Kamala Harris, por ejemplo, cuando se enfrentó a esta situación al principio de la administración identificó más de 4.000 millones de dólares del sector privado para invertir en la región, como parte de la solución. Pero el rendimiento de esa inversión no ocurre de un momento para el otro. Es parte de la estrategia, pero es un tema completo.
Respecto a la crisis de HaitÃ, con pandillas tomando las calles, ¿qué propuestas se barajan?
Esperamos que se apruebe la resolución que se está negociando para que Kenya envÃe mil efectivos policiales a Haità para estabilizar el tema de seguridad.
¿Se refiere al control de la calle?
Claro. Los Estados Unidos van a contribuir aproximadamente con 200 millones de dólares para esa operación. La idea es que la resolución de pie a la acción desde la OEA. Después se va a pedir a los miembros que contribuyan materialmente en esa operación con policÃas y demás aportes, para que no sea solamente Kenya. Bahamas, Jamaica, Antigua y Barbuda y otros paÃses han dicho que se van a comprometer y enviar efectivos policÃas a Haità como parte de la misión que va a dirigir Kenya.
Usted es un estudioso de la relación entre los Estados Unidos y Latinoamérica, en la que por momentos las opciones posibles parecen ser una Doctrina Monroe 3.0 o indiferencia total. ¿Por qué cuesta tanto ese ensamble?
Creo que obviamente ni la Doctrina Monroe 3.0 ni la indiferencia son opciones. Hay polÃticos que utilizan la historia para echar leña al fuego porque ven ventaja en difundir que hay un conflicto con los Estados Unidos. Hablan de la historia de los años 30 o 50 para decir que no pueden confiar o trabajar en conjunto. Pero en realidad ese discurso es usado con propósitos de polÃtica doméstica.
¿Lo dice por cierta demagogia anti-estadounidense?
Se crea una narrativa que perjudica la habilidad de trabajar conjuntamente. Pero yo, desde mi experiencia en el Pentágono y ahora en la OEA, he notado siempre una gran voluntad de la gran mayorÃa de paÃses, no todos, de trabajar con nosotros. Seguimos siendo el partner of choice para muchos paÃses en la región. No de todos, pero sà de muchos. Para nosotros es una oportunidad de seguir manteniendo, enfrentando y buscando maneras de colaborar y trabajar conjuntamente sin ningún estilo paternalista, sino evidenciando que somos socios equitativos.
La polÃtica del nearshoring, en el marco de la carrera comercial tensa contra China, ¿puede estrechar la relación de Estados Unidos con América Latina?
Yo creo que sÃ. Está la iniciativa APEP (Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas) que no lidero, pero es una iniciativa económica para ayudar a algunos paÃses, que al momento son 11. Reformar economÃas para que en puedan vincularse al tratado que existe entre Estados Unidos y México.
¿La influencia creciente de China sobre los paÃses de América Latina es una amenaza para Estados Unidos?
Tú dices la palabra amenaza. Nosotros no la utilizamos en relación a China. Es un competidor, tenemos que competir con China. En algunas cosas sà lo estamos haciendo y en otras no. En el siglo XIX, la infraestructura en América Latina la construyeron los ingleses. En el siglo XX, los Estados Unidos. Y ahora China quiere ser la que construya en el siglo XXI. Y nosotros tenemos que competir, crear las condiciones para que podamos seguir expandiendo nuestras inversiones. Pero ojo, nosotros seguimos siendo el inversor más importante en la región. TodavÃa seguimos siendo el más importante, aunque a veces se piense que los chinos están invirtiendo mucho más que nosotros. Tenemos que competir, pero la amenaza implica un conflicto. Y en América Latina no debe verse como un conflicto, sino como...
¿Ver quién seduce más y mejor?
Y de quién tiene la capacidad de apoyar e invertir, de trabajar con nuestros socios en la región.
¿La crisis del tráfico y consumo de fentanilo es otro factor de inestabilidad en la región?
Definitivamente. Lo dijo el presidente Biden. Para el paÃs, en lo inmediato y en términos domésticos, es la gran amenaza que estamos enfrentando. Y le dijo a todos los miembros del gabinete que tiene que ser la prioridad. El secretario Blinken recogió eso y ha tenido varias reuniones para tomar acción y enfrentar esta amenaza. Muchos gobiernos en la región están al tanto y están muy interesados en apoyar el esfuerzo. A mà me toca la parte diplomática de coordinar los esfuerzos. El departamento de Homeland Security tiene sus responsabilidades. Está entre los primeros tres temas de la conversación.
¿Con Colombia existe ese nivel de diálogo y colaboración?
SÃ, sobre toda una serie de temas. La relación entre Estados Unidos y Colombia sigue siendo estratégica, independientemente de quién sea presidente de Estados Unidos o de Colombia.
¿El ascenso de Gustavo Petro no perjudicó el vÃnculo?
No, vamos a tener obviamente nuestras diferencias y eso ocurre en todas las relaciones estratégicas y entre amigos. Pero seguimos trabajando sobre todo en una serie de temas como el narcotráfico y la inmigración.
El gobierno le dio mucha relevancia a los encuentros recientes de Biden con el brasileño Lula da Silva. ¿Qué tipo de alianza y rol puede jugar Brasil en la búsqueda de estabilidad regional?
Esa relación es compleja y estratégica por los amplios temas que estamos tocando y tenemos que trabajar con ellos. Sobre el cambio climático, ahà Brasil y Estados Unidos están trabajando muy de cerca. Ahà tenemos mucha coherencia. Pero también, como en otros casos, van a haber diferencias. Pero uno no debe concentrarse mucho en el discurso, sino ver lo que tangiblemente está ocurriendo en las relaciones bilaterales.
¿Los paÃses que claramente no cumplen con los requisitos básicos de una democracia son Cuba, Nicaragua y Venezuela?
Exactamente.
¿El resto tiene zonas grises pero mantiene los pies adentro del juego democrático?
Exactamente. Pero sà hemos notado el fenómeno de estas democracias hÃbridas que, con sus desafÃos, también es un problema. Es una situación con la que tenemos que lidiar. Más que nada hay que crear confianza en nuestros pueblos de que la democracia debe ser the only game in town.
¿Cuáles son las democracias de baja intensidad?
Obviamente podrÃa poner a Guatemala. Pero si hay un traspaso de mando el 14 de enero, yo ya no dirÃa que está en esa situación. Hemos visto desafÃos en Perú, pero la democracia sigue en ese paÃs aun con todos sus problemas. DirÃa que en la gran mayorÃa, de un nivel a otro, todos estamos enfrentando, incluyendo Estados Unidos, nuestros desafÃos.
¿Todas las democracias del continente, incluida la de Estados Unidos, están en peligro?
No lo digo yo, lo dice el presidente de los Estados Unidos. Hay acechanzas y peligros.
En ese contexto de inestabilidad, ¿cómo caracteriza la actualidad de la Argentina y su relación bilateral actual de Estados Unidos?
Es muy importante. Me refiero al trabajo y al tema del Fondo Monetario Internacional, donde estamos tratando de ayudar en ese proceso de negociación, tratando de apoyar la estabilización monetaria y económica del paÃs. Algo importantÃsimo, no solo para Estados Unidos, sino para el Mercosur. Hay toda una serie de oportunidades. Creo que la venta de los aviones de combate es un tema importante. Tenemos varios temas de agenda común. No quiero que vayan a pensar que no estamos dándole seguimiento a todos los acontecimientos en Argentina porque está lejos o porque tenemos una relación a veces complicada. No, en absoluto. Y vamos a trabajar con el gobierno, cualquiera que salga elegido, porque esto no se trata de si es de derecha o de izquierda.
¿Aunque Javier Milei sea electo presidente?
Asà es. Tenemos intereses y destinos en común.
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