La huelga histórica que United Auto Workers lleva adelante en Detroit en reclamo de aumento de salarios está provocando situaciones inesperadas. El conflicto que enfrenta al combativo sindicato de Michigan con las tres grandes automotrices del paÃs genera desplazamientos en todos los ámbitos. En el rubro sindical, se trata de una medida de fuerza que no registra antecedentes en mucho tiempo y afecta a grandes compañÃas como General Motors, Ford y Stellantis. En el escenario polÃtico, complica a Joe Biden, el presidente que se reivindica desde siempre como un aliado de los sindicatos, y beneficia a Donald Trump, que aprovechó la contradicción para cuestionar a su rival por su impulso a los autos eléctricos en detrimento de la industria asentada en el Rust Belt.
Pero mientras la Casa Blanca es ambigua en sus reacciones y delata su desconcierto, aliados del presidente comienzan a advertir que el gobierno demócrata debe actuar con velocidad si no quiere que Trump aproveche la oportunidad para incrementar el respaldo que ya tiene en la clase trabajadora estadounidense. Entre las voces de alerta que se escuchan en privado está la del senador Bernie Sanders, quien viajó el fin de semana pasado a Detroit para expresar su respaldo al reclamo sindical.
Sanders reclamó una semana laboral de cuatro dÃas -algo que nadie parece tomar en serio por el momento en el entorno de Biden- y reiteró ante los empleados de las grandes automotrices un ejercicio que suele hacer ante cada conflicto que enfrenta al capital y al trabajo. Dijo que los tres grandes de Detroit ganaron en lo que va del año nada menos que 21 mil millones de dólares y repasó incluso las ganancias de los directivos de las compañÃas.
Entre los directivos a los que mencionó el senador de Vermont apuntó contra la directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, quien según dijo incrementó su fortuna en 200 millones de dólares en los ocho años que lleva en el cargo. Sus palabras no sólo incomodaron a los gerentes de la empresa. Barra tiene una estrecha relación con el presidente y visitó la Casa Blanca en ocho oportunidades desde que Biden asumió la presidencia. Barra es la gran aliada del presidente en la transición que inició la industria de Detroit para adaptarse a la polÃtica de vehÃculos eléctricos que impulsan los demócratas.
Aunque las posturas polÃticas de Sanders registran históricas diferencias con quien fue su rival interno en las primarias demócratas de 2020, su discurso apunta a lograr la adhesión de los trabajadores en conflicto e impedir que Trump capitalice el malestar de los empleados automotrices. Pese a que el lÃder sindical Shawn Fain lo repudia con nombre y apellido, el ex presidente acaba de anunciar que tiene previsto viajar a Detroit la semana próxima en una jugada tan audaz como inteligente. El objetivo de Trump es claro: llegar a los trabajadores y romper su identificación con los lÃderes sindicales.
Los voceros de la Casa Blanca decidieron salir a recordar el historial antiobrero de Trump durante su tiempo como presidente pero no lograron hasta el momento un modo de intervenir para resolver el conflicto y frenar la ofensiva del republicano. Sanders está entre los que advierten que dar por sentado a la clase trabajadora puede ser un error fatal para la campaña de Biden y una gran ayuda para Trump. No es el único.
Según publicó PolÃtico, otra de las advertencias que sonaron en las últimas horas surgió del representante Ro Khana, un histórico aliado de Sanders. El congresista de Silicon Valley, California, visitó a los trabajadores automotrices y volvió preocupado de su gira. "No debemos subestimar a Donald Trump. Es un sobreviviente y esta será una campaña muy reñida", afirmó. Khanna es miembro de la junta asesora nacional de Biden que el lunes estuvo en Wayne, Michigan, y Toledo, Ohio, con miembros de la UAW. "Necesitamos un mensaje para los estadounidenses de clase trabajadora. En este momento, todavÃa están sufriendo en términos de precios de gasolina, precios de alimentos, costos de vivienda, costos de servicios públicos, y no sienten que sus salarios estén aumentando lo suficientemente rápido, y sienten que los muy ricos están recibiendo demasiado de las recompensas. Eso es lo que escuché en los piquetes", afirmó.
"Es un movimiento histórico, es hora de devolver a los trabajadores lo que les quitaron en 2008"
El analisis es compartido por observadores de la polÃtica estadounidense. En diálogo exclusivo con LPO, el consultor latino Jaime Durán Barba acaba de arrojar un pronóstico que registra el nivel de apoyo de Trump entre la clase trabajadora y no deberÃa más que preocupar a los demócratas: "No hay duda de que Trump es el candidato del proletariado y, si se enfrenta a Biden, gana sin ninguna duda", afirmó.
Profesor de la George Washington University, Durán Barba remarcó que la segunda revolución industrial se produjo en lo que se llama el Rust Belt, que es el cinturón industrial norteamericano, que tenÃa como gran eje Detroit y los estados de los Grandes Lagos. Ahà estuvieron los unions, los sindicatos, el Partido Demócrata y ahà se producen los dos elementos de la segunda revolución industrial, que es la producción en serie y la difusión de la electricidad. Ellos, que fueron la estrellita de Estados Unidos, han pasado a tener un papel muy secundario, cuando surgieron en California la cultura y el ecosistema de Silicon Valley. "Los obreros del Rust Belt son muy conservadores, normalmente blancos, normalmente heterosexuales, furiosos con esta gente medio loca de Silicon Valley que defiende todas las cosas liberales y que vive la revolución tecnológica. Entonces, si, Trump expresa a ese proletariado", afirmó Durán Barba. En la otra punta del espectro polÃtico, el grupo que rodea a Bernie Sanders está viendo algo similar.
Please do not cut or paste our notes on the web, you have the possibility to redistribute them using our tools.