El gobernador de Florida se mueve como un mini-presidente de los Estados Unidos. Él mismo juega a la comparación permanente con la Casa Blanca. Un contraste en el que, bajo sus propios parámetros, Ron DeSantis siempre sale ganando. "Estoy orgulloso de la rapidez con la que hemos podido activar los recursos y hacer lo que el gobierno federal no pudo: hacer que los floridanos y otros estadounidenses regresen a casa, se reúnan con sus familias, de forma gratuita", afirmó DeSantis en un comunicado de prensa.

Lo dijo inmediatamente después de que aterrizara un avión con 270 personas en el aeropuerto de Tampa. Todas, provenientes de Israel. Fue el primer vuelo que trajo ciudadanos estadounidenses al país. Entre los rescatados había 91 niños y cuatro perros. El Departamento de Estado de Estados Unidos reveló que más de 20.000 ciudadanos estadounidenses solicitaron ayuda para salir de Israel, tras el ataque mortal de Hamas.

DeSantis se adelantó y firmó una orden ejecutiva el jueves permitiendo vuelos que transporten a residentes de Florida de regreso. La orden habilitó a la División de Manejo de Emergencias del Estado del Sol a traer a los floridanos y a transportar suministros a Israel, según el comunicado de prensa. Florida se asoció con la organización de rescate sin fines de lucro Project DYNAMO, con sede en Tampa, para organizar los vuelos.

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"Había una falta de liderazgo, así que dimos un paso adelante y lideramos", dijo DeSantis en un video publicado en X.

El gobernador además planteó que Estados Unidos no debería aceptar refugiados de Gaza. Lo aseguró mientras cientos de miles de palestinos huyen del norte al sur, tras las advertencias del gobierno israelí de evacuar antes de una invasión terrestre. "No sé qué va a hacer Biden, pero no podemos aceptar a personas de Gaza en este país como refugiados", dijo DeSantis ante unas 50 personas en un evento patrocinado por el súper PAC Never Back Down. "Si nos fijamos en cómo se comportan, no todos son de Hamás, pero todos son antisemitas. Ninguno de ellos cree en el derecho de Israel a existir", expuso el precandidato republicano.

Estoy orgulloso de la rapidez con la que hemos podido activar los recursos y hacer lo que el gobierno federal no pudo: hacer que los floridanos y otros estadounidenses regresen a casa, se reúnan con sus familias, de forma gratuita", afirmó DeSantis 

En ese contexto, el legislador de Florida Randy Fine le pidió a DeSantis imponer castigos a los estudiantes y profesores universitarios que participaron en manifestaciones pro-palestinas. Aliado del gobernador, el representante Fine propuso expulsar a estudiantes y despedir a miembros del personal docente que, según su propia calificación, celebran las "muertes judías".

AP

La jugada de DeSantis en medio del conflicto en Medio Oriente busca sentar una posición que le de redito en el plano doméstico. El gobernador republicano no solo se adelanta a Biden. Además, aprovecha para diferenciarse de un Donald Trump que quedó enredado en sus elogios a Hezbolá y sus críticas a Benjamin Netanyahu. 

No es la primera incursión del conservador DeSantis en asuntos de política exterior. Lo hace en una zona gris de desafío estatal al poder federal de la Casa Blanca. Las leyes que endurecen los controles migratorios, por ejemplo, le valieron una serie de cuestionamientos judiciales que están en marcha.

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Los críticos de la ley DeSantis sostienen que el poder único y exclusivo para regular la política de inmigración es otorgado por la Constitución de los Estados Unidos al gobierno federal, y no a los estados. El cónsul mexicano en Miami Jonathan Chait planteó ante este medio que "la ley migratoria de Florida es competencia federal y no estatal". Y apoyó las presentaciones judiciales sobre la inconstitucionalidad de las normas impulsadas por el gobernador.

En las últimas semanas, DeSantis sumó medidas en contra de otro adversario global: China. Anunció en persona que cuatro escuelas privadas de Florida ya no serán elegibles para recibir becas estatales. El republicano aseguró, sin dar demasiados detalles, que las escuelas tienen vínculos con el Partido Comunista Chino. Las instituciones cuestionaron la medida.

El gobernador sumó medidas en contra de otro adversario global: China. Anunció en persona que cuatro escuelas privadas de Florida ya no serán elegibles para recibir becas estatales, por supuestos vínculos con el Partido Comunista Chino 

"Nuestras escuelas son administradas localmente, cumplen con las leyes locales, estatales y federales, y no tienen vínculos con ningún gobierno o partido político, ya sea nacional o extranjero. Nuestro plan de estudios está acreditado, basado en estándares y académicamente riguroso", se quejaron desde las preparatorias Lower y Upper Sagemont, ubicadas en las afueras de Fort Lauderdale. Las otras dos escuelas señaladas por supuestas conexiones con el Partido Comunista Chinos son Parke House Academy y Park Maitland School.

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La decisión llega meses después de la sanción de una ley con aires similares que entró en vigor el 1 de julio pasado. Impulsada en una legislatura controlada por DeSantis, la norma prohíbe que ciudadanos de China, Cuba, Venezuela, Siria, Irán, Rusia y Corea del Norte -que no sean residentes permanentes- compren propiedades dentro de las 10 millas de instalaciones militares, o "infraestructuras críticas". Un grupo de ciudadanos de origen chino cuestionó la ley. Los demandantes afirmaron que viola la Constitución y la Ley de Vivienda Justa contra la discriminación en la vivienda por la raza, género, religión, clase social o preferencias sexuales.

La tendencia a desafiar el poder federal excede la estrategia floridana de DeSantis. Un funcionario del Departamento de Estado admite en privado que esa "provincialización" de la política federal se convirtió en un reto para la unidad del país. En lo que va de año, 14 estados del país restringieron la adquisición de propiedades extranjeras o las inversiones en tierras agrícolas privadas. Pero el gobernador y aspirante presidencial es el que pica en punta desde la retórica y las acciones. En los dos debates republicanos dejó en claro que, en caso de ser electo, enviará fuerzas especiales estadounidenses a México para enfrentar a los cárteles narcos. Una promesa que generó resistencias demócratas y derivó en un cruce con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.