Tomás Regalado se anticipa antes de que se lo consulten. "Soy de la tercera edad, es cierto, pero soy más joven que Joe Biden y Donald Trump", se ataja con humor el ex alcalde de Miami. Tiene 76 años y planea volver al ruedo electoral. ¿Por qué? Este periodista republicano nacido en La Habana considera que su legado municipal se descarriló a partir de la gestión de Francis Suárez. Regalado conoce Miami y su trama de poder como pocas personas. Fue concejal por 12 años, y alcalde por 8. Ahora aspira a un nuevo mandato al frente de la ciudad.

¿Qué lo motiva para volver al poder?

Las elecciones municipales acá no son de partidos. Son de personas. Entonces cualquiera puede aspirar. Y la ley estatal es muy clara: no se puede ir por un tercer período consecutivo como alcalde. Sí te lo permiten después de 4 años.

¿Pero cuál es su motivación personal?

Lo estoy haciendo porque el trabajo que yo dejé encaminado ha sido descarrilado. La ciudad de Miami se ha convertido en una municipalidad, a pesar de su nombre global. Es disfuncional. Hay muchos casos judiciales en contra de la ciudad y sus funcionarios.

¿Se refiere a la investigación en marcha en contra de Francis Suárez?

Tenemos un alcalde que está siendo investigado por el FBI, por la Comisión de Bonos y Valores de los Estados Unidos, por la Fiscalía Estatal y por el Comité de Ética. Y francamente ha sido un alcalde ausente que ahora aspira a ser presidente. Los proyectos que dejamos encaminados se han paralizado o distorsionado.

LPOEnrique Tubio

¿Qué proyectos suyos fueron paralizados?

Nosotros tuvimos una conciencia permanente de que el cambio climático es real y se está acelerando. Las consecuencias para Miami van a ser bíblicas desde el punto de vista del desastre.

¿Más inundaciones?

Sí, si no se hace nada. La marea ha aumentado casi una pulgada y para Miami, que tiene un manto freático muy pegado a la superficie, será catastrófico. Yo le pedí a los votantes en el 2017, cuando salimos de la alcaldía, que votarán un impuesto a la propiedad para una emisión de bonos de 400 millones de dólares. Ellos lo hicieron. Fue después del huracán Irma que nos provocó enormes inundaciones. Y de esos 400 millones, hay 300 que todavía no se han usado. Están disponibles. No se han vendido en Wall Street 300 millones de dólares en bonos, que encima no pagan impuesto a las ganancias. Es una negligencia.

Tenemos un alcalde que está siendo investigado por el FBI, por la Comisión de Bonos y Valores de los Estados Unidos, por la Fiscalía Estatal y por el Comité de Ética. Un alcalde ausente que ahora aspira a ser presidente. 

¿Por qué cree que Suárez no usó los bonos?

Porque la Ciudad ha sido paralizada por discusiones internas, entre el alcalde y la comisión, entre comisionados sobre cómo ejecutar los bonos. Algunos tienen prioridades que no son las del cambio climático. Lo lamentable es que pasaron 6 años y cada vez tenemos más inundaciones. Se usan bombas rudimentarias que botan el agua hacia la bahía. Y la bahía, como ha crecido, devuelve el agua.

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El gobernador Ron DeSantis suele negar el cambio climático....

Hasta cierto punto. Lo negaba antes. Cuando empezó a contemplar la presidencia se convirtió en un adalid de los Everglades, que es el pulmón del sur de Florida. Apropió fondos para los Everglades. Y con el gobernador anterior, Rick Scott, que ahora es senador, en la oficina se prohibía decir "cambio climático". Se decía "actos de Dios que provocan cambios en la naturaleza".

Al margen de DeSantis, ¿no le falta una agenda verde al Partido Republicano?

Creo que sí. Yo siempre he sido republicano. Desde que comencé a trabajar en la Casa Blanca como corresponsal en los ´80, con Ronald Reagan. A mí me cautivó Reagan. Yo lo conocí incidentalmente cuando reportaba sobre la Guerra de los cubanos en Angola. Él era comentarista de radio, le interesaba el tema y yo le mandaba información por fax. Cuando ganó la presidencia, eso me animó a postularme como corresponsal de la Casa Blanca. Reagan me recomendó y llegué. Él era un gran comunicador y uno de los pocos políticos que no le temía a la prensa. Para los que nacimos en países gobernados por dictaduras, fue un anticomunista muy firme. Yo pensaba que los periodistas debían ser independientes. Pero encontré que en la Casa Blanca la mayoría de mis colegas era demócrata. Entonces asumí que era republicano y lo seguí siendo, pero no un republicano de línea del partido.

¿Es un republicano no orgánico?

Un republicano independiente. Por eso cuestiono la falta de comprensión del partido respecto al cambio climático, un problema que tiene que ver con la economía y la calidad de vida. En Miami hay personas que han perdido todas sus pertenencias con las inundaciones.

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¿Reagan lo inspiró a dar el salto del periodismo a la política?

No, eso fue después. Cubrí en la Casa Blanca los 4 años de George Bush y el primero de Bill Clinton, hasta que en 1996 se abrió un escaño en la Comisión de la Ciudad. Muchas personas me pidieron que aspirara, se hicieron encuestas, mi nombre era reconocido por la prensa, llegué a Comisionado y me fascinó la gestión de gobierno, de legislar y ayudar. Fui a la reelección. He tenido la suerte, hasta ahora, de estar invicto en las 7 elecciones a las que me presenté.

A mí me cautivó Reagan. Lo conocí cuando reportaba sobre la guerra de los cubanos en Angola. Él era comentarista de radio y yo le mandaba información por fax. Cuando ganó la presidencia, me recomendó como corresponsal en la Casa Blanca. Fue un anticomunista muy firme. 

¿Con qué apoyos económicos cuenta?

Las donaciones que he recibido han sido, la menor, de 10 dólares, y la mayor de 10.000. Me la hizo un desarrollador que no está haciendo trabajos en Miami, pero que tenía recuerdos agradables de mis años y me quiso apoyar. Pero no he ido a buscar desarrolladores, me parece prematuro e innecesario.

¿Por qué?

Las campañas se han ido de control aquí por el costo de la publicidad. Pienso que se debe demostrar que se puede ganar sin gastar tanto dinero. A mí las dos elecciones a la alcaldía me costaron entre 700 y 800 mil dólares cada una.

¿Ahora cuánto cuesta financiar esa misma campaña?

Ahora para ser comisionado de un distrito que es una quinta parte de la ciudad se gasta casi eso mismo: $700.000. Es una locura. Y hace que los candidatos incurran en promesas o compromisos difíciles de cumplir.

¿Ese fue el caso de Suárez con la desarrolladora inmobiliaria? ¿Qué cree que pasó ahí?

Una ambición totalmente desmesurada. Un delito. Por varias razones. Si se comprueba que fue lo que en Estados Unidos se conoce como pay to play, éticamente es una aberración. Porque no era empleado ni cobraba por una gestión específica, ni empleaba tiempo en la oficina, simplemente para tener buenas relaciones, con ese mismo desarrollador en tu ciudad haciendo un proyecto multimillonario. Y cuando la desarrolladora tuviera problemas, ¿a quién iba a llamar? ¡Al alcalde! Si las autoridades lo comprueban, es un delito punible y que además significa la destitución de tu cargo. Cuando un funcionario local es simplemente acusado, sin que haya resultado culpable, el gobernador tiene el poder de destituirlo, pendiente de juicio. Y en ese caso habría que hacer una elección especial.

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¿DeSantis debería destituirlo?

DeSantis con toda seguridad lo destituiría. Simplemente porque Francis Suárez ha sido un crítico bastante acérrimo de DeSantis. Para pasar cuentas, si DeSantis ve la oportunidad, la pluma no le va a vacilar para destituirlo.

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Suárez es el único pre-candidato presidencial latino. ¿Teme un estigma hacia los candidatos hispanos?

Sí, los estigmatiza. Por suerte esta no es la primera vez. Tuvimos de candidato a Ted Cruz, nacido en Canadá de padres cubanos. A Marcos Rubio, de padre y madre cubanos, nacido aquí en Miami. Ambos son senadores. Y no tuvieron posibilidades porque irrumpió en la escena Donald Trump en 2016. Pero tanto Marcos como Ted Cruz salieron airosamente, sin ningún tipo de cuestionamiento moral o ético. No se puede juzgar a los hispanos porque uno cometió errores que quizá le cuesten su carrera política.

¿Le puede costar la carrera a Suárez?

Aún si no le comprobaran culpabilidad real, porque aquí la fiscalía y el FBI necesitan que el caso esté más allá de la duda razonable para llevarlo a la Corte, el problema para Francis Suárez es que ha sido juzgado y condenado en la prensa. Y eso mata a los políticos. Si lo hallan inocente, sale en la página 10 B. Pero ante la posibilidad de culpabilidad, sale en tapa.

La marea ha aumentado casi una pulgada y para Miami, que tiene un manto freático muy pegado a la superficie, será catastrófico. Cuando fue el huracán Irma, emitimos bonos por 400 millones de dólares. Y de esos 400 millones, hay 300 que todavía no se han usado.

¿Cuánto falta para que un candidato hispano llegue a la presidencia de los Estados Unidos?

Pasa que superar las primarias es bien distinto a la elección nacional. Un candidato hispano, si es carismático y muy querido, ganaría en California, en Texas, en Florida y en Illinois. Pero tiene que empezar por primarias en Iowa, en New Hampshire, donde la mayoría de blancos americanos tiende a pensar que nosotros somos carmelitas y que no somos aptos. Un candidato hispano, una mujer tal vez, puede llegar eventualmente vía la vicepresidencia o la gobernación de un Estado. Y ya está, empieza a suceder.

¿Quién tendría más chances: un hispano demócrata o republicano?

Tendría que ser un hispano republicano bien moderado. Algo que en este momento no pasa, porque ninguno de los candidatos quiere ser moderado. Hay que ganar las primarias. O tendría que ser un demócrata bien centrista. Pero ahora muchos hispanos han desertado del Partido Demócrata porque lo consideran demasiado radical y liberal. O, como dice mucha gente, comunista.

¿Tiene partido tomado respecto a los candidatos presidenciales?

Aquí hay una frase que dice anything but Biden. Yo creo eso no solamente por los problemas cognitivos de Biden, sino por el hecho de que ha permitido que su partido se descarrile hacia la izquierda y caiga en manos de enemigos de los Estados Unidos.

¿A quién se refiere?

A Alexandria Ocasio-Cortéz, a Bernie Sanders, a gente que siente rabia porque los Estados Unidos es próspero y tiene millonarios.

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¿Qué opina del endurecimiento migratorio que aplicó DeSantis en Florida?

Los problemas de inmigración tienen que ser resueltos o por la Casa Blanca o por el Congreso de los Estados Unidos. Es un ejercicio en el vacío con la intención de que la ley luzca apabullante.

¿No va a tener efectos reales?

Los hospitales ahora tienen que preguntarles a las personas si son indocumentados, pero no pueden dar a conocer esa información porque otra ley federal prohíbe dar datos personales de un paciente que está recibiendo atención médica. Entonces los hospitales no pueden decir los nombres, los colegios no pueden decir la dirección donde viven los indocumentados, y las empresas eluden la obligación de hacer el E-Verify cuando tienen más de 25 empleados.

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¿Por qué las empresas no cumplen con el E-Verify?

Yo tengo amigos dueños de grandes restaurantes. La nueva ley no es retroactiva. Entonces dividen su empresa en 3 y cada una tiene menos de 25 empleados. Así protegen su negocio. Los restaurantes y las cocheras son los más afectados. En cualquier restaurante te metes en la cocina y son todos latinos. Y hay alguien lavando los platos que no tiene ningún papel y al que le pagan en la mano.

Un candidato hispano, si es carismático y muy querido, ganaría en California, en Texas, en Florida y en Illinois. Pero tiene que empezar por primarias en Iowa, en New Hampshire, donde la mayoría de blancos americanos tiende a pensar que somos carmelitas y no somos aptos.

¿Para qué lo hizo DeSantis entonces?

Para mostrarse más duro que Trump. Porque Trump inventó la crisis de la frontera cuando era candidato. Con el muro provocó que Biden asumiera una oposición contestataria de forma diametral y provocó la crisis de los inmigrantes que tenemos ahora. Con Biden entraron 5 millones en dos años. En las oficinas de inmigración de Miami hay 11 mil peticiones de asilo político que todavía no han sido procesadas. Esa gente está en el limbo aunque tiene permiso de trabajo. A los 150 días de estar aquí, le dan permiso de trabajo por un año. Después, si nos los regularizan, trabajan ilegalmente.

¿Qué impacto tiene la llegada de Lionel Messi a Miami?

Messi era el único que podía poner en el mapa del fútbol a Miami. En términos económicos va a impulsar la rueda local. Y Jorge Mas debería hacer algún tipo de arreglo con el estadio de los Dolphins, que tiene 60 mil asientos, porque Messi los llenaría. Eso haría que los precios de los tickets fueran más accesibles. Yo, que no soy futbolero, llevaría a mi nieta a tener la experiencia de ver a Messi.

En sus ocho años como alcalde de Miami, entabló relación con políticos argentinos como Mauricio Macri, con Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa. ¿Qué impresión tiene de ellos?

Massa me visitó en el Ayuntamiento que da al mar, cuando era alcalde del municipio de Tigre que tiene muchos canales. Vio un barco que nosotros contratamos para recoger la basura y oxigenar el agua. Le llamó la atención y bajó a verlo. Habló con esa gente y los contrató para limpiar los canales del Tigre. Después yo lo visité en el Tigre. Macri fue muy amable, pero es menos apasionado que Massa. Larreta estuvo aquí y saludaba a todo el mundo, hablaba con toda la gente, era cariñoso. Macri es más rígido, es frío, un poco como DeSantis.