En un momento en que tantos venezolanos están llegando a Estados Unidos, la historia de Linda Briceño resulta especialmente inspiradora. Briceño dejó Venezuela hace 10 años y lo hizo porque tuvo la visión de lo que estaba por venir, tanto en las dificultades en su paÃs como en el potencial que podÃa explorar. Conversando con esta joven venezolana, esa visión de futuro sigue muy presente, cuando rápidamente apunta a los retos de la Inteligencia Artificial en el mundo de la música. Linda no es solo un ejemplo de cómo alcanzar el éxito, sino de cómo conocerse a uno mismo utilizando la experiencia de vida para forjar tu propia voz.
Vivir en Nueva York ha marcado su carrera como compositora, trompetista, productora y cantante, pero no esconde una necesidad de mirar hacia sus raÃces. Creció en Caracas, Venezuela, y llegó a la Gran Manzana en 2003. Tiene varios premios Grammy latinos y fue seleccionada por el "Foro Económico Mundial" de Davos como lÃder juvenil mundial (Global Shaper) por su labor como música y joven emprendedora.
Fuiste la primera mujer que ganó el premio Grammy latino como productora del año en 2018, pero también pionera como la primera de tu familia en salir del paÃs. ¿Cómo fue dejar Venezuela?
Yo llegué a Estados Unidos por dos razones: porque me dieron una beca completa para estudiar en The New School, que tiene una escuela de música muy importante, y luego por la situación polÃtica y socioeconómica en Venezuela que ya se estaba poniendo muy difÃcil. Los últimos 10 años han sido los más difÃciles para el paÃs, con muchas carencias económicas. En mi caso, estoy a cargo de mis padres y fui la primera mujer de mi familia que salió del paÃs. Llegué a Nueva York en el invierno más duro que se recuerda, en el 2003. Recuerdo el impacto de un frÃo que jamás habÃa vivido antes, que me hacÃa ver que esa etapa que estaba empezando no iba a ser fácil.
Tu caso no es el de alguien que sale del paÃs por necesidad. A tà te iba muy bien, pero tuviste una visión de que podÃas hacer mucho más.
Llegué y me quedé en casa de amigos, no tenÃa trabajo, venÃa de irme muy bien en Venezuela y tomé un riesgo. La oportunidad más relevante no fue ganar el Grammy en sÃ, sino que la oportunidad la creé yo al decidir venir a estudiar. Trato siempre de perseguir el conocimiento. Cualquiera puede ser famoso pero no cualquiera puede ser grandioso. Esto me lo dijo Wynton Marsalis cuando yo tenÃa 16 años y se me quedó grabado.
¿Cuál fue la clave de tu crecimiento?
Cuando estuve en la universidad, aproveché todos los mentores a los que estuve expuesta. Conocer la cultura y conocer la música para encontrarme a mà como músico, darme la oportunidad a mà misma de conseguir una voz y que esa voz se tradujera en discos y después que tuvieran reconocimiento. El reconocimiento es el resultado o visto bueno en la comunidad, obviamente abre puertas pero lo más bonito es conocerte a tà mismo. Si no consigues tu voz y no eres honesto con tu música la gente no va a conectar, y yo tuve la oportunidad de pasar tiempo a solas, explorar mi música y cometer errores, lanzar música con la que gente no conectó, equivocarme. Nunca se llega a un sitio especÃfico, se trata del viaje. La gente que conoces, las canciones que compones, las conversaciones con los extraños en el metro, ese es el premio mayor.
¿Qué significa para ti el éxito?
Para mi serÃa muy aburrido si la meta fuera llegar. Lo más difÃcil es mantenerse, sobre todo en la industria de la música y siendo mujer. Creo que lo más difÃcil es mantenerse y cómo tener esa capacidad de poder adaptarse. Esta industria está constantemente cambiando, ahora con la tecnologÃa de inteligencia artificial estamos siendo probados todos los que hacemos alguna forma de arte, tanto como actores, escritores o músicos, a punto de ser reemplazados por robots. Nos queda decidir qué vamos a hacer ante estos retos y ver como aprovechamos la tecnologÃa a nuestro favor. ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a poner a llorar o trabajar las leyes para que no nos amenacen como artistas? Están pasando muchas cosas y me parecen fascinantes y se trata de ver cómo nos mantenemos en el viaje saliendo ilesos.
¿Te consideras optimista pese a todas las dificultades que tenemos en el horizonte?
Me siento optimista siempre porque creo en los millenials, como es mi caso. Me tuve que adaptar a toda la automatización de la música y a las nuevas plataformas como Spotify. Me siento optimista porque hay nuevas generaciones que van a asegurarse que el legado por la música hecha por humanos va a preservarse. La mayorÃa de activistas del cambio climático son chicos jóvenes salidos de la escuela y le están hablando a presidentes y están llamando a la gente a pensar. El mundo va a estar en sus manos. Mientras haya juventud y niños curiosos por ver el planeta que estamos haciendo, tengo esperanza.
Tras 10 años viviendo en Estados Unidos, ahora te encuentras en un momento en el que miras hacia tus raÃces ¿Cuáles son tus próximas metas?
Ahora a corto plazo estoy enfocada en mi carrera como cantante y compositora. Estoy trabajando un álbum enfocado a recuperar mi identidad venezolana. Viviendo toda la vida en Venezuela, no conocÃa mi propia música y llegué a Estados Unidos haciendo jazz, tuve una crisis de identidad y estoy encontrando mis raÃces tratando de honrarlas. La gente no debe de olvidar de dónde viene.
Tu no olvidas de dónde vienes, pero te sientes a la vez muy neoyorquina.
Yo puedo crear en cualquier parte, gracias a la tecnologÃa produzco en cualquier parte del mundo, pero sà sigo escogiendo esta ciudad por su diversidad y honestidad. El neoyorquino está expuesto a tantos retos, pero al final hay una sensación de que todos estamos juntos que no consigues en otra ciudad. La gente no interactúa en otras partes como aquà con sus historias diferentes que nos hacen especiales.
La llegada a Nueva York de más de 100.000 inmigrantes durante el último año, en su mayorÃa venezolanos está creando un importante impacto en la ciudad ¿Cómo vives el arribo de tantos compatriotas que están cruzando la frontera?
Como emigrante mi historia es muy diferente a la de las personas que están llegando ahora de la frontera, sus condiciones son muy vulnerables, y como creyente pienso que nuestro deber es crearles un espacio para que puedan desarrollarse y tener un buen futuro. Vivimos aquà también otras tensiones polÃticas, pero confÃo que la sociedad venezolana, tan diferente de otras migraciones, pueda prosperar.
¿Te preocupa el estigma que se pueda estar creando para los venezolanos?
Todas las migraciones en masa siempre vienen con xenofobia y estigma, y es uno de los retos que vive todo emigrante independiente de donde vaya. Al mismo tiempo, son cosas que cambiarán con el tiempo, y es deber de los venezolanos probar que se equivocan en juzgarles. ConfÃo en que la comunidad que llega a Estados Unidos tendrá la capacidad de adaptarse rápido. Este es un paÃs que te da la oportunidad, pero está repleto de normas. Tocará insertarse en la sociedad y dar fruto en los próximos 15 años, con el tiempo veremos su impacto.
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