José no sabe dónde está parado. "Disculpe. Aquà donde estamos ahora, ¿cómo se llama?", le pregunta con total desconcierto a LPO. José está en San Ysidro, un distrito de la ciudad de San Diego, California, justo al norte de la frontera con México. Es un migrante ecuatoriano que tuvo que huir de su paÃs sin ninguna intención previa de llegar a los Estados Unidos. Pero no tuvo más alternativa que hacerlo para salvar su vida. Fue huyendo y escondiéndose hasta que llegó a California.
En realidad José no se llama José. Por motivos de seguridad, prefiere no identificarse por su nombre verdadero. Es o era un empresario ecuatoriano al que la pandilla narco de "Los Lobos" le ofreció ampliar su mercado a través de un atractivo préstamo. Pero la oferta resultó esconder lavado de dinero y, cuando lo amenazaron, huyó. Porque se enteró que los pandilleros estaban asociados con un cartel mexicano.
"Cuando crucé de México a California, las autoridades me tuvieron detenido tres dÃas, que para mà fueron los primeros en los que dormà tranquilo. Me sentà seguro por primera vez en mucho tiempo", dijo José. Luego, en la mañana del martes, un autobús de la Patrulla Fronteriza estadounidense lo llevó a él y a docenas de migrantes a una calle de San Diego, donde los dejó sin darles ninguna explicación.
José es solo uno de hasta 600 migrantes que, desde la semana pasada, la Patrulla Fronteriza abandona en promedio diario en las calles de San Diego. La nueva polÃtica de las autoridades del condado de San Diego se dio a raÃz del cierre de un albergue. Ahà acogÃan a todos los migrantes detenidos al cruzar a Estados Unidos en busca de asilo.
Pedro RÃos, el director del Comité de Servicios de los Amigos Americanos, una organización social religiosa que ayuda a los inmigrantes, habló con LPO. La charla se dio mientras RÃos trataba de instruir a las decenas de inmigrantes que la Patrulla dejó en libertad condicional. ¿Cuántas personas son? RÃos calcula que entre 400 y 600 por dÃa. Cada una tiene una fecha para presentar su caso ante una corte de migración. Pero por el cúmulo de casos, las citas en tribunales están muy retrasadas.
José, el empresario ecuatoriano exiliado, deberá presentarse ante un juez de migración recién en el verano del 2025. Mientras tanto sus familiares en Estados Unidos deberán hacerse cargo de sus gastos, porque él carece de permiso para trabajar legalmente en el paÃs.
Pero ahora José tiene otras urgencias. Primero debe encontrar el camino hasta sus familiares, en medio de una cultura e idioma que desconoce, desde una ubicación que desconoce por completo. Sólo podrá salir con la ayuda oportuna de RÃos.
El activista en favor de los derechos civiles explicaba a los migrantes que un autobús alquilado por organizaciones los llevará al aeropuerto de San Diego. Y que ahà podrán recoger boletos que les compren sus familiares para continuar hacia sus diversos destinos en el paÃs.
Pero RÃos también se topa con adversidades. Mientras orienta directamente a quienes hablan inglés y español, tiene que encontrar entre los mismos migrantes quien le ayude a traducir al portugués, al francés y al chino. Y todo eso en una misma mañana. La Patrulla Fronteriza informó que tiene que liberar a los migrantes detenidos porque carece de suficiente espacio e infraestructura, pero también de suficientes agentes para atender el número creciente de personas que cruzan la frontera en busca de asilo.
A lo largo de las últimas décadas, la Patrulla se enfocó exclusivamente en medidas de corte policiaco e incluso militar para contener la migración indocumentada. Pero en los años recientes el flujo migratorio cambió de personas que buscaban trabajo a las que buscan asilo, huyendo de la violencia y hasta del cambio climático. Asà que la Patrulla de pronto se vio ante una ola de hasta 300.000 migrantes mensuales que requieren de una infraestructura inédita. Para asistencia por motivos humanitarios, las autoridades cuentan con limitadas celdas que son para castigos.
Desde el Departamento de PolÃtica Fronteriza e Inmigración de Seguridad Nacional negaron ante LPO que exista una polÃtica de fronteras abiertas. Al contrario, recordaron que, desde el 12 de mayo pasado, cuando terminó la emergencia restrictiva del TÃtulo 42, el gobierno de Joe Biden concretó más de 530.000 retornos, repatriaciones y expulsiones. Se trata de una cifra récord para ese perÃodo de tiempo.
En San Diego, las autoridades locales consiguieron dos veces fondos federales para aliviar la situación. Pero ese presupuesto de 6 millones de dólares se agotó, y el gobierno federal no está dispuesto a ampliarlo, especialmente cuando el tema de la migración ocupa la cúspide entre las campañas electorales. La reforma migratoria impulsada por Biden y acordada por un sector de los republicanos choca contra el ala trumpista de los GOP. AsÃ, el proyecto naufraga en el Congreso.
Este jueves Donald Trump y el presidente Biden coincidirán en la frontera de Texas. Ambos de campaña, hablarán de la migración y no precisamente de medidas compasivas para los solicitantes de asilo. "Ambos compiten para ver quién es el polÃtico más represivo contra las personas migrante, especialmente cambiando los derechos que tienen las personas que buscan asilo en este paÃs", opina RÃos ante este medio, en un alto de su asistencia a los desorientados recién llegados a los Estados Unidos.
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