La crisis fronteriza se juega en varios escenarios en simultáneo. El acuerdo bipartidista impulsado por Joe Biden se empantana en el Congreso, tanto en el Senado como la Cámara de Representantes, por orden de los halcones trumpistas. El expresidente y sus seguidores se niegan a facilitarle un avance al gobierno demócrata en un tema tan sensible electoralmente. A raÃz de esa estrategia, Biden ensaya un contragolpe. Su táctica es exponer a Trump como responsable sin dejar de actuar, para no mostrarse débil e impotente ante el desborde migratorio.
Respecto al problema en sÃ, la Casa Blanca analiza un plan B. Según averiguó LPO, el gobierno no descarta tomar medidas ejecutivas que no requieren aval del Congreso. Pero el oficialismo todavÃa no se resigna a que el proyecto de reforma naufrague.
"Como destacó nuestro presidente, el congreso necesita aprobar la legislación que fue acordada para miembros de ambos partidos polÃticos, para darnos las herramientas y recursos que necesitamos para expandir nuestra capacidad de imponer consecuencias en la frontera y aumentar la seguridad nacional", afirmó el argentino Blas Núñez-Neto, subsecretario de PolÃtica Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional. El funcionario dialogó con LPO y otros medios.
Inédita ofensiva de Ted Cruz para que Trump también tome el control del Senado
Núñez-Neto puso en pausa su tono polÃticamente aséptico y definió al proyecto como un "acuerdo justo, duro y que toma medidas significativas para abordar desafÃos que enfrentamos en la frontera tras décadas de inacción en el Congreso". Y agregó que "vamos a insistir para que el partido republicano pare de hacer juegos polÃticos y enfrente el problema que tenemos".
En paralelo, desde un acto de campaña realizado en Nueva York, Biden aseguraba que algunos congresistas republicanos comprometidos con el plan de reforma "se están retirando en el último minuto porque Donald Trump los llamó y los amenazó".
El subsecretario de PolÃtica Fronteriza reconoció que el debate sobre la inmigración polariza al paÃs. "Por eso no vimos una nueva legislación desde hace décadas", explicó. La última gran reforma a las leyes de migración se realizó en 1986, cuando el expresidente Ronald Reagan permitió que millones de indocumentados que ya vivÃan en el paÃs regularizaran su situación.
"Pero tenemos alguna esperanza de que ambos partidos reconozcan la seriedad del problema acá y en todo el mundo y aprueben la ley", rogó en ronda de medios el funcionario de Biden.
En la conferencia también estuvo Jason Owens, jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Owens aseguró que trabaja junto a los funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y reveló una nueva modalidad en los intentos de cruces. "Vemos hombres solteros que tratan de pasar como si fuera parte de una familia con niños drogados. Lo vemos frecuentemente. Estamos colaborando con fiscalÃa para imponer cargos graves", adelantó.
Desde el 12 de mayo pasado, cuando terminó la emergencia restrictiva del TÃtulo 42, a raÃz de la pandemia, el gobierno concretó más de 530.000 retornos, repatriaciones y expulsiones. "Seguimos imponiendo consecuencias graves para las personas que cruzan de forma ilegal. Se trata de mudanzas a paÃses de todo el mundo, y supone un récord para ese perÃodo de tiempo", se jactó el subsecretario de PolÃtica Fronteriza e Inmigración.
El proyecto de ley impulsado por la Casa Blanca supone un endurecimiento de los controles y los requisitos para otorgar asilos. Le darÃa al presidente el poder de cerrar la frontera si la detección de migrantes alcanza un promedio de 4.000 por dÃa durante una semana. Además aumentarÃa el personal fronterizo y sumarÃa 100 jueces de inmigración. El acuerdo a su vez financiarÃa la compra de 100 nuevas máquinas para detectar fentanilo en la frontera y aumentarÃa las penas por tráfico.
Please do not cut or paste our notes on the web, you have the possibility to redistribute them using our tools.