Escala el conflicto abierto entre el vocero de AMLO, Jesús Ramírez Cuevas, y el jefe de los superdelegados Carlos Torres Rosas. Según mencionan funcionarios de Palacio Nacional a LPO, el último foco de tensión es el portal de Programas para el Bienestar, iniciativa digital a cargo de Torres y por fuera del eje de acción del vocero presidencial, que se ha convertido en un operador político central de Palacio Nacional.

En el portal, además de la descripción de los diversos apoyos que ofrece la 4T, se observa un fuerte protagonismo del encargado del aspecto técnico de los programas, quien aparece en reiteradas fotografías lo cual refuerza la tesis de que ya busca su futuro en el próximo sexenio.

Semanas atrás, Torres fue acusado internamente por Cuevas a causa de la derrota de Morena en la elección del estado de Durango. El vocero es una suerte de creador de corrientes de pensamiento al interior del obradorismo "pura sangre", construyendo filtros que deciden quién entra al círculo más pequeño del Presidente y quién queda afuera.

De momento, en esa búsqueda de filtrar colaboradores, el vocero parece correr con desventaja. Porque en este caso Torres ha construido amistad con Adán Augusto López Hernández -quien desprecia no tan silenciosamente a Ramírez Cuevas-, con el coordinador de asesores Lázaro Cárdenas Batel y, fundamentalmente, con el particular Alejandro Esquer, que presume de ser más inaccesible que el propio Andrés Manuel López Obrador.

Cerca de Esquer, justamente, hacían ayer miércoles la lectura de los dichos del vocero en la Universidad de Xochimilco, donde Ramírez cargó contra quien fuera el particular de Enrique Peña Nieto, Edwin Lino. En su conferencia Ramírez dijo que Lino cobraba comisiones para acceder a Peña Nieto. Los empleados de Esquer dicen que fue un mensaje solapado hacia Torres, cuyos familiares tendrían conocimiento de ese ducto de influencias y negocios.