La Cámara de Diputados dictaminó este martes la ley de software con las modificaciones realizadas en el Senado que redujeron los beneficios a las grandes empresas y este miércoles será sancionada en una nueva sesión remota. 

Pero Cambiemos anticipó su rechazo y hasta advirtió que, como quedó el texto, la ley podría excluir a las pymes tecnológicas porque uno de los requisitos para mantener los beneficios es que no varíe la plantilla de personal de un año a otro. 

"¿Cuál es la base para calcular el empleo en un sector que tiene alta rentabilidad? En Bahía Blanca hay un polo tecnológico y estuvo por ir Amazon. Si llegaba, se iban todos a trabajar a Amazon y las pymes no hubieran accedido al beneficio. Carece de sensatez", se quejó Karina Banfi, de la UCR.  

Banfi contó que en mayo tuvo una reunión con el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas para acelerar el proyecto que había enviado en febrero en reemplazo de la ley sancionada el año pasado, denominada de promoción a la "economía del conocimiento". El Gobierno la considerada un colador fiscal porque permitía acceder a los beneficios fiscales a empresas de casi todos los rubros que incursionaran por el software.  

El Senado devolvió la ley de software a Diputados con menos beneficios a grandes empresas

El proyecto fue aprobado con algunos retoques en junio, pero en el Senado el oficialismo no lo recibió bien, porque sus referentes consideraron que se seguía favoreciendo a las empresas más grandes y a otras que nada tienen que ver con el sector. 

"El Estado no puede ser socio bobo de aquellos que ya no lo necesitan y pueden caminar solos", dijo el viernes Anabel Fernández Sagasti, vicejefa del Frente de Todos en el Senado, cundo explicó el viernes las modificación a la ley que aprobarían y enviarían a Diputados. 

"Si la autoridad de aplicación tiene discrecionalidad no hagan una ley. Hagan una política pública. La incoherencia es donde se apoya la política productiva de este gobierno. No estamos dando nada con esta ley", se molestó Banfi después de leerla. 

Pero sería sancionada este miércoles, con respaldo de los bloques aliados. "Lo que hizo el Senado fue parar la pelota con un escalonamiento que favorezca a las pymes, porque esta ley no la discutimos con Mercado Libre sentado en la mesa. Si repartimos una torta del 3 por ciento del PBI no se la podemos a dar a grandes empresas para que no paguen los aportes patronales", planteó José Luis Ramón, del bloque Unidad para el Desarrollo, 8 diputados que ayudarán para llegar a una mayoría. 

El principal cambio del proyecto es la segmentación de la reducción del impuesto de Ganancias: será de 60% para las pymes, 40% para las medianas empresas y 20% a las más grandes. Se mantiene un bono fiscal del 70%, que podrá escalar al 80% si se contratan mujeres, travestis transexuales y transgénero. Pero no servirá para pagar Ganancias y no será transferible. "La idea de este bono era cancelar todos los impuestos nacionales, pero eliminaron Ganancias. Y encima el crédito fiscal será computado para pagar ese impuesto. Es absurdo", se quejó el radical Luis Pastori.

Para acceder a los beneficios, las compañías deben tener el 70% de sus ingresos procedente del rubro tecnológico. Las que más facturen deberán invertir el 5% de la masa salarial en capacitación de sus empleados y/o destinatarios en general, las pymes el 2% y las mipymes 1%. También habrá diferencias en el aporte obligatorio a investigación y desarrollo (3% para las grandes, 2% y 1% para medianas y chicas) y en el porcentaje de facturación que deberán exportar con las actividades promovidas: el 13%, 10% y 4% respectivamente.  

Tampoco le gustó a Cambiemos este recorte. "La diferencia entre una empresa grande y una mediana es facturar 600 millones. ¡No podemos seguir con esta cultura antiempresaria!. Mercado Libre le está peleando el control del Correo a Amazon en Brasil", comento Jaime Campos, de la Coalición Cívica.

El plenario fue coordinado por los diputados Pablo Carro y Carlos Heller, presidentes de las comisiones de Comunicación y Presupuesto, que habían encabezado el que hace tres meses aprobó el dictamen reescrito en el Senado, que tuvo hasta una exposición de Kulfas. "Yo ese día no hablé, porque no estaba de acuerdo con muchas cosas", rememoró Heller.