Volodímir Zelenski fue la figura destacada en un elenco deslucido de mandatarios extranjeros que participaron este domingo de la asunción de Javier Milei. El presidente ucraniano recorrió más de 12 mil kilómetros de Kiev a Buenos Aires -aunque hizo una escala en Cabo Verde, África, donde se encontró con el primer ministro Ulisses Correia e Silva- para asistir a la ceremonia, invitado por el equipo del libertario, que busca presumir del alineamiento occidental del nuevo gobierno argentino.
Para Zelenski es una oportunidad de aceitar las relaciones con América Latina justo cuando el respaldo a la guerra con Rusia empieza a flaquear entre sus socios tradicionales. Esta semana, el Senado estadounidense bloqueó un paquete de ayuda de 61.000 millones de dólares para Ucrania en un abierto desafío a la administración Bien, que ya comienza a evaluar algún tipo de negociación con Vladimir Putin para poner fin al conflicto.
Advierten que el show de Bolsonaro con Milei podría perjudicar las relaciones con Brasil
La ofensiva rusa en el este ucraniano se intensificó en las últimas semanas, como reconoció el comandante del Ejército de Ucrania, Oleksandr Sirski, y Zelenski está apurando el ingreso de su país a la Unión Europea, algo que parece lejos de concretarse en el mediano plazo (apenas hay consenso en el bloque), para que se mantenga el envío en armamento y la política de sanciones a Moscú. De hecho, durante el traspaso de mando en el Congreso argentino, se dio un cruce inesperado.
Allí Zelenski se acercó a Víktor Orban, el ultraderechista primer ministro de Hungría, un dirigente cercano a Putin y uno de los más reacios a la hora de sostener al Ejército ucraniano desde la UE. Horas antes de aterrizar en Buenos Aires, Orban se opuso a la entrada de Ucrania al bloque europeo porque es uno de los países más corruptos del mundo y que no ha encarado ninguna reforma para conseguir la adhesión. Es difícil que Kiev, donde impera la ley marcial desde el arranque de la invasión rusa en febrero de 2022, pueda encarar ese proceso en el contexto actual.
El mandatario ucraniano no se sacó fotos con Orban, que llegó a Argentina en representación de la internacional de extrema derecha que reúne, entre otros, al español Santiago Abascal y el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. El líder de Vox apenas mantuvo un encuentro con Milei antes de su asunción, pero el rival de Lula da Silva tuvo un lugar destacado junto a las delegaciones internacionales que viajaron a Buenos Aires.
Con la presencia de Zelenski, Milei intentó hacer un equilibrio entre sus aliados naturales "antiglobalistas" de la Carta de Madrid, el manifiesto que reúne a los partidos de la extrema derecha europea y latinoamericana, y un acercamiento con Estados Unidos, que estará gobernado por Joe Biden hasta las elecciones presidenciales de noviembre. Donald Trump, uno de los referentes del libertario, podría volver a la Casa Blanca, pero todavía le espera más de un año con los demócratas en el poder.
En ese alineamiento se explica la visita del canciller israelí Eli Cohen, que vino en representación de Benjamin Netanyahu, a quien Milei le brindó total apoyo en la incursión a la Franja de Gaza para atacar las posiciones del grupo terrorista Hamas. La relación cercana con Israel será crucial en estos cuatro años. El presidente llegó a prometerle a Netanyahu que mudará la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, a contramano de la ONU y el derecho internacional y en sintonía con Trump, que concretó el traslado en mayo de 2018.
Escasa presencia internacional: sólo 8 presidentes participaron de la asunción de MileiMás allá de las intenciones geopolíticas de Milei, hubo un gesto que explica en parte la visita de Zelenski. En el Salón Blanco de la Casa Rosada, el presidente le obsequió a su par ucraniano una menorá, un candelabro judío que forma parte del ritual de la festividad de Januka, a la que Milei hizo referencia en su discurso a las puertas del Congreso. Zelenski es el primer mandatario judío de su país y Milei es un estudioso de la Torá y está en proceso de conversión al judaísmo. El abrazo entre ambos y el regalo simbólico marca una afinidad que transciende lo político.
Zelenski capitalizó su primera visita a América Latina con varias reuniones con sus pares de la región. Mantuvo conversaciones a puertas cerradas con el uruguayo Luis Lacalle Pou y el paraguayo Santiago Peña, quienes le brindaron su apoyo desde el inicio de la invasión. En el caso de Peña, tuvieron una comunicación virtual a principios de noviembre, pese al enojo de Rusia, uno de los principales mercados de la carne procedente de Paraguay.
En el acto de traspaso de mando, el ucraniano se sentó al lado del chileno Gabriel Boric, quien también se posicionó del lado de Kiev apenas Putin lanzó su ofensiva contra la región este de Ucrania. Zelenski se reunió además con el ecuatoriano Daniel Noboa y le agradeció la condena de Quito a la invasión rusa en la ONU. Para el líder ucraniano cualquier apoyo es bienvenido cuando la guerra entra en una etapa de estancamiento.
Para Zelenski, el encuentro con Orban fue un mal trago en medio de las conversaciones con los presidentes latinoamericanos, pero su objetivo de máxima es que la presión internacional a Rusia no disminuya al menos hasta que Ucrania pueda alcanzar una negociación lo menos perjudicial posible con Putin, en el peor de los escenarios, y ante el desgaste lógico entre sus principales aliados.
En cambio, para Milei es una oportunidad de mitigar sus alianzas en el exterior con una aproximación a la OTAN y a la Casa Blanca. Pese al revés en el Congreso estadounidense, Biden redobló su compromiso con Ucrania y advirtió que en la guerra lanzada por Rusia se juega el liderazgo global de EEUU. Es un aviso del que parece haber tomado nota la nueva Cancillería argentina.
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