Santiago Peña dio un paso adelante en los preparativos para la edición centenario de la Copa Mundial 2030, que tendrá hasta el momento a Paraguay, Uruguay y Argentina como anfitriones de los partidos inaugurales. Tras algunas reuniones de tinte más político en Asunción junto con el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, los mandatarios volvieron a encontrarse este jueves en un contexto más relajado, aunque no menos importante, para la firma del primer documento con la FIFA.
A los presidentes de los dos países los acompañaron el titular de la FIFA, Gianni Infantino, y el de la Conmebol, Alejandro Domínguez. Con la firma del acta, se dio el primer paso para lo que será el primer Mundial disputado en tres continentes, ya que además de los partidos inaugurales en los países sudamericanos, se jugarán partidos en España, Portugal y Marruecos.
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En octubre, el consejo de la FIFA había acordado que los estadios tengan la capacidad para albergar a al menos 80.000 espectadores, requisito con el que no cuenta ninguno en Paraguay. Hasta el momento se desconoce si se recurrirá a la ampliación de alguno existente o a la construcción de uno nuevo y con qué dinero.
Un año antes, el propio Infantino había propuesto a Israel y a Emiratos Árabes Unidos como potenciales sedes, en una clara muestra de la inclinación hacia Oriente que mantiene actualmente la máxima instancia del fútbol, que tuvo como última sede a Qatar, donde la selección argentina resultó ganadora.
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Tanto Qatar como los Emiratos Árabes Unidos tienen una fuerte conexión económica y política con el expresidente argentino Mauricio Macri -actual presidente de la Fundación FIFA y socio de Horacio Cartes-, quien no esconde su amistad con Tamim bin Hamad Al Thani, emir qatarí, a quien incluso le adjudicó la liberación de rehenes argentinos secuestrados por la organización terrorista Hamas en el ataque a Israel.
El emir, que tiene señalamientos por el supuesto financiamiento a la milicia palestina, también tiene vínculos con Macri a través del fútbol. Recientemente, en la disputa electoral por la presidencia de Boca Juniors -club del que Macri fue presidente- Juan Román Riquelme, quien resultó reelegido, había contado que Macri le había insistido para que el número 9 de la selección catarí sea fichado a cambio de mantener el patrocinio de Qatar Airways.
El emir además aprovechó esa cercanía con Macri para, durante la presidencia de este último, adquirir grandes extensiones de tierra en la provincia de Chubut, en una transacción multimillonaria, según medios argentinos que citan a miembros de la comunidad Mapuche. Los mismos medios también atribuyen esa compra de tierras a otro emir, Mohammed Bin Rashid A Maktoum, de los Emiratos Árabes.
Asimismo, señalan al propio emir como propietario, junto con el extenista Gastón Gaudio, de un complejo de esquí en Bariloche, gestión por la que Macri, junto con su exvicepresidenta y otros funcionarios fueron acusados de administración fraudulenta y negociaciones incompatibles con la función pública, al incluir fondos de la seguridad social (ANSES) en un dudoso convenio bilateral con Qatar.
En medio de este contexto crece la preocupación por el resurgimiento del modelo de negocios de sociedades anónimas en el fútbol, del que el propio Macri, con el financiamiento catarí, fue el principal promotor, aunque sin éxito en Argentina. El mismo modelo fue planteado al mismo tiempo en Paraguay, apenas iniciado este periodo parlamentario por la senadora Lilian Samaniego, cuando la política disidente todavía buscaba acercarse al movimiento de Cartes, amigo y socio de Mauricio Macri.
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